Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Homero Carvalho Oliva
En
1975, mi padre, Antonio Carvalho Urey, terminó una investigación iniciada en la
década de los sesenta que habría de cambiar la historia nacional. Después de
muchas visitas al Archivo Nacional de Bolivia, dirigido en ese entonces por
Gunnar Mendoza, extraordinario intelectual e historiador, quien le ayudó a
ubicar los folios que habrían de probar toda una hazaña que da testimonio que
los indígenas moxeños participaron activamente en la Guerra de la Independencia
de nuestro país, al mando del cacique Pedro Ignacio Muiba.
Esta
investigación se publicó, primero en septiembre de 1975, en un policopiado
financiado por la Universidad Técnica del Beni, en un pequeño tiraje de 200
ejemplares y luego en la famosa Biblioteca del Sesquicentenario de Bolivia. Dos
años más tarde, en 1977, Antonio publicó el libro titulándolo Pedro Ignacio
Muiba, el Héroe y de esa manera se reparó una injusticia histórica.
En
sus investigaciones, Antonio se basó, entre otros, en los documentos que ordenó
el polígrafo Gabriel René Moreno, que se encuentran en el Catálogo de Moxos y
Chiquitos, y en una primera investigación realizada por su hermano Ruber, quien
en un texto da cuenta del hallazgo de las “correrías de Pedro Ignacio Muiba,
llegando las quejas hasta el Virreinato de Buenos Aires, habiendo ordenado el
Virrey Marqués de Sobremante, el 26 de mayo de 1804, el arresto de Muiba para
evitar nuevos disturbios”. El escrito de Ruber, del cual extractamos el
anterior párrafo, inspiró a Antonio a realizar una investigación mayor que
probaría que Muiba estuvo en contacto con Tupac Amaru y Tupac Katari en el Alto
Perú.
Del
libro de Antonio, copiamos una parte del capítulo titulado La revolución
libertadora: “El día 9 de noviembre de 1810 se tumultuaron contra el cacique
Juan Maraza, acusándolo de traición, los indios trinitarios, Maraza logra
escapar. Urquijo (gobernador) permanece refugiado en la Casa Real”.
“El
10, la insurrección es abierta contra el régimen y se pretende ahorcar al
gobernador, que se refugia en la iglesia. El caudillo es Pedro Ignacio Muiba,
que ese día convoca al cacique a Loreto”. “El 11, a horas 9, llega el cacique a
Loreto, José Bopi, con 200 hombres armados, de a pie y a caballo, para reforzar
la rebelión. El día 12, vuelve Maraza con refuerzos y la gente del cacique de
San Javier, Tomás Noe y aprovechando de la lluvia, en horas de la noche,
sorprende a los revolucionarios y logran fugar con Urquijo y sus acompañantes.”
En
otro párrafo, acerca del 10 de noviembre, cita que “cartas venidas desde la
Audiencia de Charcas de los revolucionarios le hicieron saber (a Muiba) del
pronunciamiento del 25 de mayo de 1809, y cuando los gobernadores de Moxos
recrudecían su despotismo y feroz tiranía contra los nativos, expoliándolos en
todo sentido, es cuando a Pedro Ignacio Muiba se le presenta la oportunidad de
rebelarse y en la plaza pública de la Segunda Misión Jesuítica, Trinidad,
expresa públicamente: “¡El Rey de España ha muerto! Nosotros seremos libres por
nuestro propio mandato. Las tierras son nuestras por mandato de nuestros
antepasados, a quienes los españoles se las quitaron”.
Antonio
era un hombre con una honestidad intelectual a toda prueba, y por eso en el
libro reconoce a quienes ya con anterioridad se habían ocupado de esta gesta
libertaria y de su caudillo, como es el caso de Ruber Carvalho y de José Natusch,
a diferencia de otros que publicaron libros sobre el héroe Muiba y ni siquiera
mencionan el nombre de Antonio. El libro Pedro Ignacio Muiba, el héroe
profundiza en los hechos recurriendo a varias fuentes históricas, transcribe
documentos, citas, cartas; interpreta las palabras y los hechos y los proyecta
en el contexto colonial y de rebelión emancipadora, reivindicando el nombre y
la acción de Muiba.
En
1967, en ocasión de la efeméride departamental de Beni y siendo diputado
nacional, Antonio presentó al Congreso Nacional de entonces un proyecto de ley
por el que se declaraba Héroe de la Independencia a Pedro Ignacio Muiba, el
cual nunca fue aprobado; sin embargo, la publicación de su libro pudo más que
una ley y ya todos los benianos sabemos que Muiba fue un héroe de la
Independencia de talla nacional. Antonio Carvalho Urey, historiador, escritor y
poeta, fue en la década de los setenta y ochenta el más reconocido y grande
intelectual de la amazonia boliviana que difundía la literatura, la historia,
la economía y la belleza natural de esta región de Bolivia. En un ensayo
titulado Actualidad cultural en el Beni, publicado en 1977, en el libro Del
ignorado Moxos, afirma que “el beniano es raíz, corriente, turbión de cósmicos
linajes, nutrido con la selva fecunda de vientre generoso de la tierra; tiene
que ser como sus llanos, abiertos y sin límites, generoso como las plantas que
espontáneamente dan sus frutos para nuestros alimentos; fraternales como los
corpulentos árboles que crecen juntos y sus ramas se entrelazan; limpio como
las gotas de rocío en todos los amaneceres; noble como el gomero herido que da
su leche por los tajos abiertos para beneficio del mismo hachador de la selva;
alegre como las aves que irradian al alba alegría, de sus trinos bondadosos,
como las flores silvestres que exhalan sus perfumes a todos los vientos”. Eso
somos los benianos.
Escritor
y poeta
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