Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Karina
Sauma
Una de
las principales notas de la edición del domingo de El Deber abre con el
siguiente titular: “Santa Cruz de la Sierra es el municipio con más pobres de
Bolivia”. En el reportaje, escrito por el periodista Pablo Ortiz, se afirma que
“la capital de la pujanza alberga en sus anillos a 220.000 pobres, 60.000 más
que El Alto, más del doble que La Paz”.
El
nivel de pobreza no solo debería ser medido por el acceso a la salud, educación
y servicios básicos, sino más bien por las condiciones de vida de las personas,
la calidad del ambiente en el que vivimos, el acceso a medios de esparcimiento
y el goce de la naturaleza, entre otros. Está por demás claro que esto no está
pasando en Santa Cruz de la Sierra, y quizás tampoco en otras ciudades del
país. La capital cruceña produce la mayor cantidad de basura al día respecto al
resto del país, cerca de 800 toneladas; cada habitante produce 1/2 kilo de
basura, y el sistema de disposición de estos residuos es defectuoso, lo que da
lugar a calles sucias y un ambiente poco sano.
Respecto
a la cobertura de bosques urbanos, la situación no es alentadora, según datos
del Mapa de Deforestación publicado en 2013 por la Fundación Amigos de la
Naturaleza; en los últimos años la ciudad ha perdido el 84% de las
aproximadamente 126.000 hectáreas de cobertura boscosa que el municipio tenía
en el pasado. Nos estamos convirtiendo en una selva de cemento sucia y
desordenada, sin espacios urbanos para el esparcimiento y el desarrollo
integral del ser humano.
El
crecimiento desordenado y sin planificación está llevando a que todos los
habitantes de la “pujante” ciudad de Santa Cruz seamos cada vez más pobres, y
no solo materialmente, sino espiritual e integralmente. Está por demás claro
que las leyes y políticas públicas son insuficientes. El Gobierno Municipal no
mira el mañana, mira el hoy, ese hoy desesperado por una fachada bonita; cuando
en realidad quienes cobrarán la factura de semejantes errores serán los hijos y
nietos de quienes hoy están sentados en el curul municipal.
¡Ya
estuvo bueno! Es momento de decir “basta”. Debemos caer en cuenta que el daño a
nuestra Madre Tierra es más lapidario que una pobreza extrema, reflejada en el
“acceso a algo”. Si bien la educación es la mejor manera para lograr cambios
positivos en la población, el sentido común también nos alerta que si algo está
mal, no hay que seguir haciéndolo. Si nos damos cuenta de que la basura nos
está ahogando, si vemos que los bosques urbanos son necesarios para una vida
más digna, entonces no sigamos como hasta ahora. Dice el dicho que la ciudad
tiene los gobernantes que se merece, yo pienso que Santa Cruz no se merece
tanta pobreza ambiental, y más aún esa que se menciona como “pobreza extrema”.
y Twitter: @escuelanfp
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