Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Un 10 de
diciembre de 1948, después de haberse creado las Naciones Unidas en el marco
del bipolarismo post Segunda Guerra Mundial, la Asamblea General de la ONU
aprobaba la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
La
Declaración se convertía en un texto fundamental para el equilibrio del mundo
en plena Guerra Fría, impulsando los valores republicanos de libertad, igualdad
y fraternidad.
Hoy, 70
años después, los chalecos amarillos luchan contra la doctrina del shock
retomando esos mismos valores en una Europa devastada por el modelo económico
neoliberal y donde los derechos, en vez de continuar avanzando, son recortados,
especialmente para la clase trabajadora.
Mientras
tanto, América Latina fue construyendo escenarios posneoliberales a
contracorriente de lo que venía sucediendo en Europa, Estados Unidos y otras
partes del mundo.
Bolivia
se sumó al ciclo progresista latinoamericano iniciado en 1998, primero, con
resistencias desde abajo, desde los pueblos, en defensa del agua (2000) y del
gas (2003); y segundo, con la victoria de las clases populares representadas
por el MAS y Evo Morales en 2005, que no tardaron en poner en marcha la Agenda
de Octubre, nacionalización de los hidrocarburos y Asamblea Constituyente.
Porque
cuando el artículo 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice
que toda persona tiene derecho a la vida y a la libertad, no se refiere
solamente a que no se mate en situaciones de conflicto. Una lectura amplia
desde los derechos humanos nos habla de una vida digna, sin pobreza. Y lo mismo
sucede con la libertad, la libertad no es la concepción neoliberal de poder
escoger el color de tus barrotes. Libertad es en primer lugar inclusión.
Y esos
derechos humanos básicos son condensados en el artículo 25 de dicha
Declaración, que indica que toda persona tiene derecho a un nivel de vida
adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en
especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los
servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de
desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus
medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
Esa
ampliación de derechos son los que ha impulsado el Proceso de Cambio a partir
de la nueva Constitución Política del Estado, el derecho a una vida digna y a
la inclusión en la sociedad, incluido el objetivo de que el Estado llegue donde
no existía. Porque, como escribía René Zavaleta, son los desheredados de la
tierra, por los que nunca se preocupó el Estado, quienes más demandan Estado,
en forma de carreteras, electricidad, salud, educación y otros derechos
básicos.
Sin duda,
cualquier gobierno debe tener como objetivo garantizar y, de ser posible,
ampliar la defensa de los derechos humanos. Derechos que hoy se complementan
con el derecho a la justicia social, a la justicia ecológica, y también hay que
decirlo, el derecho al acceso a una información veraz que no dependa de
determinados grupos y élites políticas y económicas.
El ex
secretario general de las Naciones Unidas Kofi Annan siempre defendió que los
derechos eran del pueblo, que su deber era tomarlos y defenderlos.
Hace 13
años que el pueblo boliviano recuperó sus derechos, es hora de defenderlos.
Publicado en la Editorial del periódico Cambio
Publicado en la Editorial del periódico Cambio
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