Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Javier Calderón Castillo
La
participación pública de pastores y seguidores de iglesias evangélicas o
neopentecostales en los procesos electorales viene creciendo y haciendo
sinergia en la ofensiva conservadora vivida en la región. Se han vuelto una
parte activa, con diversos niveles de protagonismo, de las facciones de
derechas en sus respectivos países. Participan en elecciones –con candidaturas
propias o pautadas– utilizando su poder simbólico y retórico para vincular las
creencias de la fe a la elección de ofertas políticas, canalizando la
desesperanza social de la población/feligreses (en su mayoría pobre) y su enojo
con los partidos políticos (que no les articulan, ni les dan respuestas) de tal
manera que combinan el poder de convicción de la predestinación religiosa de la
salvación pos-existencial al discurso político de un porvenir moralizador y
bíblico como redención terrenal.
Según
informes periodísticos, existen más de 19 mil iglesias neopentecostales en el
continente, que organizan a más de cien millones de creyentes, es decir, una quinta
parte de sus habitantes. Estas cifras indican un desplazamiento de la Iglesia
Católica, con sus distintas congregaciones, como estructuras mediadoras del
poder simbólico de la fe de los latinoamericanos. La estructura de la iglesia católica
parece haber perdido el monopolio de la fe y poco a poco va dejando de ser el
bastión de legitimación -de evasión o consulta- de las creencias y ofertas
políticas para la mayor parte de la población.
Los
neopentecostales, sin embargo, no son los primeros grupos religiosos en
participar abiertamente en política. En la segunda mitad del siglo pasado
–desde 1947– se organizaron partidos políticos afiliados a la doctrina europea
de la democracia cristiana, con muy diversas posturas políticas nacionales,
llegando a ganar la presidencia en algunos países (Chile, República Dominicana,
Colombia, Venezuela, entre otros) y teniendo ministros, senadores y diputados
en todo el continente. Aunque se trata de un proyecto en decadencia que en la
actualidad no moviliza la fuerza política lograda en el siglo XX, este
precedente establece –con algunas diferencias– un antecedente del “fenómeno”
evangélico o neopentecostal.
Los
rasgos distintivos de la participación política de los neopentecostales,
pastores y sus iglesias, se pueden sintetizar en cuatro:
1.
Posturas ultra-conservadoras en relación con la familia y restrictivas de las
libertades sociales.
2.
Abiertos defensores del neoliberalismo y la sociedad de consumo.
3.
Gran capacidad económica ligada al aporte-convicción de sus feligreses.
4.
Despliegue mediático a partir de sus propias emisoras, canales de televisión y
redes sociales.
Antes
de analizar esos rasgos de participación, veamos el mapeo de los partidos
políticos evangelistas, sus alianzas y el porcentaje de adhesión de feligreses:
Partidos
políticos evangélicos-neopentecostales
Los
pastores neopentecostales se caracterizan por su capacidad de oratoria y el
carisma sobre las multitudes. Se basan en las enseñanzas de las iglesias
pentecostales norteamericanas fundadas a comienzos del siglo XX, de las cuales
toman su doctrina religiosa centrada en la difusión y estudio del evangelio, en
búsqueda del “avivamiento y encuentro con el espíritu santo como experiencia
vital del pentecostal”. Eso hace que los feligreses tengan una identidad y
fuerte adhesión a su Iglesia de base, más que a una estructura lejana como el
Vaticano. Critican a la Iglesia católica por tener como referente al Papa (al
que llaman un falso profeta) y recurren a la polémica luterana sobre la
popularización masiva de la lectura y el estudio de la Biblia. Se puede decir
que su desarrollo y expansión en Latinoamérica no es casual por la focalización
en grupos indígenas y sectores excluidos, lo cual puede calificarse como una
acción de inserción neocolonial.
En
Brasil, donde reúnen a cerca de 22 millones de militantes pentecostales, se han
convertido en un partido político con influencia decisiva sobre los destinos de
la nación. Antes del golpe parlamentario contra la presidenta Dilma Rousseff,
Eduardo Cuhna lideró la bancada evangelista para impedir la concreción de
normas a favor de derechos reproductivos de las mujeres y fue el líder del
impeachment –juicio parlamentario- que terminó expulsando a la presidenta electa
por voto popular.
Interpretan
las escrituras biblícas como argumentos políticos en contra de procesos
políticos progresistas. En Colombia jugaron un papel central en contra de
ratificar el Acuerdo de Paz de La Habana en el plebiscito en 2016. Se han
aliado con el senador y ex presidente Álvaro Uribe, quien tiene en sus listas
al Congreso a pastores de la Iglesia del Avivamiento, Ríos de Vida, la
Adventista y otras. Los más de 10 millones de feligreses de 266 iglesias
neopentecostales fueron convocados a votar por el NO, en contra del Acuerdo de
Paz, porque supuestamente atentaba contra el concepto de familia. Una
interpretación hecha a conveniencia y contraria al enfoque de género incluido
en el acuerdo como transversal, que se refiere a la inclusión de las mujeres en
la construcción de la paz, bastante alejado a cualquier otra consideración de
orden moral o de estructuración de la organización familiar (cualquiera que
sea).
