Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Carlos Alejandro Lara Ugarte
Lo nuevo
niega lo viejo. Aplicando el principio de doble negación (Negación de la
negación) al estudio y comprensión del proceso constituyente en Bolivia se
puede caer en la tentación de afirmar que: “El nuevo Estado Plurinacional ya
negó la vieja República Boliviana”. Este asunto planteado en la pura lógica
del derecho positivo (abrogación de una norma por otra norma) y un ámbito de
reformas constitucionales es claramente digerible e irrebatible, sin embargo
negar un Estado a partir de otro Estado va más allá de la reforma o abrogación
de una norma constitucional.
Tiene
sentido, pero no por ello es cierto, afirmar que la nueva Constitución Política
del Estado Plurinacional negó la vieja Constitución Política de la República de
Bolivia, pero en si misma no negó al viejo Estado Republicano.
Negar un
viejo Estado a partir de la puesta en vigencia de una nueva constitución no es
sólo asunto de derecho positivo sino fundamentalmente de hechos sociopolíticos
e históricos de las comunidades, pueblos, naciones y sectores o movimientos
sociales que transforman la realidad desde practicas propias y antagónicas a lo
que se quiere vencer o destruir. Negar el viejo Estado Republicano para su
mejor comprensión sólo es posible ejercitando la lucha de contrarios e impulsando
saltos cualitativos manifestados en su andar, a partir de su origen, su
proyección organizada hacia su futuro y la abolición o anulación de su
contrario.
Por ello es
un absurdo teórico y una intencionalidad restauradora concebir a la nueva
Constitución Política del Estado Plurinacional como una de las veinte reformas
parciales a la vieja Constitución de 1826. La CPE de 2004 es resultado de una
reforma a la constitución normada en la misma vieja constitución, pero concebir
a la nueva CPE como continuidad inmediata de la constitución de 2004 es además
de una postura reaccionaria, conservadora y restauradora, un perdido anhelo de
los viejos grupos de poder, de sus ideólogos y sus historiadores.
Así, en el
afán de encontrar luces restauradoras o revolucionaria en el tema constituyente
en Bolivia muchos historiadores y seguidores coinciden en afirmar que la nueva
constitución política en comparación relativizada a la CPE de 2004, amplía y
profundiza la democracia y los derechos individuales, incorpora derechos
colectivos, es más inclusiva y organiza de una mejor manera el Estado y
sustancialmente revoluciona la institucionalidad estatal. Esto es cierto ya que
además no desconocen, tanto ideólogos como historiadores, que en la nueva CPE
se incorporaron imaginarios revolucionarios anti-imperialistas y
anticolonialistas, lo que también es cierto, sin embargo cometen el error de no
afirmar plenamente el carácter originario de la CPE del Estado Plurinacional
aferrándose en cierta manera a considerarla como producto de una profunda
reforma constitucional forzada por la presión y movilización social y demandas
indígenas. Si se considera y explora al carácter originario de la CPE entonces
se podrá negar plenamente todo supuesto sobre su carácter de constitución derivada
y en esa medida construir bases sólidas para diferenciar el camino a la
consolidación de una estructura social comunitaria del fortalecimiento o
modernización del Estado Liberal. Al respecto es necesario opinar el carácter
restaurador de todo análisis que se limite a los marco de reformas
constitucionales.
Interpretación
dialéctica
La doble
negación que lleva a una nueva afirmación responde a la lógica dialéctica de la
lucha de contrarios, de contradicciones antagónicas y no a procesos lineales de
evolución o transformación. No se debe entender la negación del Estado
republicano en la exclusividad de ajustes debido a las demandas y presiones de
movimientos sociales y pueblos originarios, mas aún aislándolos de la
existencia de estructuras económicas, políticas y sociales antagónicas a la
organización del modelo liberal, menos desde políticas de modernización o
fortalecimiento enfocado en el constitucionalismo republicano o la
competitividad mercantil y capitalista neoliberal.
