Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Rafael Puente
El Contralor saliente, que nos había dado la sorpresa de instruir la investigación del Fondo Indígena —con el correspondiente escándalo de corrupción—, ahora cierra su larga gestión dándonos la segunda sorpresa de cerrar el caso sin conclusión alguna.
¿Qué le pasa al señor Contralor? ¿Se dio cuenta de que había ido demasiado lejos y ahora intenta tapar las cosas? Realmente resulta un triste fin de gestión y, en todo caso, nos permite afirmar que simplemente ha seguido la línea del primer contralor, que era la del sometimiento a los intereses del Poder Ejecutivo. Hace 25 años ya nos preguntábamos para qué servía la entonces nueva institución (por ejemplo cuando fue incapaz de investigar la corrupción en la gerencia del LAB) y ahora, tristemente, nos tenemos que preguntar lo mismo.
Pero, sin embargo, en este caso hay un agravante y es que se está dando marcha atrás en un tema que empezó a caminar, que permitió hablar de 172 millones de bolivianos malversados (o al menos mal manejados) y que generó el descrédito, y la detención de un buen número de dirigentes indígenas, con el correspondiente descrédito para el Gobierno como tal.
Una vez ocurrido eso, lo deseable —lo constructivo— habría sido seguir investigando hasta llegar a conclusiones definitivas. Pero el señor Contralor se ha esmerado en hacer lo contrario: cerrar el caso sin la investigación suficiente, sin resultados finales y dando la impresión de que la denuncia inicial había sido un "error” táctico…
Ya cuando la telenovela del caso Zapata empezó a ocupar el primer lugar de la noticia cotidiana, se levantaron repetidas voces que preguntaban por qué el nuevo escándalo —que a estas alturas tampoco ha llegado a conclusiones— se estaba usando para tapar y hacer olvidar la corrupción del Fondioc. Además, este cierre abrupto —al menos por parte de la Contraloría— deriva en una grave injusticia para aquellos y aquellas dirigentes que aparecen involucrados/as, y algunos de ellos/as incluso sometidos a prisión, y que al parecer no han sido culpables de corrupción propiamente dicha sino de ingenuidad (y extrema docilidad); mientras que algunas personas verdaderamente responsables de los malos manejos —ellas sí indudablemente corruptas— siguen aparentemente libres de toda culpa.
Y entre esas personas sobresale la exministra Nemesia Achacollo, de triste memoria desde que asumió el cargo —recordemos su mérito de haber destruido el INRA, o al menos el prestigio que empezaba a recuperar el INRA con el actual Gobierno—. Doña Nemesia ha sido personalmente acusada por algunos de los y las dirigentes que ahora se encuentran en la cárcel (y por otros y otras que están libres).
Y no sólo ella, también ha habido acusaciones formales contra otros ministros y ministras, y aunque sólo fuera por eso habría sido de suma importancia seguir con el caso, mientras que el Contralor —a la hora de irse— lo ha dado por cerrado. Realmente un triste cierre de gestión. Hasta el extremo que da ganas de preguntarse por qué el Presidente, en su momento, llegó a afirmar que ese contralor había sido siempre de su plena confianza…
Claro que con la decisión del Contralor saliente no se ha acabado el problema, ya que éste sigue en manos del Órgano Judicial y del Ministerio Público. Pero, precisamente ahí nos enteramos de que numerosos representantes de dicho poder se han ido excusando o han ido renunciando, al igual que los investigadores designados, e, incluso, nos cuentan de un juez que dice haber recibido amenazas. Falta que nos digan qué amenazas y procedentes de dónde.
¿A qué estamos jugando compañeros del Gobierno? ¿Por qué fue Santos Ramírez el único que pagó con la cárcel sus actos de corrupción? ¿Qué privilegios tiene Nemesia Achacollo que no tuviera Santos Ramírez (que por lo demás tenía muchísimos más méritos previos)? ¡Deberíamos tener claro, por experiencia propia y ajena, que encubrir nunca es saludable! Amén.
El autor es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba
y Twitter: @escuelanfp
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