Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Pablo Solon
Todo
proceso de transformación social desplaza a ciertos sectores, catapulta a otros
y engendra nuevos sectores sociales. En el caso boliviano el proceso de cambio
significó en un principio el desplazamiento de una clase media tecnocrática y
una burguesía parasitaria del Estado que durante décadas se había turnado en el
gobierno y que siempre tenía familiares en las estructuras de poder para
conseguir licitaciones, consultorías, concesiones, contratos, tierras y otros
beneficios.

Los
dirigentes en el gobierno que ya habían empezado a ser capturados por la lógica
del poder optaron por una estrategia que fue pactar con los representantes
económicos de la oposición mientras se perseguía a sus líderes políticos.
¡Zanahoria económica y palo político!
Así,
poco a poco, las banderas de la revolución agraria fueron vaciadas de
contenido. La gran mayoría de terratenientes de antes del 2006 no fueron
afectados. Se enfatizó el saneamiento y la titulación de tierras que favoreció
mayoritariamente a indígenas y campesinos pero no se procedió a desmantelar el
poder de los latifundistas. En este contexto se produjo una alianza con el
sector más importante de los agro-empresarios: los exportadores de soya
transgénica a los que se les permitió continuar e incrementar la producción de
transgénicos. La soya transgénica que en el 2005 representaba sólo el 21% de la
producción de soya en Bolivia alcanzó el 92% en el 2012. Se postergó la
verificación del cumplimiento de la función económica social de las grandes
propiedades que hubiera llevado a su expropiación y reversión, se perdonaron
los desmontes ilegales de bosques y se llamó a ampliar la deforestación para
beneficio fundamental de los agroexportadores.
Estas
alianzas que antes del 2006 hubieran sido impensables se justificaron diciendo
de que así se fracturaba a la oposición cruceña, se viabilizaba que el gobierno
sea bien recibido en ciudades del oriente, y se evitaba una polarización como
la de Venezuela, pues los sectores económicos de la oposición de derecha verían
que era mejor no malograr la estabilidad del gobierno.
Esta
política de alianzas para estabilizar y consolidar “el gobierno del pueblo” fue
abarcando a casi todos los sectores de poder económico. La burguesía financiera
que desde un principio fue tratada con guante blanco para evitar el riesgo de
una corrida bancaria, como en los tiempos de la UDP, fue una de las mas
beneficiadas. Las utilidades del sector financiero en Bolivia pasaron de 43
millones de dólares en el 2005 a 283 millones de dólares en el 2014. Algo similar
paso con la minería privada transnacional, que pese a algunas
nacionalizaciones, mantuvo a lo largo de los últimos diez años una
participación del 70% en las exportaciones. Según el propio Ministro de
Finanzas las utilidades del sector privado llegaron en el 2013 a los 4.111
millones de dólares.
El
proceso de cambio no sólo había sido capturado por la lógica del poder sino que
los intereses de sectores empresariales de derecha lo habían empezado a minar
desde adentro.
y Twitter: @escuelanfp
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