Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Fernando Rodriguez Ureña
¿Cuál será
el destino de la Revolución Democrática y Cultural?
La respuesta
a esta pregunta parece no ser única, sino que es una “respuesta a la carta”, es
decir parece que puede estar dada para el gusto del comensal o del preguntón.
Para los
socialistas científicos, calificados casi despectivamente por algunos
compañeros de ruta como “izquierdistas”, la Revolución Democrática y Cultural
hace parte del proceso de liberación y construcción de la transición hacia una sociedad
sin clases.
Para
quienes vienen de vertientes indigenistas, la Revolución Democrática y
Cultural, es la auténtica Revolución de los indígenas, generalmente excluidos
de las esferas del poder, pues les permite empoderarse, cerrar las brechas de
desigualdad y desde ese posicionamiento, construir su proyecto político.
¿Existen
elementos comunes en ambas respuestas?
Sin duda,
son escenarios comunes el reconocimiento del potencial revolucionario del
movimiento indígena y campesino, que en una formación económica y social como
la boliviana, han de asumir un protagonismo de vanguardia porque encarnan la
lucha anticolonial y antiimperialista.
Los
circuitos coloniales se originaron en el mandato que legaban los centros
metropolitanos a sus “conquistadores” de abrir nuevas rutas para control de
nuevos territorios que serían incorporados a los reinos, no como museos
vivientes, sino como territorios que debían brindar sus riquezas en beneficio
de la empresa colonial: léase del naciente capitalismo comercial. Por tanto, la
conquista, es un hecho fundamentalmente económico. La subyugación cultural es
una consecuencia del hecho económico.
En
consecuencia los indígenas y campesinos, condensan en sí la lucha
anticapitalista, anti imperialista y anticolonial en sociedades altamente
excluyentes y con expresiones abiertas o encubiertas de racismo.
Son
exactamente las razones que promovieron las luchas de Julian Apaza, Tomás
Katari y José Gabriel Condorcanqui, el Zárate Willka en el Alto y el Bajo Perú:
luchas contra la explotación y en contra del imperio español y los gobiernos
republicanos.
Estos
argumentos ratifican que indígenas, campesinos y trabajadores de la ciudad y el
campo, son potenciales aliados en la perspectiva de un amplio frente de liberación
y la construcción del socialismo.
Lejos de
estos argumentos, mientras se desarrolla el proceso de cambio, se observa con
cada vez más potencia, un discurso anticolonial y antiimperialista, pero que
elude el anticapitalismo y ni menciona el socialismo, aún sea comunitario, y
prefiere hablar del Vivir Bien como fin societal.
Después de
oír y leer reiterativamente que los intelectuales orgánicos de los movimientos
indígena/originario/campesino/intercultural ni mencionan el anticapitalismo y
menos el socialismo comunitario como objetivo histórico a realizar, me empieza
a taladrar la duda en torno al objetivo final de la Revolución Democrática y
Cultural y el Proceso de Cambio.
Si no es el socialismo el resultado de las
tareas de liberación nacional expresadas en la Revolución Democrático y
Cultural, entonces ¿cuál es el objetivo político de este proceso?
No hay
muchas respuestas posibles. Es más, la respuesta fuerte vuelve a estar inscrita
en el Nacionalismo Revolucionario. Eso quiere decir que lo que no logró el MNR,
podría estar proyectándolo el MAS: estructurar una burguesía nacional, que a
diferencia de la movimientista, tendría como sujetos históricos a indígenas, originarios, campesinos e
interculturales, y cuyo objetivo de clase no sería otro que aquel que en
tiempos de campaña electoral (allí por el 2005), se denominó el capitalismo
andino-amazónico.
Cumplen
los requisitos: tienen un proyecto político, un proyecto económico y un
proyecto cultural.
Entonces, así
se puede entender que para sus ideólogos el anticolonialismo es la palabra que
suple a la palabra revolución y que su lucha fundamental es contra las empresas
transnacionales, en tanto y cuanto competencia y no como enemigo de clase.
¿Es viable
un proyecto histórico capitalista, además principalmente comercial y no
industrial en el tercer milenio?, ¿Es la clase que ha tomado conciencia de este
objetivo histórico o son sólo sus intelectuales y algunos de sus dirigentes?,¿Estos,
siguen creyendo en la posibilidad de un “desarrollo capitalista democrático”?,¿Las
dirigencias están reflejando el sentir de las bases de estos movimientos, o
hemos vuelto al sistema clientelar, de la ficha, de la movilización obligada
como cuota de poder?, ¿Es la “cultura movimientista” con nuevos actores y nuevos
rostros la que está empezando a tener mayor potencia y control de espacios de
poder?, ¿Es posible entender a partir de estas hipótesis, el rol de los
militares, como ocurrió con el MNR, que primero los destruyó y luego los
fortaleció, para ser al final víctimas de ellos?
Ufff! Sonó
el despertador… hay que levantarse… estaba teniendo un mal sueño.
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