Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Camilo
Katari
Las
últimas convulsiones de muerte que tiene el intento sedicioso inaugurado con la
demanda del Colegio de Médicos de Bolivia están permitiendo ver los brazos
manipuladores de quienes lograron elaborar un discurso para impedir la libre y
justa participación electoral del actual mandatario.
Conocidos
los límites electorales del trotskismo criollo, era de esperar que su eterna
estrategia de agitación e insurrección popular se incrustara en la demanda de
los médicos en esta especie de acuerdo tácito entre el trotskismo criollo y
algunas direcciones de los médicos.
Los
teóricos de la insurrección popular vieron su oportunidad —abandonando su
principio de la vanguardia obrera— de impulsar un movimiento de la clase
pequeña burguesa enemiga de los pueblos originarios por su origen colonial, y
luego, aunque de manera tardía, incorporar la sigla de la Central Obrera
Boliviana (COB), cuyos dirigentes
fracasaron en su intento de crear un ‘instrumento político’ de orientación trotskista,
y finalmente articular este movimiento con la burguesía empresarial del
transporte.
Nunca
como en este movimiento de los médicos la frase popular de “A río revuelto
ganancia de pescadores” resultó certera, y al mismo tiempo se confirma una vez
más que “la mentira tiene patas cortas”.
En
el análisis político diremos que los agoreros del “fin de siglo” han recibido
un revés de la dura realidad y esto ocurre por la sencilla razón que la clase
media que ganó las calles no tiene proyecto histórico, como lo tienen los
pueblos originarios, proyecto forjado no en una coyuntura aventurera, sino a lo
largo de más de cinco siglos de paciente acumulación de conciencia.
Recientemente
hemos conocido que se retoma el nombre de una de las instituciones más firmes
en la resistencia a los gobiernos de facto, gobiernos que entraron por la
ventana, y ahí se crea el Conade, Comisión Nacional de Defensa de la
Democracia. La pregunta que se harán quienes conocen de historia de ayer, con
esos gobiernos de facto que masacraron al pueblo y que asestaron una dictadura
pactada ligada al Plan Cóndor. La pregunta es, ¿estamos viviendo una dictadura
como en esa época, hay exilios, confinamientos, persecución de sus dirigentes,
no se respetan las libertades ciudadanas?
El
retorno del Conade, tal como se lo diseña, nos parece por demás un insulto
porque reiteramos, si nos atenemos a lo que realmente ocurrió en ese tiempo, no
podemos afirmar que vivamos en una dictadura (al menos para quienes soportamos
dictaduras de Hugo Banzer y García Meza). Pero más allá del concepto de
dictadura, los sujetos institucionales que hablaron a nombre del Conade son
nada más ni nada menos líderes políticos que buscan protagonismo y un posible
acomodo en el poder en este tiempo preelectoral donde se vislumbra a quienes en
el futuro serán diputados o senadores de la oposición.
Alguien
destiló por ahí un anuncio que nos llevó a la risa, que el mismo Waldo
Albarracín se estaría promoviendo para ser ¡candidato a la presidencia!
Entonces no era gratuita su aparición en las movilizaciones de los médicos. Lo
mismo con el dirigente de la COB, Guido Mitma, quien siempre está detrás de
Samuel Doria Medina para pedirle algún curul en el futuro electoral.
El
trotskismo criollo, expresado en sus dirigentes, José Luis Álvarez, Miguel
Lora, Willma Plata y otros, nunca entenderá el país porque su ceguera
intelectual no le ha permitido hacer una lectura de la estructura colonial que
tiene Bolivia, por esta razón cualquier aventura que pretenda restaurar el
viejo orden neoliberal está destinada al fracaso.
Detrás
de esa expresión organizativa de lo que fue realmente el Conade, con incrustaciones de lo más rancio de la
oposición boliviana, como vimos al que franqueaban a esa dirigencia junto a
Albarracín, Mitma y Carvajal, era gente de Doria Medina, de emenerristas de las
peores expresiones del pasado y con fuerte carga de tinte racista.
Convivir
con estas expresiones es una señal que nos deja perplejos y que lleva a
preguntarse si ese trotskismo radical puede convivir con quienes en el pasado
fueron sus verdugos o que quieren agitar el retorno esquema neoliberal al que
condenaron en las calles. ¿Ése es el futuro que ofrece el trotskismo criollo?
¿Paradójicamente una salida neoliberal?
Estas
escaramuzas con nuevos actores con clara intención restauradora, como son las
‘plataformas ciudadanas’, ‘coordinadoras departamentales’ en rechazo al Código,
líderes políticos de oposición con sus medios de comunicación y analistas,
deben obligarnos a tener una mejor comprensión de los tiempos que se aproximan,
de las tareas para defender las conquistas logradas y devolver al pueblo su
carácter de vanguardia.
Es
escritor e historiador potosino
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