Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
La batalla minera contra la “Alianza para
el Progreso”
Por: Luís Oporto Ordoñez
La
reconstrucción de la historia política y sindical del país está escrita aún a
vuelo de pájaro. Quedan grandes lagunas pese a que se ha indagado sobre la
centralidad política y económica de la minería, el poder dual, el rol del
sindicato minero y su influencia en las luchas reivindicativas e incluso
revolucionarias, pero poco se ha dicho sobre el Control Obrero, que en Siglo XX
se ejercitó imponiendo el veto que la ley de su creación le otorgaba. El
paradigma del Control Obrero es Federico Escobar Zapata, apodado por los
mineros con cariño como “Macho Moreno”, que en su corta existencia cambió
radicalmente el curso de la historia política del país. [1]
“Timbrero”
y “Perforista” en la mina de Siglo XX
Nació
en Oruro el 26 de noviembre de 1924. Un trágico accidente segó la vida de su
padre, Eleuterio Escobar, sumiendo a su familia en una extrema pobreza. Su
madre Nieves Zapata se defendió con un pequeño negocio que implicaba inmenso
sacrificio para “obtener patos, queso y carne de cordero del lago Poopó, a tres
leguas de distancia”. [2] Federico de apenas 15 años, sufría junto a su madre.
“Él era como un padre para nosotros, Todavía estudiaba en Oruro y era sumamente
inteligente, pero tuvo que dejar sus estudios para ayudar a mi mamá a
educarnos”, afirma su hermana. [3] La situación empeoró, llevando a los hijos
menores al borde de la desnutrición.
La
madre logró emplearse en la casa del Ing. Roberto Arce, Sub Gerente de Empresa
Minera Catavi, la más importante de Patiño, en Siglo XX. El jerarca ayudó a incorporar
a Federico en interior mina. [4] Ingresa a interior mina como “Timbrero” y
ejerce otros oficios de ínfima escala como Carrero, Chasquiri, Perforista,
Enmaderador, Almacenero, Ayudante secretario y por último Secretario. [5] El 30
de mayo de 1941 ingresa como ayudante mecánico en la moderna planta Sink &
Float de Siglo XX. Al principio fue un trabajador dedicado más al fútbol, casi
apático frente a las luchas de los mineros. La dureza de la vida minera fue la
universidad que le ayudó a comprender la realidad social del minero. Ya
entonces, la utopía revolucionaria de tomar el poder signaba el destino de los
obreros del enclave capitalista. El instinto se hacía carne en su ser,
únicamente esperaba el bautizo de fuego. Sin embargo, la protección celosa de
su madre lo alejaba -cuanto podía- de los mineros “comunistas”. [6]
Pronto
participó en su primera asamblea y manifestación para expulsar a un capataz
abusivo, lo que alarmó a los jerarcas de la empresa, que tomaron represalias,
instruyendo su despido por “fallero”, [7] eufemismo que escondía la sanción por
participar en actividades sindicales. Sin embargo retornó al trabajo el 18 de
noviembre de 1941 corno Ayudante secretario, en la Sección “Azul”, siempre en
interior mina. Después se retira temporalmente el 2 de febrero de 1943 para
cumplir con su servicio militar. [8]
Sólida
formación política
A su
retorno del cuartel, su vida cambió radicalmente. Devora la panfletearía que
difundían en el distrito minero los conocidos agitadores: La Madre de Máximo
Gorki, Flores de la Vida de Makarenko, Cuestiones de Leninismo de J. Stalin,
Cantos de la ciudad y el mundo de Luksic, formaban parte de su incipiente
biblioteca. En 1944 conoce a Juan Lechín en un campeonato de fútbol que se
realizaba en Huanuni. Era la táctica de los mineros para organizar su
Federación sin despertar sospechas. Sus compañeros lo nominan corno delegado al
Congreso Minero de Colquiri (1946), pero denunciado por los “amarillos”, [9] es
despedido y expulsado del campamento. El gobierno lo había incluido en la
“Lista Negra”. Soltero aún, regresa a su solar nativo, Machacamarca, donde
vivía parte de su familia. Allí conoció a Alicia Chavarría. “Se vino a
Machacamarca, porque hubo despidos. Como era deportista consiguió trabajo en el
Laboratorio de Ensayos del Ingenio en Machacamarca”. [10]
El 23
de octubre de 1948, se casa con Alicia. El 7 de enero de 1949, es nuevamente
despedido. Una semana más tarde logra ubicarse como secretario del Taller
eléctrico en la sección Colquiri de la Compañía Minera Oruro. [11] Por primera
vez es oficinista y deja de percibir jornal diario, pero la “Lista Negra”
funciona sin demora. Es cuestión de tiempo para que averigüen si uno estaba
registrado en ella. Fue despedido de Colquiri en 1950 [12] y deambula hasta
ingresar a la fábrica Ferrari Guezzi de Oruro. Sin embargo; no se quedó allí,
prefería trabajar en la mina. Sus dotes de excelente deportista le permiten
ingresar a trabajar en Huanuni, aunque -al parecer- cambia su apellido materno
por Castillo, para eludir la “Lista Negra”, Se mantiene como Castillo incluso,
al acogerse al beneficio del Decreto de Reocupación, dictado como emergencia
del triunfo popular en la insurrección del 9 de abril de 1952.
