Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Entrevista
a Gustavo Rodríguez Ostria
Estuvo
en La Paz
para participar de la evaluación anual
del servicio exterior, un evento que tuvo lugar una semana antes de la Navidad.
Accedió a conversar con Animal Político sobre su más reciente investigación que estará plasmada en un libro de 570 páginas y que está siendo
sometido a una aguda revisión de detalle antes de que pase a las fauces de la
rotativa.
—
Pasó octubre y nos quedamos con la inquietud de conocer su libro. ¿Ya le puso
nombre?
—
Aún no tiene nombre, pero en realidad el texto está acabado y es que cuando uno
hace una investigación histórica, ésta nunca está acabada; está abierta porque
depende de tu propia interpretación, pero también de los documentos
disponibles. Cuando hice la investigación sobre Tania (Tamara Bunke), que fue la
única mujer en la guerrilla del Che, comencé a mirar esta otra parte de la historia de
la lucha armada (...) a partir de ese texto. Empecé a reunir documentación y en eso me nombran embajador y ahora
todo esto demanda tiempo adicional.
—
¿Qué hallazgos tiene el libro?
—
Ahorita, ese texto ya tiene 570 páginas que tienen que ver solo con el paso del Che en
Bolivia. Ahora
bien, lo que puedo decir es esto: busqué
fuentes testimoniales y documentales; he
trabajado en distintos archivos, como por ejemplo los archivos de la República
Checa que permiten seguir las relaciones entre los comunistas bolivianos, los
checos y los húngaros (...). Esa es una fuente
documental nunca explorada y clave porque los checos tuvieron una relación temprana con los comunistas de Cuba.
Hay
una decena de autores que exploraron la vida de Guevara,
pero en la parte de Bolivia son extremadamente débiles, desde el punto de vista de investigación documental testimonial. Entonces
lo que hice fue buscar en esas fuentes y archivos.
—
Entonces, hay revelaciones...
—
Hay cosas muy interesantes sobre la forma en la que los comunistas bolivianos
veían la guerrilla. En esos años (las décadas de los 60 y 70), cuando tú ibas a
Cuba no existía un vuelo directo. Para
despistar a los sistemas de seguridad de Estados Unidos,
para ir, tenías que llegar a Buenos
Aires; de allí a París, donde te cambiaban de pasaporte para ir
a Praga (República Checa),
luego a Cuba,
después de una vuelta. Esto
está documentado en el Plan Manuel y
estos documentos existen y tengo una lista de todas las personas que usaron esa
vía para ir a Cuba, incluyendo a varios bolivianos,
muchos de ellos aún
viven.
Pero
hay otros documentos sobre los que he trabajado y que proceden de los sistemas
de seguridad de la hoy extinta República Democrática Alemana. Son
documentos muy importantes, porque ellos también tenían una
preocupación sobre lo que estaba
pasando en Bolivia, sobre todo en el caso de Tamara Bunke. Esas
fuentes nunca fueron exploradas y trabajé con
archivos de militares bolivianos, como el que tiene la familia del general Zenteno Anaya y
de Saucedo Parada, quien era jefe de la inteligencia
militar de la Octava división.
—
¿Qué aportan estos archivos?
—
Dos cosas. La dinámica
militar y acceder a datos que nunca antes habían sido explorados (...), como
aquellos de la Europa del este, además de testimonios. También trabajé con los
documentos desclasificados del Departamento de Estado y de la CIA que
muestran la dimensión del
pensamiento norteamericano, cómo pensaban y qué información recibían. Ahora, la
investigación tiene dos huecos documentales; los archivos de Rusia y
los de Cuba que están
cerrados por decisiones de sus gobiernos. Si bien
cayó el régimen
soviético en los 90, ahora esos archivos no se
pueden ver a menos que tengan 75 años de antigüedad.
—
¿Y cuándo piensa presentar este libro, la
investigación?
—
El texto está listo, pero no tengo dos semanas para hacer una revisión a
detalle (...). Quería
hacerlo para los 50 años del Che en
Bolivia. Quiero que sea un texto que marque una época y yo te aseguro que lo
que está ahí nunca antes ha estado en ningún otro lado. Vas a encontrar
documentos, análisis. Hay respuestas a varias
preguntas sobre el paso del Che en Bolivia.
—
¿Por dónde llegó el Che?
