Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Delfín Arias Vargas
El
encargado de Negocios de la Embajada de Estados Unidos, Peter Brennan, opinó
que “ojalá Bolivia nunca llegue al punto en que está Venezuela en este momento,
porque es deplorable y muy lamentable”, y desempolvó la vieja e imperial
política injerencista tras casi nueve años de la expulsión del embajador Philip
Goldberg por inmiscuirse en asuntos internos, y apoyar y financiar a grupos
oligárquicos separatistas.
“No
puedo entender cómo algunos líderes de izquierda incluso pueden defender a un
gobierno militar que está matando a gente en las calles, que eran cosas del
pasado de América Latina”, dijo Brennan a la Agencia de Noticias Fides (ANF).
Esas
declaraciones fueron rechazadas y condenadas por el Gobierno boliviano, que las
asumió como una flagrante injerencia en asuntos internos de dos países
soberanos.
El
ministro de la Presidencia, René Martínez, exigió a Brennan retractarse de unas
declaraciones con alta “intencionalidad directa de injerencia” en asuntos
exclusivos de dos gobiernos democráticamente electos por voluntad de sus
pueblos.
“No
vamos a permitir estas declaraciones injerencistas que buscan el desprestigio
de nuestro gobierno y que hacen uso de una representación diplomática para
desprestigiar a otro gobierno electo por el soberano venezolano”, sostuvo, y
ratificó el respaldo del Gobierno boliviano al presidente Nicolás Maduro y a la
Asamblea Constituyente legal legítimamente instalada en Venezuela.
Horas
antes, el presidente Evo Morales también condenó las desaprensivas
declaraciones de Brennan y le recordó —mediante su cuenta en Twitter— que “EEUU
nos amenaza y olvida que hemos expulsado a su embajador por injerencias
parecidas. Bolivia ni Venezuela son patio trasero de nadie”.
El 10
de septiembre de 2008, Morales declaró a Goldberg “persona non grata” y dispuso
su expulsión de Bolivia por su abierta intromisión en la política interna y su
respaldo a grupos separatistas que habían puesto en marcha un vasto plan
conspirativo contra la unidad de Bolivia y la desestabilización del gobierno
legalmente constituido.
“Sin
miedo al Imperio, hoy declaro al señor Goldberg persona no grata, pido a nuestro
canciller (David Choquehuanca) enviar hoy al embajador haciendo conocer la
decisión del gobierno nacional, de su Presidente, para que urgentemente retorne
a su país”, dijo.
El
conflicto diplomático se precipitó en una coyuntura de extrema violencia instigada
por una oposición regionalista y racista que había tomado el control de cuatro
departamentos, cuyos representantes cívicos y políticos neoliberales
soliviantaron la toma de instituciones públicas y se autodenominaron ‘Media
Luna’.
La
punta de lanza de la escalada secesionista fueron algunos medios de
comunicación que abiertamente conspiraron contra la unidad de la patria. Eran
tiempos de las “dos Bolivias”: la primera que “trabaja, es próspera y
democrática”, mientras que la segunda “bloquea, es pobre, marginal y cocalera”.
Ahora
bien, el frustrado golpe cívico prefectural fue consecuencia de la
implementación de un proceso político de profundos cambios estructurales por
parte del gobierno liderado por el primer presidente indígena electo en las
urnas: Evo Morales Ayma.
El
proceso de cambio había asumido tres ejes para recuperar y descolonizar
Bolivia: en lo económico, la nacionalización de los hidrocarburos; en lo
político, la fundación del Estado Plurinacional por la Asamblea Constituyente; y
en lo social, la redistribución de la riqueza entre las y los bolivianos
históricamente marginados.
La
implementación de los cambios históricos tropezó con los intereses de una élite
apátrida vinculada al imperialismo. La vieja y autodenominada clase política
—supuestamente con derecho a gobernar sempiternamente Bolivia— no renunció a
sus privilegios heredados del colonialismo eurocentrista tras el nacimiento de
la Bolivia colonial, racista y excluyente el 6 de agosto de 1825.
La
investigación Hegemonía territorial fallida. Estrategias de control y
dominación de Estados Unidos en Bolivia: 1985-2012, editada por el Centro de
Investigaciones Sociales (CIS), cuyas autoras son Loreta Tellería y Reina
Gonzales, pone el dedo en la llaga.
Durante
el siglo 20, el imperialismo implementó tres mecanismos de control para dominar
Bolivia: el político, el económico y el de seguridad; pero no fueron los
únicos.
Durante
el período 1985 - 2005 —tras la toma del poder por parte del MNR, el MIR y la
ADN— el control económico fue implementado con el modelo neoliberal alentado
por actores externos como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y
la cooperación norteamericana encabezada por Usaid, y por agentes políticos
internos que ejecutaron esos mecanismos de injerencia y control de
Bolivia.
El
segundo mecanismo para anular la soberanía de Bolivia fue el político y se
manifestó con la democracia pactada y funcional a los intereses imperialistas
que apuntaló el tipo de país que Estados Unidos esperaba que sea Bolivia.
Los
mecanismos políticos dieron paso a la otorgación de visas por parte de la
Embajada de Estados Unidos como requisito para hacer política, para ser
designado ministro, parlamentario y comandante de las Fuerzas Armadas o de la
Policía.
Con la
complicidad de los políticos neoliberales —que hoy intentan volver al
gobierno—, la diplomacia preventiva o descertificación política era una amenaza
que mantenía latente la Embajada norteamericana, que tenía la facultad de
quitar la visa a cualquier político boliviano y el consecutivo miedo que éstos
de ser vetados por sus patrones.
Y el
tercer mecanismo de control de Bolivia fue la implementación de una política de
lucha contra el narcotráfico sumiso y servil a los intereses geopolíticos del
imperialismo, basada en la erradicación de la hoja de coca y la criminalización
de los cocaleros.
Quienes
impartían las órdenes en el combate contra las drogas eran funcionarios
norteamericanos vinculados a la DEA y la NAS, secundados por organismos nacionales
que reforzaban la política estadounidense, llámese Umopar o Fuerza Especial de
Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN).
La
elección en las urnas del presidente Morales, en diciembre de 2005, significó
un duro golpe para el imperialismo y sus agentes internos, ya que el indio
—como se referían despectivamente al actual Jefe de Estado— no resultó
funcional ni sumiso como sus antecesores, sino un Presidente dispuesto a
recuperar Bolivia para los bolivianos.
Por lo
tanto, señor Brennan, Bolivia es un país soberano por voluntad política de su
pueblo, ejerce el derecho a su autodeterminación y toma decisiones con total
independencia de poderes externos, por lo que es inaceptable que usted —como en
los viejos tiempos neoliberales— pretenda señalar el camino por el que debe
transitar nuestra democracia.
Comunicador
social y periodista. Fue profesor universitario.
y Twitter: @escuelanfp
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios