Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Reymi Ferreira
En Bolivia las luchas por la autonomía tuvieron una auténtica legitimidad
regional y si bien algunos sectores pretendieron utilizar la consigna con otros
fines, no se puede negar el apoyo popular que aquella tiene entre los cruceños.
Un error histórico del Movimiento Al Socialismo (MAS) fue oponerse a paquete
cerrado a la autonomía, error cuyas consecuencias aún arrastra electoralmente
en Santa Cruz. La lucha logró la elección de los prefectos, primero, y el
reconocimiento en la Constitución del régimen de las autonomías.
Luego de años de estancamiento, se ha iniciado la discusión de la
modificación de los Estatutos Autonómicos. Lo que llama la atención es el
procedimiento elegido para ‘socializar’ las reformas. Se creó una comisión que
al parecer no fue de consenso, sino voluntad de la precaria mayoría oficialista que apoya a Rubén Costas
en la Asamblea Legislativa departamental. Luego se convoca a reuniones donde,
se dice, se recibirán propuestas de la ciudadanía.
Lo curioso es que a estas alturas ya no es necesario ‘socializar’ estatutos
ya aprobados en un referéndum que, cuestionados o no, la Constitución ha
validado. El art. 61 de la Ley Marco de Autonomías establece que los
departamentos que aprobaron su autonomía en el referéndum de 2006 deben adecuar
sus estatutos en la Asamblea Departamental y someterlos a revisión de
constitucionalidad ante el Tribunal Constitucional. Más claro, no puede estar.
No tiene sentido discutir un estatuto en reuniones de acceso limitado (muy
parecidas a las asambleas que realizan las cooperativas) en las que se hace una
pantomima en apariencia participativa.
Está claro que hay que reformar por dos tercios de votos de la Asamblea
Legislativa el Estatuto, y luego llevarlo al Tribunal para su revisión. ¿A qué
santo armar reuniones casi clandestinas para evitar el acoso de pobladores
organizados por el partido de Gobierno? Da imagen de poca legitimidad que
algunos asambleístas justifiquen empezar la reunión una hora antes de la
establecida para “descuidar a los masistas” (sic).
El espectáculo de asambleístas escapando en micros, sin pueblo que los
ampare, haciendo reuniones a escondidas para engañar a los cuestionadores,
causaría gracia si no fuera que generan confrontaciones innecesarias y se
gastan recursos públicos. Qué diferencia respecto a los cabildos del pasado. A
este proceso bien podría aplicarse la frase de Marx: “La historia se repite,
primero como tragedia y luego como comedia”
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