Lucha
contra la “Alianza para el Progreso” y el “Plan Triangular”
Federico
Escobar es nombrado Control Obrero de Siglo XX por “mandato de las bases”, en
función de sus singulares virtudes de hombre preparado, honesto, probo y
enérgico. Con Federico Escobar el sindicato se había desmarcado del tutelaje
del gobierno en las minas, aunque el MNR seguía controlando los sindicatos de Catavi
y Huanuni. Denunciaba la prepotencia de los nuevos capataces, aquellos
técnicos, quienes, mimados por la COMIBOL, percibían elevados sueldos en
dólares. Tácticamente errado, los identificaba como el enemigo principal y
exigía su retiro: “Veo que tratándose de ellos (los trabajadores) se es
completamente drástico y para con aquel (el técnico) que ordena y comete
errores, se es completamente tolerante, medidas completamente desiguales que
merecen la crítica más dura de los obreros. [13] Pronto intuyó que el conflicto
estaba más allá de los socavones. En las sesiones de gran comisión con los
jerarcas de la empresa estatal en La Paz, Zarco Kramer, presidente de COMIBOL,
asociaba el papel de los controles obreros con la reticencia de los inversores
internacionales, debido “al desorden e interferencia de los sindicatos en
cuestiones técnicas” [14] que impedían a los ingenieros cumplir con su trabajo.
Allí comprendió que detrás estaba la mano oculta del imperialismo.
En
efecto, la intervención de EE.UU. se debe a que el MNR buscaba la cooperación
rusa para los hornos de fundición y fue esa “amenaza comunista [la que] dio
origen al amplio programa de cooperación de Kennedy”. Estados Unidos decidió
erradicar el comunismo de las minas, apoyando los planes desarrollistas de Paz
Estenssoro mediante tres acciones: a) la Alianza para el Progreso, “experimento
de desarrollo autoritario y fue en las grandes minas donde la cooperación se
desplegó más claramente con fines políticos”, b) la Acción Cívica de la FFAA y
c) el Plan Triangular, que buscaba “restringir radicalmente el Control Obrero,
despedir a cinco mil trabajadores y sacar de sus puestos a los líderes
sindicales comunistas”. Melvin Burke, economista de USAID, denunció que “era un
Caballo de Troya que no tenían ninguna base económica excepto destrozar el
sindicato comunista y revertir la nacionalización de la industria minera
boliviana”. [15] No era tarea sencilla pues en Siglo XX existía una milicia
armada orgánica al mando de Octavio Torrico y dos paralelas del POR y del PCB.
El enemigo del Plan Triangular eran los dirigentes comunistas. La Embajada de
EE.UU. en Bolivia caracterizó a Federico Escobar como un “marxista romántico y
un héroe para su gente. Considera que los intereses de sus mineros son lo más
importante”, informó al Departamento de Estado. [16] Para su puesta en marcha
el gobierno ordenó el destierro de Federico Escobar, Irineo Pimentel y
dirigentes comunistas y trotskistas, preparó al ejército para intervenir las
minas y movilizó a los campesinos del norte de Potosí. [17] Finalmente, el Plan
Triangular fue aceptado por la FSTMB el 28 de agosto. El 31 el gobierno aprobó
el decreto limitando el Control Obrero y recién liberó a Escobar y Pimentel.
Finalmente, el gobierno –presionado y financiado por EE.UU., impuso el Sistema
de Mayo, pieza clave para el Plan Triangular que impulsaría Barrientos, luego
de derrocar a Víctor Paz Estenssoro.
