Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Fernando Rodríguez U.
La
bandera de los derechos humanos, en el pasado uno de los ejes de la acumulación
política contra las dictaduras y el neoliberalismo, ha sido expropiado, con la
complicidad de algunos izquierdistas, por los dirigentes de la derecha que
siempre negó y pisoteó los DD.HH.
Al
salir de una oficina pública relacionada con los derechos humanos, me topé con
un cuadro dramático: era una abuela, de al menos 90 años, quien semi dormida y
acostada sobre su q’hepi pedía limosna con un vasito en la mano.
Esa
imagen me llevó a al terreno de la crítica y autocrítica pues siendo militante
del proceso y defensor de los derechos humanos de toda la vida, tenía
sentimientos encontrados. Producto de las reflexiones que originó la escena,
comparto el presente balance.
La
derecha y los derechos humanos
Quienes
conocemos los avatares de las luchas por los derechos humanos, nos quedamos
sorprendidos cuando encontramos que los violadores estructurales de los
derechos humanos tanto civiles, como políticos, culturales, sociales,
económicos y ambientales, como Sánchez Berzaín, Tuto Quiroga, Paz Zamora, Doria
Medina, Rubén Costas entre otros, hoy son los abanderados de la defensa de los
mismos.
Esos
personajes que toda la vida explotaron a sus trabajadores, les cuestionaron el
derecho a la organización y a la huelga, persiguieron a sus dirigentes hasta
residenciarlos e incluso exilarlos, pretenden convertirse hoy en militantes de
la defensa de los derechos humanos, posesionándose como adalides, gracias a uno
de los instrumentos de conspiración que usa imperialismo: la guerra mediática.
Su
bombardeo crea corrientes de opinión, que divide a la sociedad entre los buenos
y los malos, entre demócratas y dictadores, entre los éticos y los corruptos,
es un poderoso instrumento que viola los derechos de las personas a informarse,
pues lo que produce son falsedades y mentiras, que distorsionan la realidad
para manipular conciencias, proponiendo desde las redes acciones de las que no
se hacen responsables, pero incitan a que sus seguidores, embaucados por las
imágenes y mensajes que les envían dosificadamente, a exponerse en acciones de
movilización que en su grado mayor, siempre llegan a la violencia que afecta al
Estado y sus instituciones y convierte a los “desobedientes civiles e
insurrectos”, en víctimas de la represión estatal.
Así
mediáticamente aparecen como las víctimas de la violencia estatal,
especialmente jóvenes, mujeres e indígenas a quienes muestran como afectados en
sus derechos humanos, y encumbran como “paladines de la defensa de los derechos
humanos”, a quienes por decenas de años los violaron estructuralmente desde sus
empresas y bancos.
Estos
“defensores” que son esencialmente políticos, niegan esa condición para
pretender aparecer como ciudadanos, constructores de plataformas
independientes, de agrupaciones cívicas, “que lo único que buscan es retornar a
la democracia”, que no es otra democracia que la suya, donde la conculcación de
los derechos humanos fue constante y estructuralmente aceptada, por un poder
manejado por empresarios capitalistas cipayos que defendían intereses
extranjeros.
¿Cuál
es la realidad de los derechos humanos en Bolivia?
Bolivia
es un país que ha adoptado y ratificado, todas las convenciones internacionales
de derechos humanos, las ha incorporado en su texto constitucional y es más,
les ha dado un carácter supra constitucional, cuando sean más favorables al
ciudadano que la norma interna. ¿Cuantos países tienen esta característica? Eso
no se señala en las redes.
Nuestro
país, es uno de los pocos que no tiene informes pendientes a los órganos de
seguimiento de las convenciones adoptadas. ¿Cuantos países están en esta
condición?
Bolivia
recoge y respeta y da cumplimiento a las recomendaciones y observaciones de los
órganos de los tratados y convierte procesalmente a estas en recomendaciones en
políticas públicas. ¿Cuantos países tiene ese accionar estatal de promoción y
protección de los derechos humanos?
Bolivia
no ha cerrado las puertas a expertos y relatores temáticos de los derechos
humanos y ha abierto sus estructuras para demostrar cómo se respetan los
derechos humanos. Producto de esas visitas por ejemplo, se ha demostrado que la
libertad de expresión es total, dejando sin argumentos a periodistas y
comunicadores que fueron usados con ese pretexto por instancias internacionales
como la SIP (Sociedad Interamericana de la Prensa), siendo hoy una verdad
irrefutable de la que no quieren hablar los “agitadores” de los derechos. Ante
ese fracaso, los mismos agitadores, usan hoy a los médicos en lugar de los
periodistas, para generar acciones que lo único que producen como resultado, es
la afectación al ejercicio al derecho a la salud que tiene toda población.
Bolivia
ha solicitado la asistencia técnica de la Oficina del Alto Comisionado de los
Derechos Humanos, para mejorar sus estándares de realización de derechos. Hoy
por ejemplo se tiene como estado un conjunto de indicadores que miden la
realización de los derechos humanos en políticas públicas. ¿Cuántos países han
permitido que un organismo internacional juegue un rol con tan amplias
facultades como la Oficina en Bolivia del Alto Comisionado de Derechos Humanos?
Y
ahora ha creado la Comisión de la Verdad, con facultades que ninguna otra
Comisión de la Verdad tuvo en el continente. ¿Será una casualidad?
A
lo que debemos sumar el Bono Juana Azurduy, el Bono Juancito Pinto, los
programas de agua y riego, el seguro a la producción campesina cuando sufre
pérdidas por causas climáticas, los programas de vivienda que son sólo algunos
ejemplos de realización de derechos humanos, de una población que en 10 años,
ha rebajado a la mitad los índices de pobreza extrema en Bolivia, situación
reconocida y aplaudida por los organismos internacionales.
La
abuela de la imagen con la que iniciamos el texto, sin duda alguna es una deuda
para los derechos humanos. Las políticas públicas del Proceso de Cambio, deben
incluir a la brevedad a ella y otros hermanos y hermanas para acabar con toda
forma de inequidad y discriminación. Que la pobreza y la inequidad aún existen,
no podemos negar ni ocultarlo. Pero que Bolivia ha transformado su situación de
protección y promoción de los derechos humanos en el gobierno de Evo Morales,
es una verdad que la oposición no tiene argumento alguno para objetar.
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