Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: José
Pimentel
Estamos
frente a dos hechos históricos totalmente diferentes. En
1980, cuando se crea el Comité Nacional de Defensa de la Democracia
(Conade), la Central Obrera Boliviana (COB), el núcleo central de toda la sociedad boliviana
y los partidos políticos, en su generalidad, acordaron defender el proceso
democrático, aunque no todos esos actores tenían una misma visión de caminar
hacia una democracia popular y participativa. Por
eso, cuando se produce el golpe de Estado (17 de julio de 1980), sectores como
el MNR-Histórico y ADN de Hugo Banzer se adhirieron al
golpe. Fue en ese escenario, la resistencia se circunscribió a las fuerzas organizadas en torno a la
Central Obrera Boliviana que representaba a todo el pueblo en la medida en que
la COB es
una institución policlasista.
Hoy,
cuando tenemos un ascenso de la democracia y en momentos en que los poderes del
Estado han cambiado en cuanto su composición clasista, resulta una aberración
el planteamiento de una defensa de la democracia cuando debería valorarse la
participación y profundización del actual proceso democrático en el país.
Este
es un contexto histórico que permite establecer objetivamente la existencia de
un error: la constitución o revivir a una institución que tenía otro sentido en
1980.
Ese
año, si bien la política de Estados Unidos había cambiado de la doctrina de seguridad
nacional a la promoción de
unas democracias controladas, todavía
persistían las dictaduras militares en Argentina,
Brasil, Chile y Paraguay. Ahí Bolivia aparecía como pionera en la
apertura de un espacio democrático con la presidencia de Lydia Gueiler, y
Estados Unidos y los países europeos aplicaron medidas para aislar al gobierno
que se instaló por efecto de un golpe de Estado en 1980. En la actualidad,
todos los países latinoamericanos viven bajo el sistema democrático y podemos
decir que en el país los sectores populares han avanzado en cuanto a su
participación política en un Estado, que muchas veces ha sido excluyente de los
sectores populares. Este es el gran avance de la democracia en Bolivia,
pues son los sectores populares los protagonistas en todos los niveles.
En
la década de los 80, el discurso de la democracia se sustentaba en la exigencia
de respeto a los derechos humanos, la demanda de una mayor participación y la
lucha por una nueva Constitución que absolviera los intereses del pueblo
en su conjunto, muchas leyes, como los códigos
Banzer, que conculcaban las libertades y restringían las acciones políticas
de los ciudadanos. En la actualidad, se pretende
construir un discurso contra este sistema, con medidas de carácter sectorial y
grupal, como es el caso de los intereses de choferes y médicos, de
profesionales, etcétera. Son sectores que no logran configurar un discurso
realmente democrático.
En
1980 vivíamos en un país marginal y fue desde ese año que se activó un proceso
hiperinflacionario que para inicios de 1982 llegó al 400%, por efecto del
derroche y endeudamiento que protagonizaron las dictaduras militares. Para
cuando comenzó el gobierno de la UDP se desató una inflación que llegó al
20.000%. Hoy, la
situación económica es
realmente alentadora, pues tenemos índices
de inflación muy bajos y una economía con bastantes reservas monetarias, con
indicadores que han superado los elevados índices de pobreza. Los
informes más recientes señalan que dos millones de bolivianos han
pasado a formar parte de la clase media y esto genera una tendencia para que
las diferencias sociales se acorten. Esto también es un triunfo de la democracia.
Ahora
bien, la COB, que era el referente de todos los sectores, ha sufrido un
desgajamiento, pues ya no forman parte de ella varias organizaciones de
profesionales, y los campesinos y otros sectores como los interculturales han
buscado un derrotero político al margen de la COB. Esta
institución ha perdido fuerza y
debería reflexionar para convertirse en el bastión de la sociedad civil.
Dicho
esto, no se percibe una proyección política para este Conade.
José
Pimentel es presidente de la Comibol y exdirigente minero
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