Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Editorial de Gara
Gara
Los bandos
enfrentados en Siria han usado armas y han cometido atrocidades horribles. Es
una constatación básica en un escenario endiablado, en un infierno donde la
tragedia no conoce límites. A ello se suma ahora la posibilidad de una
intervención militar en aquel país sin el aval de la ONU. La retórica guerrera
se impone: líneas rojas traspasadas sin vuelta atrás e investigaciones «que
llegan demasiado tarde» sobre ataques con armas químicas. Las voces que
defienden el error que sería atacar a Siria, la ilegalidad, la inmoralidad y la
estupidez que ello supondría van dejando paso a un coro de países y líderes que
azuzan el ataque militar no ya como una opción hipotética de guerra psicológica
sino como un hecho que con toda seguridad está al caer.
Sobran las
razones para oponerse a un ataque militar contra Siria. Una guerra no se
convierte en legal con excusas. Los mismos países que ahora están dispuestos a
matar a ciudadanos sirios para prevenir que sean matados con «armas de la peor
clase» poseen y usan armas prohibidas internacionalmente, como el fósforo, el
napalm, las bombas de racimo o el uranio enriquecido. Crear una zona de
exclusión aérea no es hacer un anuncio, es bombardear zonas urbanas y matar a
mucha gente. Y es, además, prender la mecha de una guerra que puede convertirse
en regional o global, con consecuencias incontrolables. Y establece un ejemplo
peligroso que quienes tienen Irán en el punto de mira, como el próximo en la
lista, no van a desaprovechar.
A diferencia
de lo que ocurrió en Irak, Siria nunca ha negado que posee arsenales de gases
neurotóxicos y capacidad para desplegarlos en el campo de batalla. Su
utilización a escala masiva e indiscriminada, sin embargo, es una cuestión aún
no confirmada y verificada. En estas circunstancias, quienes apuestan por la
guerra contra Siria no aprenden la lección de la mentira de las armas de
destrucción masiva de Irak o de «armar a los enemigos de mis enemigos». No se
defiende a los sirios bombardeando Siria y empeorando su situación.
Fuente
original: http://gara.naiz.info/paperezkoa/20130827/419493/es/Defender-sirios-bombardeando-Siria
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