—
Si uno lee los documentos muy valiosos que ha publicado Carlos Soria Galvarro
sobre las comunicaciones entre La Habana
y Bolivia (...) y las comunicaciones de Ariel,
que es el nombre de guerra de (cubano) Juan Carretero,
quien dice que llegó por Chile, uno puede creer que fue por allí, pero yo creo
que lo hizo a través de un vuelo de Varig, por Brasil (...). El Che no
corrió riesgos y esto era parte de una operación encubierta. Si
ahora alguien me dice que habló con el Che,
que se tomó un café con él, pues no le creo. Llegó (a finales de 1966) a Bolivia con una
fisonomía tan cambiada que ni sus hijos fueron
capaces de reconocerlo. El Che era un tipo muy desconfiado y preciso en las
cosas que él hacía, andaba dando pistas falsas siempre.
Además, él dice en su diario que ingresó por Cochabamba y hay que ver los
periódicos de la época que reportan los vuelos de esa aerolínea brasileña.
—
¿Ahora cómo se engrana esta investigación con la que acaba de publicar el Centro
de Investigaciones Sociales (CIS) de la Vicepresidencia
sobre la izquierda y los movimientos indígenas?
—
Había hecho el libro de Teoponte, después el de Tania y el texto sobre el Che
estaba en marcha, pero en borrador y comencé a
mirar una conexión entre
la Guerrilla de Teoponte (1970) con los
movimientos armados de Argentina. Entonces
escribí un texto sobre la posguerrila, sobre el PRT, el
Partido Revolucionario
de los Trabajadores
y el ELN. Sobre
la base de ese texto me pidieron que yo escribiese algo de cómo miraba esa izquierda el mundo indígena
campesino. ¿Qué es lo que hallé? La guerrilla guevarista es rural, mientras la
tradición más clásica del marxismo habla de una lucha
urbana y rápida. El Che
habló de una prolongada lucha y rural.
Al
final, muere el Che y su organización, el ELN,
retoma la idea con la incursión de Teoponte
a partir de una lógica
rural (...). El ELN
hace luego una relectura de esto.
El
mundo indígena y la guerrilla
Con
el seudónimo de El Tupajín, Zenón Barrientos
Mamani escribió una reflexión sobre los
vínculos del mundo indígena con los principios de la guerrilla que lideró en
Bolivia Ernesto Che Guevara. El
historiador Gustavo Rodríguez Ostria, quien actualmente es embajador
de Bolivia en Perú,
recupera este escrito en Los partidos de izquierda ante la cuestión indígena
1920-1977, una reciente publicación del Centro
de Investigaciones Sociales (CIS) de la Vicepresidencia. En este
texto, también aportan los
investigadores Carlos Soria Galvarro,
Huáscar Rodríguez García y Raúl Reyes.
“Barrientos Mamani murió en un asilo hace unos
cinco años”, afirma Rodríguez Ostria, quien además asegura que el único
ejemplar firmado por El Tupajín está en su
poder. El
historiador también
revela que pudo conversar con él hace
varios años.
“La izquierda era obrerista, mientras que el
mundo indígena era relegado. El Tupajín llega a reflexionar sobre cómo debe ser
un militante guerrillero en el mundo indígena”, dice el historiador, quien
luego precisa que este documento no llegó a formar parte del compilado que el
Ejército de Liberación Nacional (ELN) llegó a publicar sobre los debates de este
movimiento que en 1975 se convirtió en el
Partido Revolucionario
de los Trabajadores
(PRT).
“Incluso existen textos que refutan el aporte,
niegan la existencia de las nacionalidades”, declara Rodríguez Ostria luego de
señalar que el ELN se planteó una “relectura” de sus inicios guevaristas que
proponían una lucha rural y prolongada, incluso sobre la base de planteamientos
vinculados con la plurinacionalidad.
El
texto de Rodríguez Ostria también indica que las ideas de El Tupajín quedaron relegadas frente a una visión tradicional del obrerismo.
Entrevista
realizada por Mauricio Quiroz
Foto: José Lavayen
Perfil:
Gustavo
Rodríguez Ostria divide su tiempo entre sus tareas diplomáticas y su más
reciente investigación sobre la guerrilla del Che en
Bolivia que será
publicada en 2018, un trabajo sobre el que promete datos inéditos por efecto de las fuentes
documentales y testimoniales a las que accedió.
Nació:
La Paz el
27 de junio de 1952. Profesión:
Historiador y economista. Ocupación:
desde 2014 es embajador de Bolivia en Perú.
Autor
de ‘Teoponte, la otra guerrilla guevarista en Bolivia’ (2006) y ‘Tamara, Laura,
Tania: un misterio en la guerrilla del Che’ (2011), entre otras investigaciones
históricas
Síguenos en Facebook: Escuela Nacional de Formacion Politica
y Twitter: @escuelanfp
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios