Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Andrea
Verdecia Lara
Ya
hace varios años la derecha neoliberal ha cambiado su estrategia publicitaria
para que los individuos perciban una faceta más humana de la misma, no es
extraño entonces ver que nos vendan felicidad y colores para que sus propuestas
sean más amigables, en el caso del feminismo no pasa lo contrario, esta vez el
color es fucsia y lo que intentan vender es una pseudo igualdad y
empoderamiento que atentan más que construir con el objetivo en sí.
Primero
es necesario aclarar una cuestión muy básica, el salir a correr contra la
violencia, el hablar sobre la igualdad y empoderamiento en medios y hacer
seminarios al respecto no te constituye en feminista, sino en militante, el
proyecto en sí es bastante interesante, ya que pretende atacar el problema de
la violencia contra la mujer desde la niñez, por lo cual no es malo decir que
se constituyan como militantes, sin embargo, su autodenominación de colectivo
feminista sí es errónea.
Cada
época de la historia ha tenido una determinada forma de atacar el crecimiento y
la liberación de la mujer, enmarcándola en las labores del hogar, en
determinadas profesiones, en estándares de belleza, vendiéndola y usando su
cuerpo para el consumo de mercancías, por cierto, la fundadora de la marea
fucsia sabe muy bien cómo se maneja este punto y la empresa de muebles de cuero
aún más. Sólo este año, un 44,4% de mujeres en Bolivia afirma haber vivido una
situación de violencia, la pregunta es, ¿correr vestida de fucsia, cantar
canciones y repetir consignas ayudan a disminuir los actos de violencia contra
la mujer? Vamos a dar un caso puntual: Tomasita Machaca, esclavizada por casi
40 años ¿La marea fucsia habló de Tomasita, la defendió? ¿El autodenominado
grupo feminista más grande de Bolivia siquiera sacó un pronunciamiento por el
caso Tomasita?
Aquí
el problema y lo peligroso de constituir un grupo tan grande de mujeres a las
que se les ha vendido un falso feminismo, un falso empoderamiento, este grupo
no se constituye como feminista por simples razones, no ataca la más poderosa
de las determinaciones que el patriarcado le ha impuesto a la mujer en la
historia, su condición de explotación, opresión, sometimiento y sujeción a su
status en esta sociedad.
De
esta manera como mujer, el que te maquilles o el que no lo hagas, que te cortes
el cabello o lo dejes largo, que te depiles o no, que te pongas falda o uses
pantalón, que te cases virgen o te acuestes con quien quieras son
determinaciones individuales; libertades conquistadas, evidentemente, pero hay
que entender que el capitalismo ha usado éstas para distraer el sentido de una
verdadera lucha feminista.
El
problema de la marea fucsia es pues que no reconoce el problema de la mujer
como un problema principalmente de clase al que la mujer ha estado siempre
sujeta, la mujer ha sido vista pues como competencia dentro del área laboral
por lo cual, para el capitalismo junto a la Iglesia y el patriarcado, es
imperante suprimir y denigrar su participación en este sector.
La
forma en la que una mujer vende su fuerza de trabajo es mucho más complicada y
mucho más sujeta a explotación que la del hombre, de este punto se desprenden
varias aristas, como el de la violencia, si no se cambia radicalmente el papel
de mujer dentro de las contradicciones de clase que existen no se puede generar
ningún cambio; si no se empodera a la mujer desde su condición y lucha de clase
no se podrá hablar pues de una sociedad en la que los índices de violencia
contra la misma sean casi nulos.
Si
no se atacan estos problemas con una verdadera reflexión desde las mujeres, una
reflexión seria y no un festival donde abunda la publicidad (algo bastante
curioso) y las selfis para mostrar que eres feliz y libre al mundo, no estamos
pues atacando realmente al patriarcado, sino que lo estamos ayudando, en eso
radica lo peligroso de este movimiento.
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Publicado en Laresistencia.info
y Twitter: @escuelanfp
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