Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Revista
Sudestada
Mientras
Trump despliega su retórica fascista y racista contra los pueblos de
Latinoamérica, se multiplican hoy los homenajes a la figura de Marthin Luther
King desde ciertos sectores que vacían de contenido su pensamiento: se
“homenajea” una caricatura de Luther King, una visión sesgada, incompleta,
edulcorada, que lo transforma en un intelectual “pacifista” y por la “no
violencia” y lo limita a esa prédica, cuando su pensamiento revolucionario y
contestatario es mucho más profundo y controversial.
King
fue quien definió con contundencia al gobierno de Estados Unidos como “el
máximo agente de violencia hoy en el mundo… gastándose más en los instrumentos
de muerte y destrucción que en programas sociales vitales para las clases
populares del país”, y en 1967 llegó a condenar los “tres diablos” que
caracterizaban al sistema de poder estadounidense: “el racismo, la explotación
económica y el militarismo”, destacando que “las mismas fuerzas que consiguen
enormes beneficios a través de las guerras son las responsables de la enorme
pobreza en nuestro país”.
Un
año antes del día de su asesinato, Martin Luther King dio un discurso en la
iglesia Riverside de la ciudad de Nueva York, en el que anunció su rechazo
moral a la Guerra de Vietnam: “Estamos tomando a los jóvenes negros que han
sido desvalidos por nuestra sociedad y los enviamos a 8.000 millas de aquí para
garantizar libertades en el sudeste asiático que ellos no tenían en el sudoeste
de Georgia o en el este de Harlem. Así que hemos enfrentado repetidamente la
cruel ironía de observar a los chicos negros y blancos en las pantallas de
televisión, viendo como ellos matan y mueren juntos porque una nación ha sido
incapaz de sentarlos juntos en las mismas escuelas”.
También
era profundamente anticapitalista, como deja en claro en uno de sus discursos:
“Deberíamos denunciar a aquellos que se resisten a perder sus privilegios y
placeres que vienen junto a los beneficios adquiridos de sus inversiones,
extrayendo su riqueza a través de la explotación”. Su último discurso, en apoyo
de las reivindicaciones de los trabajadores de los servicios de saneamiento que
estaban en huelga, lo mostró crítico y escéptico con sus propios dichos
previos, hasta cuando cuestiona su famosa frase “Yo tengo un sueño”: “Hace ya
más o menos dos años, me paré con muchos de ustedes frente al Monumento a
Lincoln en Washington. Cuando llegué al final del discurso allí, traté de
decirle a la nación sobre un sueño que tenía… Debo confesarles esta mañana que
desde esa sofocante tarde de agosto de 1963, mi sueño se ha convertido, con
frecuencia, en una pesadilla… He visto mi sueño destrozado al caminar por las
calles de Chicago y veo a los negros, hombres y mujeres jóvenes, con un sentido
de completa desesperanza porque no pueden encontrar ningún trabajo. ….He visto
mi sueño destrozarse al recorrer los Apalaches y ver a mis hermanos blancos
junto a los negros vivir en la pobreza”.
Por
último, concluyó con una famosa sentencia: “La lucha central en Estados Unidos
es la lucha de clases”.
Algunas
semanas más tarde fue asesinado por el mismo sistema que King se ocupó de
denunciar desde su rol de vocero por los derechos de los afroamericanos. Su
crimen permanece impune, pero queda claro hoy, con Trump en el gobierno, que la
prédica de Luther King no fue la que se impuso en su país, sino la de quienes
dispararon contra él de manera cobarde.
y Twitter: @escuelanfp
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