La
agenda política de los grupos/partidos evangélicos en todo el continente parece
ser similar al movimiento de “Tradición, Familia y Propiedad” surgido en los
años 60 en el Cono Sur y vinculado a acciones a favor de las dictaduras. Aunque
este grupo fuera contrario al protestantismo, coinciden en su oposición
conservadora a cualquier alteración del orden patriarcal de los roles de mujer
y hombre, de cualquier aspecto sexual distinto a la reproducción y niegan
cualquier idea liberal o progresista de la familia o las reformas para ampliar
derechos y la democratización de la sociedad.
II
En
general, la política a la que adhieren o promueven los pastores y las iglesias
pentecostales es coincidente con el neoliberalismo, como lo expresan las
iglesias evangelistas colombianas y centroamericanas, quienes fomentan la
“ética protestante” ligada al libre comercio, al trabajador exitoso, ahorrador,
constante y abnegado, donde “el éxito material aparece como una prueba de
elección por Dios. Si un individuo gana mejor en su vida, estará tentado a
asociar ese progreso a su Iglesia, y a involucrarse aún más”. Otros pastores
optan por posturas pragmáticas de derechas, como el actual alcalde de Río de
Janeiro, Marcelo Crivella, del Partido Republicano Brasileño y pastor de la
Iglesia Universal del Reino de Dios, quien acompañó al PT siendo Lula
presidente y él senador -aunque retornó a su causa en contra de Dilma Rousseff
y en la actualidad está apoyando al gobierno de Temer y sosteniendo posiciones
neoliberales en la gestión de la alcaldía carioca-.

III
Sólo
en Brasil, las autoridades fiscales reportan que las iglesias evangelistas
movilizaron, en 2015, 25 mil millones de reales (7 mil millones de dólares),
una astronómica cifra que le ha permitido un crecimiento exponencial a las
iglesias, que manejan franquisias y sus propios templos en cualquier pueblo,
ciudad o país del mundo. Las iglesias evengelicas o neopentecostales están
expandiéndose de Brasil a todo el mundo, en especial a los países de
Latinoamérica y África.
En
Colombia tienen reportados activos por 5 mil millones de dólares. En los demás
países no se conocen los montos que manejan los miles de pastores y sus
iglesias, aunque se especula que es un “gran negocio de la fe”, una relación
económica que no está regulada en algunos países, donde no pagan impuestos, ni
los pastores están auditados por entidades del Estado que certifiquen ingresos
y egresos, tipo de gastos y destinación de las ganancias. También cada feligrés
ayuda como predicador de la iglesia al desarrollar las campañas políticas, sin
mediaciones clientelares y autofinanciados.
De
acuerdo a lo reportado en Brasil y Colombia, los ingresos económicos de las
iglesias evangelistas en los demás países de Latinoamérica son altos, y al no
ser auditados pueden destinarse a apoyar partidos políticos, o las propias
candidaturas de los pastores. Una ventaja singular en la política
latinoamericana, donde las campañas electorales son cada vez más profesionales
y más costosas. Podríamos estar ante un escándalo de la misma magnitud que el
de Odebrecht.
IV
Las
iglesias evangelistas también tienen una enorme red de emisoras de radio y
canales de televisión. Algunos pastores justifican estas inversiones porque es
la manera de llegar al creciente número de feligreses, “ya no pueden atender a
tantos de forma presencial”, lo cual acrecienta el poder simbólico a desplegar
por dichas organizaciones basadas en la fe. Al tiempo que son la forma de
exposición mediática/política que genera una ventaja sobre los demás
candidatos.
En
Brasil, estas iglesias están apoyadas por la cadena Rede Records, de propiedad
del Pastor Eder Mecedo, un potentado y multimillonario evangelista quien dice
haber vendido más de 10 millones de copias de 34 libros, escritos sobre distintas
temáticas, ayudado por sus feligreses que están repartidos en 147 países del
mundo en la Iglesia Universal del Reino de Dios, la misma del actual alcalde de
Río de Janeiro, Marcelo Cravella. Un sistema copiado por todas las iglesias
evangélicas del continente y con una capacidad de generar mensajes culturales
muy fuertes, construyendo no sólo una ética pentecostal económica y moral, sino
una estética ligada a la fe, la política y la predicación del evangelio.
Estos
rasgos distintivos de las iglesias evangélicas son tan sólo la puerta de
entrada para conocer un fenómeno que congrega multitudes en búsqueda de
redención moral y la refrendación del mito de la predestinación, que está
haciendo tránsito de forma creciente a la política, buscando integrar en el
Estado los preceptos y verdades bíblicas que se pensaban superadas por la
conquista del laicismo estatal. Son actores políticos emergentes, con una
fuerza de cohesión sobre sus feligreses/votantes, que logran desequilibrar
elecciones y son apetecidos por todas las formaciones políticas que coinciden
con sus postulados religiosos y conservadores.
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