Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Alfredo Serrano Mancilla
La hegemonía neoliberal ha
impuesto una supremacía de las finanzas. La economía real quedó relegada a un
segundo plano, absolutamente subordinada. Hoy en día, por cada dólar en
funcionamiento en actividades económicas con alguna base material, existen 20
dólares colocados en el mundo financiero. Se bifurcaron los caminos de dos
dimensiones que debían estar perfectamente sintonizadas en forma
complementaria. No es así: la una es esclava de la otra. El capital ficticio es
el gran actor.
Según datos del Bank of
America, desde el año 2007 los Bancos Centrales han creado 12,2 billones de
dólares para comprar activos a entidades financieras. El objetivo de esta
política monetaria no ha sido otro que tapar el gran agujero en el que se ha
visto envuelto el sector financiero. Pero el parche no ha servido para
reactivar la economía mundial tal como se había pregonado. Los resultados
saltan a la vista. Todas las previsiones para este y los próximos años siguen
siendo pesimistas.
Los Bancos Centrales también
han reducido los tipos de interés hasta en 600 ocasiones con la intención de
abaratar los préstamos. Cada vez es más común observar a países con tasas de
interés negativas. Esta política tampoco ha dado sus frutos de cara a impulsar
un modelo económico productivo.
¿Por qué son insuficientes o
ineficaces estas políticas centradas en lo monetario para avivar la economía
mundial? La respuesta está en la propia raíz del orden económico del
capitalismo neoliberal. En tanto todas las fórmulas estén centradas en la
política monetaria, en salvaguardar a la banca, la economía seguirá cojeando
sin ningún tipo de indicio de recuperación.

Los estímulos monetarios entran
en contradicción con las políticas de austeridad impuestas desde lo fiscal y lo
salarial. ¿Quién se atreve a pedir dinero prestado para invertir en la economía
real si no hay demanda efectiva que garantice una tasa de retorno positiva y
estable? No hay demanda segura porque el empobrecimiento salarial del 99% de la
población explica la merma del poder de compra. Y ahora, a diferencia de lo que
sucediera en otros momentos históricos, tampoco hay capacidad de expandirse más
allá de las fronteras. Se agotó la posibilidad de crear “nuevos consumidores”
en otras partes del mundo: ya están todos los que son. Y esa mayoría -a escala
global- también siente los azotes de la economía globalizada que no despega.
El 10 de marzo pasado, Draghi,
presidente del Banco Central Europeo, decidió una especie de “super emisión”
que incluía no solo a los bancos, sino también la posibilidad de financiar las
obligaciones societarias de las grandes empresas industriales. Nuevamente, la
ortodoxia monetaria creyendo en los milagros económicos.
¿Será efectivo esto en tanto Europa sigue sumergida en un mar de austeridad? La respuesta sigue siendo negativa. El verdadero propósito de esta medida es cubrirles las espaldas a las grandes empresas industriales (alemanas en su mayoría) para que recuperen su tasa de ganancia por la vía exportadora. La demanda interna europea se recuperaría con mayor salario, con más empleo, aumentando los niveles de productividad, con más inversión en ciencia y tecnología. Pero no. Lo que se propone es conseguir más mercados afuera para colocar todo lo que no se logra vender adentro. De ahí, la importancia que tiene la reciente ola de tratados comerciales promovidos desde Europa. No importa la política fiscal pero sí la comercial.
Mientras la salvación económica
sea limitada a lo monetario, a lo financiero, y nos sigamos olvidando de la
economía real, estaremos ante un callejón sin salida. El empate catastrófico
está asegurado si continúan las políticas de austeridad yendo a contracorriente
de la política monetaria expansiva. No sólo es cuestión de justicia terminar
con la deuda social-laboral-económica, es cuestión de eficacia económica. De
nada sirve repartir dinero a favor de unos pocos si la economía real no es
atendida.
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