Al afirmar
al nuevo Estado Plurinacional, desde la doble negación, se entiende que este no
es prolongación reformada del anterior, llanamente concebido desde ajustes,
cambios modernización o fortalecimiento en el ámbito de la economía, política y
visión social necesaria. Así al no ser continuidad lineal es entonces resultado
de una victoria de un modelo sobre el otro, de una estructura estatal sobre la
otra, de la idea de una civilización antagónica a otra; por ello hay razones y
argumentos dialécticos para interpretarla y analizarla como la síntesis de un
proceso de enfrentamiento caracterizada desde la contradicción fundamental, es
decir de una lucha de dos contrarios dialecticos; una tesis y una antítesis.
Reformar o
abolir el Estado Liberal.
La
organización de un Estado Liberal atendiendo las demandas y reivindicaciones
expresadas en las luchas y gestiones de sectores sociales de trabajadores,
campesinos y del campo popular se reforma o se adecúa para sobrevivir, sin
embargo el Estado Liberal se niega o se destruye a partir de una sociedad
organizada en el campo sociopolítico y económico y en cierta manera militar. Lo
militar no debe entenderse sólo en la acepción occidental, romana, napoleónica
o nazi, sino como una instancia de organización complementaria a la autogestión
y gobierno reconocido o delegado.
En este
entendido pensar en la negación del Estado Liberal desde el Estado
Plurinacional comunitario es aceptar ineludiblemente la existencia de una
estructura sociopolítica, económica y militar, que sin ser o estar organizada
como Estado en si misma existe de manera paralela a la organización y fuerza
económica, política y militar del Estado Liberal, y que estas dos fuerzas
sociales; la liberal y la comunitaria, han estado interactuando de manera
permanente y mientras uno ganaba espacio el otro lo perdía, mientras uno se
recomponía el otro no.
Definitivamente
debemos concluir que el colonialismo español y la república colonial y liberal
son formas de organización ajenas a la organización social comunitaria y que
pese a su aparato político, militar e ideológico no lograron terminar o
extinguir al Estado Inca y sus formas de organización; menos el espectro
cultural de la sociedad tiawanacota y en general la de los pueblos y naciones
de tierras bajas y tierras altas de nuestra Abya Yala (América).
Es así que
para entender la nueva Constitución Política del Estado y el Estado
Plurinacional se tiene que asumir el compromiso real y no hipotético del
enfrentamiento antagónico (en el pasado, presente y futuro mediato) de dos
formas de organización social, económica y política, decíamos la una liberal y
la otra comunitaria. Es un error entonces esforzarse por entender el Estado
Plurinacional Comunitario desde la transformación del Estado liberal; hacerlo
defendiendo y arrimándose al error va en contra la necesidad de encaminar la
victoria política, militar, económica, religiosa e institucional de la
organización comunal frente a la liberal. Es imperante consolidar las bases y
mecanismos teóricos y prácticos para abolir definitivamente al Estado
Republicano, siempre desde la instrumentalización dialéctica de la lucha de
contrarios y la negación de la negación.
Aclaración
necesaria
La lucha de
clases como motor de la historia desde el materialismo histórico marxista
supone dos clases antagónicas y dos Estados, el uno burgués capitalista y el
otro proletario socialista. El paso del Estado Socialista a la sociedad
comunista es la transformación del Estado Socialista a una organización social
comunista, es la visión revolucionaria de un momento histórico de triunfo y
victoria del proletariado sobre la burguesía, que finalmente transforma su
propia creación, es decir su estado proletario en sociedad organizada sin
Estado; cualificando y valorizando la organización de la sociedad en comunidad.
El Estado
Plurinacional debe ser el Estado de las comunidades y de los pueblos que desde
la derrota al individualismo, al capitalismo, colonialismo, imperialismo, la
abolición de clases sociales y diferencias antagónicas se migre a las forma de
organización esencialmente comunitaria, no estatales necesariamente.
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