Federico
Escobar y el capitán Zacarías Plaza
Según
el oblato Gregorio Iriarte, había en el distrito diferentes agrupaciones de
izquierda. Escobar ingresó al Partido Comunista de Bolivia en 1957, durante el
Congreso Minero de Pulacayo. Sus divergencias ideológicas con el PCB, lo llevan
a fundar el Partido Comunista Marxista-Leninista PCML (1965) del cual su será
su primer secretario hasta su muerte. Escobar generó la actitud hostil de la
iglesia en Siglo XX, impulsado por el oblato canadiense Lino Grenier, cinturón
negro en Karate, poco ortodoxo, que le gustaba liarse a golpes con los mineros
“comunistas”, a quienes comparaba con Satanás. Fustigó a Escobar desde Radio
Pío XII y entregó a la Comibol la lista de agitadores en Siglo XX. [18] Escobar
era su principal enemigo, quien paradójicamente se reclamaba “católico desde la
cuna, y ciertamente mejor que muchos cristianos practicantes”. El cura Lino
trabajó incansablemente para dividir al movimiento obrero y lo logró por mucho
tiempo, hasta que fue la iglesia la que terminó cambiando su postura. [19]
Escobar
tuvo la visión de usar el control obrero corno instrumento político, de ahí que
su poder haya sido mayor que el de secretario ejecutivo del sindicato, y mucho
más peligroso para el gobierno que el propio comité ejecutivo de la Federación
de Mineros o de la COB. Los controles obreros muy pronto fueron neutralizados y
reemplazados por cargos rentados en la COMIBOL e incluso puestos ministeriales,
Sinforoso Cabrera, Mario Torren Callejas y el propio Lechín ocuparon esas
funciones. A Federico Escobar le ofrecieron el cargo de Director Obrero en
COMIBOL-La Paz, y otros de mayor remuneración en el Ministerio de Minas, pero
los rechazó al igual que los seis mil dólares que el Gral. Barrientos ordenó
que le entregaran en la cárcel de Santa Cruz. Escobar alcanzó una moral
invulnerable.
El
régimen de Barrientos no dudó en utilizar la persecución, la intervención
militar, el asesinato y la tortura para frenar las protestas sociales Un
episodio de esta trágica historia la protagonizó el capitán Zacarías Plaza,
quien le pidió al padre Gregorio Iriarte transmitir a los obreros el ultimátum
de rendición incondicional del centro minero y la entrega de Federico Escobar:
“Que se entregue, Padre, sino lo mato”. Radio Pio XII difundió el aviso, pero
lo que no supo Plaza es que fue el mismo cura oblato quien ayudó a Escobar a
salir del distrito con un “documento en el que él aparecía como Francisco
Belzu. “No es cierto que Federico haya huido vestido de cura, el que llevaba la
sotana era yo, lo otro lo tejió ya la historia popular”, afirma Iriarte. [20]
Su
oscura muerte
Escobar
se exila en Arica, pero poco tiempo más tarde ingresa clandestinamente al país.
Apresado en Santa Cruz, con el mismo documento falso con el que saliera, libra
un interminable juicio para recuperar sus derechos individuales. El gobierno no
cometió la torpeza de eliminarlo, pero su sólo era cuestión de tiempo y
oportunidad. El padre Iriarte cuenta que, tras ser convocado por Barrientos, le
pidió su libertad: “El presidente me preguntó qué debía hacer, yo le dije
déjelo libre; pero es comunista, me respondió. Yo le dije, lo que pasa es que
él lucha por todos, por las viudas y huérfanos, dejando todo, renunciando a
todo. Para él, nada, para los pobres trabajadores un mejor futuro” luego de
largos trámites judiciales y declaraciones de testigos, sale libre.
Su
retorno a las minas fue apoteósico pero su destino parecía estar sellado. Un
accidente provocó la dislocación de una clavícula y su brazo. La operación a la
que fue sometido en el hospital de la empresa no satisfizo ni a Federico ni al
partido. En La Paz se sometió a una segunda operación exitosa. Total, era algo
de rutina. La siguiente tuvo consecuencias fatales. El médico ordenó usar
anestesia total para operar el codo. No despertó más. Murió tras 14 horas de
debate entre la vida y la muerte. Para muchos, fue “una mano criminal”, para
los facultativos, “la impotencia de la ciencia médica”. Algunos piensan que el
gobierno compró a alguien que participaba en la operación. Otros piensan que
hacía sombra a alguien del partido e incluso le lanzaron esa acusación en pleno
funeral, frente a Alicia, a lo que el aludido respondió”: “¡Calumnia
Camarada!”.
