Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Julio C. Gambina
Las
elecciones son procesos de masas que manifiestan en una foto el sentir político
de la población.
Una
primera conclusión es que el ausentismo es relativamente bajo o estacionario,
sin constituir un dato relevante. En general, la población se manifiesta
mediante el voto y los encuestadores, periodistas u opinólogos fueron
sorprendidos en el recuento de votos, que confirmó la polarización con matices
en todos los territorios entre “macrismo” y kirchnerismo”.
Ya
dijimos alguna vez que macrismo y kirchnerismo eran las novedades políticas en
la Argentina en este nuevo siglo y no termina de consolidarse un rumbo hacia la
derechización social como algunos sostienen, ya que todavía existe un voto de
inspiración negativa, el voto “contra”, que no define una posición o clara
orientación. En la elección bonaerense sigue pesando el voto “anti Cristina”,
que como en otras ocasiones aspiró las expectativas de una tercera vía.
Estas
elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) fungen como
ordenadora hacia la elección de medio término del 22/10, donde se elige la
composición del Parlamento para el ciclo que empieza en diciembre del 2017 y
culmina en diciembre del 2019, ya con un nuevo periodo presidencial entre 2019
y 2023. Hay que ver todavía como se construye el consenso para el nuevo
Parlamento que surja en la elección de Octubre. En ese sentido y con la foto
actual, el macrismo en su conjunto crece en parlamentarios y el kirchnerismo,
como segunda fuerza mantendría la cantidad de legisladores. Continúan así
siendo la base de la disputa política en la coyuntura y expresan diferentes
proyectos de gestión del capitalismo local.
No hay
claridad en la hegemonía del sistema, con un 36/37% del macrismo; un 19/20% del
kirchnerismo; un 17/18% de otras fuerzas que remiten al peronismo. El
peronismo, como arco diverso inspira aún fragmentado una primera minoría de
simpatías políticas. En el conjunto referido estamos hablando del 70% de las
opciones electorales. El otro 30% se divide en variadas fuerzas en las que
destaca la mayoría de votos del FIT en torno al 4/5%.
Crisis
política
Con
base en esos datos, una primera reflexión remite a una disputa por el gobierno
del capitalismo en la Argentina y que incluso puede expresarse como bipolaridad
entre el macrismo y el kircherismo/peronismo. Es un horizonte en disputa hacia
el 2019 y todo pareciera no resolverse a favor del kirchnerismo si no avanza en
audaces reflexiones y alianzas más abarcativas.
Por un
lado, la primera minoría intenta construir una nueva fuerza política más allá
de la tradición peronista y radical, aun cuando hay apoyo mayoritario de la
UCR, e incluso de sectores del peronismo. Es la primera vez, que con éxito, la
derecha disputa consenso electoral para constituirse en mayoría. Por otro lado
el kirchnerismo y la potencialidad de alianza con otros sectores del peronismo
y más allá.
Es por
este lado que se puede avizorar la crisis de las representaciones políticas
tradicionales: el peronismo y el radicalismo, aunque no solo de ellos y la
emergencia de nuevas representaciones de poder político en la Argentina. Es lo
que definimos como crisis política.
Pero
también se puede aludir a una crisis por izquierda, de alternativas, con
importante fragmentación de propuestas que no alcanzan el mínimo 1,5% exigido
por la legislación electoral, e incluso los sectores mejor posicionados como el
FIT, que aspiran al 5% del electorado total, con resultados destacados en
algunos distritos, caso Jujuy con el 13% o Mendoza cercano al 9%.
En
términos electorales gana el macrismo que reitera su dominio en Capital y
adiciona otros distritos importantes y cuando menos empata o pierde por poco en
Provincia de Buenos Aires, lo que supone un avance respecto de la imagen
instalada previamente. No es menor para el oficialismo nacional mejorar la
fuerza parlamentaria, entendida como consenso electoral social para sus
objetivos de ajuste y reestructuración regresiva, con reforma laboral y
previsional en agenda y una lectura para ofrecer a inversores externos sobre acompañamiento
de la sociedad respecto de un clima favorable a los negocios y los inversores.
Solo no podrá y como en 2016 necesita de pactos y alianzas para hacer aprobar
la agenda regresiva contra los de abajo.
Aun
así, está muy lejana la situación mundial para ser auspiciosos sobre el
desembarco de inversores reales más allá de las visitas de apoyo ideológico y
político como la 11° reunión ministerial de la OMC en diciembre próximo, o la
coordinación del G20 para el 2018 y un cónclave mundial en noviembre del año
entrante. Argentina es destino marginal de inversiones en la región
latinoamericana y caribeña, tal como informó recientemente la CEPAL al evaluar
el estado de las Inversiones Externas Directas en la región. Es por eso que el
gobierno aprovechará el respaldo electoral para profundizar el ajuste y la
reestructuración regresiva, procesos tendenciales iniciados en la dictadura y
potenciados en los 90´.
Pensar
y discutir la alternativa
Una
reflexión especial merece la situación de la izquierda y del movimiento popular
en general para organizar fuerza política y social en condiciones de disputar
consenso para una transformación profunda de la sociedad. Algunas propuestas
políticas que no llegan a superar el mínimo de las PASO, e incluso otras que si
lo pasan por poco y no necesariamente podrán acceder al Parlamento necesitan
discutir las condiciones de acumulación de poder popular necesarias para la
disputa electoral. No muy distinto es el razonamiento para aquellos que acceden
a minorías parlamentarias con escasa densidad política en la sociedad.
¿Cuánta
densidad social y política se requiere para obtener mayoría parlamentarias que
disputen poder? Es un interrogante interesante que nos sirve para analizar más
allá de la realidad nacional y pensar en los 18 años de triunfos electorales en
Venezuela, o los procesos de Bolivia y Ecuador de la última década. La
estrategia del cambio social está en discusión luego de la ola revolucionaria
de los 60/70, donde se mantiene la vigencia del proceso cubano y las duras
disputas ante la agresión del imperialismo y las clases dominantes,
especialmente en Venezuela. Los mecanismos políticos, sociales, económicos,
culturales de acumulación popular ensayados en estos 50/60 años están también
en discusión.
No solo
hay crisis política en el sistema de dominación, sino también en la perspectiva
de la construcción de alternativa, lo que constituye un gran desafío para el
movimiento popular.
En este
sentido no hay atajos y se requiere una profunda reflexión sobre la crítica de
la realidad, no solo de la iniciativa del poder, sino de las alternativas en
construcción. El capitalismo en crisis se recrea a pasos acelerados y agiganta
la ofensiva del capital contra el trabajo, la naturaleza y la sociedad,
convocando a una mirada sobre los cambios en las relaciones sociales de
producción y organizar una respuesta para la emancipación social propia de
nuestro tiempo.
Alguna
vez dijimos que era tiempo de barajar y dar de nuevo, cada quien desde lo
propio construido y pensar en diversas articulaciones, en primer lugar del
movimiento obrero, por su especificidad y tradición histórica en la Argentina,
pero junto a ello en todos los ámbitos de agrupamiento del movimiento popular.
Hacen falta nuevas formas de organización y movilización para conformar una
estrategia de poder de la mayoría popular.
La
política no es solo el ámbito electoral, sino la cotidianeidad, no solo las
movilizaciones y la calle, sino la construcción cotidiana que anticipa la
sociedad del futuro. Esa es la asignatura pendiente y el desafío de la época.
Buenos
Aires, 14 de agosto de 2017
- Julio
C. Gambina es Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y
Políticas, FISYP
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y Twitter: @escuelanfp
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