Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Cuando
lleguemos al siguiente domingo, habremos atravesado 150 días de calendario
electoral de un proceso altamente complejo en términos comunicacionales e
informativos, ya sea desde el desafío de la instancia electoral de promover la
participación informada de la ciudadanía, desde el desafío de los medios de
comunicación de lograr dar cobertura en igualdad de condiciones para la
exposición de méritos y propuestas de candidatos/as; o desde las y los actores
partidarios que, huelga decirlo, se hicieron presentes con mucha fuerza en un
proceso en el que naturalmente no intervienen. Pero también desde la
ciudadanía, consumidora y generadora activa de información, que le agregó su
opinión a todo aquello que difundía.
En un
proceso que no comprendía campaña y propaganda, se tuvo que lidiar con aquellos
actores de la opinión publicada que quisieron hacer creer a la ciudadanía que
un proceso informativo de difusión de méritos constituye propaganda para
candidatos/as. Se tuvo que lidiar con contenidos en medios de comunicación
masiva que debían estar regidos estrictamente a la normativa, y al mismo tiempo
debían tratar de hacer llegar el mensaje de las y los candidatos a la ciudadanía...
¡en horarios estelares! Se tuvo que lidiar con candidatas y candidatos que, con
cautela, sacaron de sus bolsillos una buena cantidad de piruetas
comunicacionales para tratar de llegar a la ciudadanía. Se tuvo que lidiar
también con iniciativas ciudadanas y partidarias que salieron a las calles a
gozar de plena libertad de expresión en un país que sabe llevar adelante
procesos electorales con la naturalidad con la que sabe respirar.
Se tuvo
que lidiar con la voluntad de actores políticos que, bajo pretexto de
transparencia, exigían copias de las actas electorales en un proceso que (y lo
saben, lo dice la normativa) no fue diseñado para intervención partidaria y en
un país cuya vigilancia ciudadana en toda fase de una elección es costumbre. Se
tuvo que lidiar con líderes políticos irresponsables que insistieron, en la
recta final, en convertir un proceso electoral en un plebiscito (cuando el país
entero ya sabe la voluntad que emana del resultado del 21F). Pero quizás lo más
novedoso es que también se tuvo que lidiar con una población sobresaturada de
información, necesitada de comunicar su opinión constantemente, y con una
acelerada capacidad de hacer catarsis ante la desinformación.
País de
manual... Ya a pocos días de acudir a las urnas, se puede decir que estamos
presos de las consignas políticas absolutistas de las y los agoreros que
señalan que el 4 de diciembre ya no habrá justicia en el país, y de las y los
cándidos a conveniencia que indican que ese mismo día renace la oportunidad de
reconstrucción judicial. Desgastadas y desgastados de este baile de mensajes y
reacciones, observando el desastre discursivo en el que están envueltos en los
medios, políticas y políticos de oposición y oficialismo y, en las redes, se
encuentran los ciudadanos y ciudadanas.
En ese
escenario, es preciso recordar lo naturalizado y obvio en nuestra cultura
democrática intercultural: que el domingo 3 asistimos a las urnas a ejercer el
voto según lo decidamos y por las razones que éstas fueran. Y ojalá, al día
siguiente, pensar en qué hacemos desde cada uno/a para que en un siguiente
proceso electoral, a reserva de su contenido político, no terminemos
aniquilando en nuestras frustraciones políticas nuestro tesoro colectivo más
grande.
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Por favor para tu siguiente "articulo" usa más palabras que sean sinónimas. Por que leer cada vez "se tuvo que lidiar" parece redacción de una con poca capacidad de cautivar al lector y también dar tanto terminos derechistas en un artículo izquierdista no es acorde
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