Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Por: Carla
Espósito Guevara
Hace pocos días llegó a mis manos una invitación pública
realizada por la Academia Diplomática Plurinacional en la que se invitaba a
participar de una charla, con entrega de certificados, sobre el libro El Arte
de la Guerra, de Sūn Tzu, un famoso estratega militar chino, que habla sobre
tácticas y estrategias militares, que inspiró nada menos que a Napoleón y
Maquiavelo. El núcleo de la filosofía de Sun Tzu sobre la guerra descansa en
estos dos principios: Todo el Arte de la Guerra se basa en el engaño y el
supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar. Al escribir este
artículo me entere de que el Departamento del Ejército de los Estados Unidos, a
través de su Escuela de Comando y Estado Mayor, ordena a todas sus unidades que
mantengan este libro en sus bibliotecas y aparece en los programas de formación
de los Mariners.
Inicialmente dudé de que la Academia Diplomática
se dedicara a este tipo de actividades, habiendo tantos otros asuntos más
relevantes y urgentes en la coyuntura internacional que la Academia debería analizar
como la situación actual de Brasil, el mayor comprador de nuestro gas, o la
crisis económica en Argentina, o la crisis política en Venezuela, la guerra en
Siria, la política exterior de Trump, la salida de Estados Unidos del acuerdo
de Paris, o la caída de los precios internacionales del petróleo.
Al leer esta invitación inmediatamente vinieron a
mi mente los rumores que había escuchado hace unos meses, sobre una reforma
curricular de la Academia que la nueva Dirección estaba emprendiendo, que consiste
en cambiar los contenidos de materias como negociaciones ambientales por algo
así como concepciones andinas sobre el clima y retirar materias fundamentales
para las relaciones internacionales, como negociación internacional, economía
política internacional, conciliación y arbitraje, el modelo de Naciones Unidas,
-esta última impartida en varias academias de la región- para sustituirlas por
otras, al parecer muy importantes, como Descolonización de las relaciones
internacionales, historia precolombina, o “Meditación y Defensa”, si, tal como
lo leen, meditación y no mediación, que seguramente alguna relación guarda con
las artes marciales.
Recordando esto confirmé mis dudas. No hay
casualidad en la sucesión de ambos hechos, la Academia Diplomática se dedica
hoy a algo distinto de lo que constituye su misión institucional y hay una completa
distorsión de su objetivo fundamental que es la formación del personal del
servicio exterior en diplomacia y relaciones internacionales. Entendiendo la
diplomacia como el arte de la negociación y el dialogo para evitar justamente la
guerra, pues cuando falla la diplomacia, las relaciones internacionales recurren
a otras instancias que pueden incluir el uso de la fuerza o el conflicto
militar.
Creo, sin miedo a equivocarme, que esta distorsión
de los fines de la Academia Diplomática forma parte de la crisis que vive
nuestro servicio exterior, que deviene de la destrucción del conocimiento institucional
acumulado en los últimos diez años sobre temas internacionales, en los cuales
se hizo un esfuerzo, con luces y sombras, de formar un equipo especializado en
diplomacia que tuvo logros reconocidos, cuyo conocimiento debería haber sido
recogido, fortalecido pero no destruido.
La solución, frente al enorme vacío dejado por el
súbito y masivo retiro del personal formado en la gestión de Choquehuanca, fue
volver a la política de improvisación en unos casos, y en otros, recurrir al
asesoramiento de los viejos diplomáticos de derecha, decisión que esta conservadurizando
el servicio exterior, prueba de aquello es la reglamentación emitida en febrero
por la Cancillería, parecida a la que acaba de retirar el TCP, que ordenó la
restitución del “traje”, sin excepción del tradicional.
El caso emblemático de esta improvisación es la
Academia Diplomática, que más que formar el servicio exterior lo está
de-formando, hecho que debería ser motivo de profunda preocupación, porque se
está jugando de una manera abrumadoramente irresponsable con la política
exterior de este país los resultados no
los veremos hoy sino quizás en una década.
y Twitter: @escuelanfp
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