Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Carla Espósito Guevara
El 15 de julo pasado un
intento de golpe de Estado sacudió a Turquía. Pocas horas después fue reducido por
el gobierno de Erdogan que tomó el control de la situación desplegando una
verdadera cacería de brujas que a la fecha tiene casi 18 mil presos. Por la
rapidez en que Erdogan retomó el control, la primera hipótesis lanzada por los
medios fue que había sido un autogolpe con la finalidad de instalar “mano dura”
y realizar una purga en el Ejecutivo que estaba dividido. Pronto esta hipótesis
fue desechada y empezó a circular otra, en sentido de que el golpe estaría
organizado por el Ejército que estaba tratando de defender un modelo
nacionalista, moderno y secular, contra un gobierno conservador que estaba
realizando reformas para hacer nuevamente del país un Estado musulmán.
Llama poderosamente la
atención la reacción tanto de los Estados Unidos como de la Unión Europea. Pocas
horas después del fracaso del golpe, Kerry recordó a Erdogan que “la Alianza Atlántica
tiene sus requisitos con respecto a la democracia y que Turquía debía respetar
el estado de derecho”. Asimismo, Stoltenberg, de la OTAN, dijo que Turquía, en
tanto miembro de la Alianza, “debe respetar los valores comunes de la Organización
como la democracia, el orden constitucional y el estado de derecho”. Finalmente,
Alemania denunció acciones de venganza de Erdogan en las calles turcas y dijo que
si Ankara restablece la pena de muerte contra los golpistas “significaría el
fin de las negociaciones de adhesión a la Unión Europea”.
Estas declaraciones, claramente
a favor del ejército golpista, ponen sobre la mesa una tercera hipótesis: que
el golpe fue respaldado por la OTAN. Cosa difícil de explicar puesto que Turquía
es miembro de la OTAN, uno de los aliados más importantes de los Estados Unidos
en el Oriente Medio y su territorio alberga una de las bases militares más
importantes de las operaciones de la OTAN, la base de Incirlik –al sur del país–,
desde donde la Alianza Atlántica organiza sus operaciones contra Siria y otros
países. Entonces, ¿qué pasó?

Asimismo es clave reconstruir
algunos antecedentes previos. Primero, el acuerdo migratorio de noviembre del
2015 por el que Turquía se comprometió a convertirse en el contenedor de la
migración siria y evitar que ésta entre a Europa generó una verdadera crisis
política interna y muchas fricciones entre Bruselas y Ankara, distanciándolas.
Segundo, el derrumbamiento
de un avión ruso por Turquía ocurrido en noviembre pasado en la frontera con Siria
provocó la ruptura de las relaciones con Moscú, quien impuso varias sanciones
comerciales a Turquía que pronto convirtieron su economía, muy dependiente del
comercio y el turismo ruso, en un verdadero infierno.
Tercero, el atentado
terrorista del 29 de junio de este año en el aeropuerto de Estambul, atribuido
al Ejército Islámico, que dejó 49 muertos y una situación de zozobra en el
país.
Erdogan, probablemente
movido por la crisis económica creada por el embargo ruso, y la crisis política
interna, el pasado 29 de junio tomó la decisión de pedir disculpas a Putin por
el avión derrumbado y restableció relaciones con Rusia, ofreciéndole incluso el
uso de la base militar de Incirlik, actualmente utilizada por la OTAN, Qatar y
Arabia Saudita, algo inaceptable para los Estados Unidos.
A partir de este momento Erdogan
dejó de ser hombre de confianza para los Estados Unidos que empezó a trabajar en
el ejército turco con la finalidad de ponerlo en contra del Gobierno.
Argumentos no faltaron, Erdogan se convirtió casi en el nuevo sultán otomano,
cometió innumerables violaciones de los derechos humanos, particularmente del
pueblo kurdo, con quienes mantiene una guerra interna. Con estos argumentos, en
defensa del estado moderno y de una sociedad secular y democrática, el ejército
trató de organizar y justificar el golpe.
La conclusión que podemos
sacar es que fue un golpe alentado por los Estados Unidos con el fin de mantener
el control sobre el territorio turco, clave para su geopolítica, el control sobre
la base militar de Incirlik, vital para las operaciones militares de la OTAN y,
finalmente, tratar de evitar que Turquía entre en el área de influencia de
Rusia. Pero fracasó y esto abre nuevas interrogantes en relación al futuro de
la relación turco-rusa, la influencia rusa en la península turca y el destino
del Ejército Islámico. Parece que quizás sin buscarlo el ganador de este movimiento
en el tablero político del Medio Oriente fue Rusia. El tiempo lo dirá.
*Socióloga.
y Twitter: @escuelanfp
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