La
verdad histórica oficial se basa en el informe del médico que diagnosticó “daño
irreversible, por falta de oxígeno”. Pero esa misma verdad ha establecido que
al líder sindical no se le hizo jamás la autopsia de ley porque supuestamente
“sus parientes se negaron”. Los mineros levantaron un monumento de bronce en la
plaza del Minero, se le declaró mártir, y se le construyo un mausoleo. El
partido convirtió en rutina celebrar el aniversario de su muerte, reeditando su
autobiografía. El 2015, se celebró los cincuenta años de su muerte. Su hijo
Hernán, publicó sus escritos y compiló varios ensayos biográficos, que retratan
su recia figura. [21]
* Historiador y archivista. Docente titular
de la Carrera de Historia de la UMSA.
1. Oporto, Luis: “Pan de Socavón, Federico
Escobar, su vida en prosa, toda una Leyenda en Siglo XX, todo un concentrado
histórico de esa época signada por barrenos y guardatojos, un trocito de
recuerdo”. La Paz, “La Razón”, 1994.
2. Federico Escobar Zapata. Hijo de la clase
obrera. S.1. ediciones Liberación. 1974. 24 p. Esta biografía oficial editada
por el PCML, concuerda con su autobiografía, publicada por la UTO en su serie
Memorias del tiempo (1989), líneas autobiográficas pergeñadas por el líder
minero en uno de sus apresamientos.
3. Testimonio de Martha Escobar de Arévalo,
lograda el 4 de noviembre de 1994, en Machacamarca.
4. Era costumbre -en esos tiempos y en los de
la COMIBOL dar trabajo al hijo de un obrero fallecido generalmente en una edad
temprana- para paliar la carencia absoluta.
5. Mi vida, ya citada.
6. Tan es así que Federico no participa en la
masacre del campo Maria Bartola, pues su madre lo lleva, con engaños, a Uncía.
7. Memorándum del 1” de noviembre de 1941.
Ingresa a interior mina como Timbrero cl 17 de julio de 1941.
8. El 9 de ese mes se enrola en el Regimiento
Ingavi “4 de Caballería” de Challapata (Oruro). Recibe instrucción como
comandante de Grupo de Combate durante nueve meses. Los mineros, dicho sea de
paso, conservaban su trabajo durante el servicio militar.
9. Trabajadores al servicio de la empresa, en
calidad de informantes.
10. Testimonio de Martha Escobar.
11. Registro de Empleados, sección sueldos, 1”
de agosto de 1949, Archivo Personal de Alicia Chavarría.
12. Federico Escobar Zapata, hijo de la clase…
p. 12.
13. Carta de Escobar, de 12 de agosto de 1955,
al ingeniero Ernesto Ossio, superintendente de Mina, máxima autoridad en Siglo
XX. Archivo Particular de Alicia Chavarría.
14. Acta de la reunión de gran comisión de
directores de COMIBOL con la delegación del sindicato minero de Siglo XX.
15. El acceso a trece archivos oficiales de
Estados Unidos, expone de manera clara, la correspondencia cursada entre el
Embajada de Bolivia y los servicios de inteligencia y seguridad nacional, con
el Departamento de Estado, que permite conocer la intimidad del
intervencionismo de EE.UU. contra la Revolución Nacional. Thomas Field: Minas,
balas y gringos. Bolivia y la Alianza para el Progreso en la era de Kennedy. La
Paz, Biblioteca Laboral, 2016, pp. 53, 68, 70, 77, 87, 93.
16. Ibidem, p. 90.
17. Thomas Field, op. Cit, afirma que el Gral.
Ovando solicitó 650 mil dólares para “material de emergencia”. Los transportes
aéreos comenzaron a llegar el 16 de julio de 1961, y más tarde 3.500 granadas
de gas (pp. 80, 84, 90)
18. Testimonio de Gregorio Iriarte, citado por
Thomas Filed, op. Cit, p. 90.
19. En 1994, había colgado la sotana Lino y era
un próspero empresario, según el Testimonio de Gregorio Iriarte registrado en
Cochabamba, el 22 de noviembre de 1994.
20. Ibidem.
21. Hernán Escobar Chavarría (Comp.): Los
bolivianos jamás hemos tenido alma de esclavos (Cochabamba, Talleres Gráficos
Kipus, 2010.
y Twitter: @escuelanfp
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