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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...

Banzer, el dictador que murió impune

Por: Delfín Arias Vargas
Un día como hoy, hace 46 años, el entonces coronel Hugo Banzer Suárez, militares reaccionarios y políticos proimperialistas perpetraban una de las más sangrientas asonadas de nuestra historia, uno de los 189 golpes de Estado que ha soportado Bolivia desde el 6 de agosto de 1825.
El golpe de Estado del 21 de agosto de 1971, instaló en Palacio Quemado a la dictadura banzerista que abrió un período de sangrientos golpes militares financiados por Estados Unidos en América del Sur.
Las nuevas dictaduras militares se sumarían a la tiranía instaurada en Brasil tras el golpe de Estado de 1964 y que se extendió hasta la elección en las urnas del presidente Tancredo Neves en 1985.
El 11 de septiembre de 1973, el general Augusto Pinochet lideró en Chile un cruento golpe de Estado financiado y respaldado por la CIA que derrocó al gobierno constitucional del presidente socialista Salvador Allende.
Se estableció una feroz dictadura que duraría más de 16 años y Chile se transformaría en una especie de prueba piloto del sistema neoliberal liderado por Estados Unidos y Gran Bretaña.
El 27 de junio de 1973, el presidente uruguayo Juan María Bordaberry perpetró un autogolpe de Estado, disolvió del Parlamento e inició una dictadura cívico-militar que se extendió hasta 1985.
La premisa ideológica de los golpistas fue “destruir al comunismo internacional infiltrado en las instituciones democráticas y combatir definitivamente al terrorismo encarnado por los Tupamaros y agrupaciones de izquierda”.
El 24 de marzo de 1976, una sublevación militar derrocó a la presidenta de Argentina María Estela Martínez de Perón instalando una dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, gobernada por una Junta Militar liderada Rafael Videla.
Así comenzó el mayor genocidio de la historia de América Latina: más de 30.000 torturados, asesinados y desaparecidos. El terrorismo de Estado impuso un plan de exterminio, una política de terror y avasallamiento de los derechos sociales e individuales del pueblo argentino.
El golpe militar liderado por Banzer y secundado por Víctor Paz Estenssoro, del MNR, y por Mario Gutiérrez, de FSB, cobró la vida de 98 personas y otras 560 quedaron heridas. Cientos más engrosarían esa lista en los siguientes siete años.
La mayor parte de las víctimas fueron mineros, fabriles y universitarios que durante tres días —entre el 19 y el 21 de agosto— defendieron en las calles de La Paz al gobierno del general Juan José Torres, quien tras ser derrocado, fue exilado en Chile y luego en Argentina, donde en mayo de 1976 sería asesinado por un comando de la anticomunista Triple A.
La asonada estalló el 19 de agosto y los primeros enfrentamientos se produjeron en la plaza 24 de Septiembre de Santa Cruz, la universidad Gabriel René Moreno fue tomada por efectivos del regimiento Manchego comandado por Andrés Selich, y los universitarios detenidos luego serían ejecutados.
Entre el 19 y el 20 de agosto se plegaron al golpe las unidades militares acantonadas en el Beni, Pando y Cochabamba, y tras algunas escaramuzas Oruro cayó en manos de los golpistas a pesar de las esperanzas del gobierno de Torres a una resistencia minera, pero la acción de los Rangers de Challapata desbarató esa posibilidad.
En La Paz, en la tarde del 21 de agosto se combatió fieramente en Miraflores, en las proximidades del Gran Cuartel y en el cerro de Laikakota. Trabajadores, universitarios y soldados del regimiento Colorados, comandado por el mayor Rubén Sánchez, intentaron la toma del Gran Cuartel de Miraflores en acciones sangrientas, pero las unidades militares al principio leales a Torres, fueron volcando su apoyo a Banzer.
No obstante, según documentos desclasificados por el Departamento de Estado de Estados Unidos, el golpe contra Torres comenzó a gestarse el 22 de junio de 1971 cuando la CIA asume el programa de acción encubierta para hacer frente a la tendencia “política desfavorable en Bolivia”.
De acuerdo con ello, propone poner en marcha lo antes posible un programa de acción política destinado a unificar al MNR y a “los líderes militares moderados” y dispone la entrega de 410.000 dólares de fondos secretos para una campaña de propaganda por medios impresos y radiales en contra del gobierno izquierdista.
En julio de 1971, el Procurador General de Estados Unidos, John Mitchell, declaró que la propuesta era que un golpe de Estado contra Torres era inevitable y que el apoyo encubierto debería ser dirigido tan pronto como sea posible.
Apenas tomó el control del gobierno, Banzer recibió 2 millones de dólares en ayuda económica de emergencia, 20 millones de dólares adicionales en los siguientes seis meses, 25 millones de dólares para financiar proyectos, 6 millones de dólares para un programa de viviendas y la misma cantidad en trigo y aceites del programa PL 480.
Según el Informe sobre las desapariciones forzadas en Bolivia, elaborado el 2007 por el Capítulo Boliviano de Derechos Humanos y la Asociación de Detenidos Desaparecidos y Mártires por la Liberación Nacional (ASOFAMD), durante el régimen de Banzer (1971-1978) se produjeron masivas detenciones arbitrarias, destierros y confinamientos.
Se practicaron torturas, tratos crueles, degradantes y humillantes, ejecuciones sumarias y desapariciones forzadas; se ilegalizó a los partidos políticos, se prohibió la actividad sindical, se suspendió todos los derechos civiles y se envió tropas a los centros mineros.
Banzer participó del Plan Cóndor que vinculó a las dictaduras de Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil, una alianza y estrategia de detención, captura, tortura, asesinatos múltiples de dirigentes políticos, sociales y sindicales de izquierda.
Datos de ASOFAM desvelan que en los siete años de la dictadura banzerista al menos 75 personas fueron desaparecidas, 85 asesinadas y más de 3.500 detenidas, torturadas y exiliadas.
Amnistía Internacional (AI) sostiene que durante las dictaduras militares, más de 150 personas fueron desaparecidas, al menos 200 ejecutadas extrajudicialmente y cerca de 5.000 sufrieron detención arbitraria y miles más fueron obligadas a exiliarse.
Banzer implantó campos de concentración en un edificio ubicado al lado del Palacio Legislativo, en Chonchocoro y en otros lugares. En estos centros, centenares de estudiantes, dirigentes y líderes políticos y sindicales fueron encarcelados, torturados y muchos de ellos ejecutados.
Y a 46 años del golpe de Banzer, el dictador que murió impune porque nunca fue procesado y menos sentenciado por sus crímenes: intolerancia, desprecio por la vida, violación de los derechos humanos, asesinato y la desaparición forzosa por razones políticas, han dado paso a una fortalecida democracia que cada día se nutre con la voluntad soberana de su pueblo.

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