Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Julieta Paredes Carvajal
La discusión que se tiene que dar no es directamente sobre el aborto, ésas son discusiones que vienen después, hay un debate previo que los fascistas, patriarcas, machos colonialistas y misóginos no quieren implementar, nos marean y quieren confundirnos. Me refiero a por qué las mujeres todavía somos colonia, por qué seguimos siendo ciudadanas de segunda, a pesar de que la nueva Constitución tiene cambios importantes. Esto es pretexto para ser tuteladas, controladas y cuestionadas por ciudadanos de primera, que deciden por nosotras. Ya que nosotras, según esta discriminadora concepción, no tenemos derecho a nuestras decisiones.
Penalizar las decisiones de las mujeres antes que las tomemos dice de antemano que no tenemos derechos ni facultades para tomar decisiones; y ésa es una de las bases del machismo, la violencia sexual, la violencia en general y el asesinato de mujeres. Tal es el pensamiento de los patriarcas que, cuando las mujeres bolivianas argumentamos en favor de la despenalización del aborto, nos dicen que estamos manejadas por potencias extranjeras y neoliberales. ¡No mamen!, los propios neoliberales, colonialistas y esclavistas hoy hablan de las culturas originarias como aliadas contra el aborto, cuando en realidad nuestras abuelas siempre manejaron sus cuerpos con el conocimiento de las hierbas. Recomendamos al compañero Viceministro de Descolonización no ser hipócrita.
¿De qué garantías constitucionales de las mujeres hablamos? ¿De qué proceso de descolonización hablamos, cuando los cuerpos de las mujeres siguen siendo colonia de los jueces, fiscales, curas y de los fascistas que piensan que las mujeres estamos para parir, porque Bolivia necesita una mayor población? ¿De qué proceso de cambio hablamos cuando los compañeros Evo Morales y García Linera responden que el aborto es asesinato, en la discusión sobre la inconstitucionalidad del tutelaje a las mujeres? Discutamos primero sobre el derecho a decidir de las mujeres. Son dos discusiones diferentes. No estamos hablando de la legalización del aborto, con la que yo no estoy de acuerdo. No quiero tutela del Estado sobre mi cuerpo, ni con penalización ni con legalización. ¡Mi cuerpo es mío!
Es violencia contra las mujeres penalizar la posibilidad de decisión, coartar el derecho de discernimiento, reflexión, expresión, discusión. No hay ley de penalización si los hombres deciden eyacular sus espermatozoides en la vagina de una mujer que no quiere ser madre. No digo que debería haberla, sino que doy elementos para la reflexión, pues para que haya fecundación, se necesita al hombre también, ¿o no?
Si son hermanos y compañeros de las mujeres, si nos consideran sus iguales pero diferentes, es ahora cuando hay que demostrarlo. Es necesario que las mujeres dejemos de estar tuteladas por una doble moral, que nos violenta por nuestro sexo, nos atormenta cuando decidimos ser madres y nos condena si decidimos no serlo. Se está pidiendo tener derecho a decidir, porque nuestras decisiones son tan válidas como las de ustedes, compañeros, pues este proceso de cambio es de ustedes y también de nosotras, las mujeres.
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