Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Silvio Rodríguez
Todos
los pronósticos dicen que el mundo no va a dejar de crecer. Y mientras más
gente haya, más lejos quedarán las posibilidades de equidad y justicia.
Los
países más grandes gastan, despilfarran y aceleran el fin de los recursos, pero
los hábitos de consumo en la que están inmersos no les permite retractarse.
Han
acostumbrado a la gente a la idea de que ser así es vivir en libertad, que
vivir de otra forma es dejar de ser libre. Esa es la tasa insostenible que
tiene en crisis a muchos países, de la que difícilmente saldrán con más
justicia social.
Unos
pocos países ricos, desde hace años desarrollan planes para adueñarse de todo
lo útil que va quedando en el planeta. Hay libros, documentales, miles de
testimonios que lo prueban. Lo estamos viviendo cada día. Se dice que en los
próximos años las guerras serán por el agua, ya ni siquiera por petróleo.
Estos
pocos países, armados de bombas y cañones, quieren decidir la suerte del
planeta y, bajo su lógica egoísta, mucho pudiera ser sacrificado.
El
mundo orwelliano es el que imponen los proyectos de dominación, basados en la
fuerza.
¿Qué
queda de la declaración de los derechos del hombre, ante eso?
¿Dónde
están la libertad, la igualdad y la fraternidad de un mundo donde impera la ley
del más fuerte?
Yo soy
del sur. Por geografía y por trayectoria soy de la parte condenada. Pero no me
resigno a la discriminación y al abuso. Y me niego a servir al poderoso para
que me tome en cuenta. Allá los que lo hacen; cuestión de criterios.
Yo creo
que gozo de tan buena Historia como cualquiera y siento sano orgullo de mi
sangre mestiza, que cuando no puede crecer hacia afuera sabe crecer hacia
adentro.
Y que
lo que me deseen tengan.
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