Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Rafael Puente
Una
vez más hemos asistido al rechazo indignado (e hipócrita) de algunos sectores o
individuos a una medida elementalmente democrática tomada por el Órgano Supremo
Electoral, cuando se limita a reglamentar la forma de inscripción previa a la
celebración de un matrimonio entre personas trans-sexuales o transgénero.
Muy
simple: basta con presentar la cédula de identidad con el dato del sexo
asumido. Para empezar no ha faltado un diputado opositor (de los que creen que
ser opositor es oponerse a todo) que afirmaba que el Órgano Electoral "se
está arrogando atribuciones que corresponden a la Asamblea Legislativa”,
ignorando el pobre que en su propia gestión (2016) dicha Asamblea (de la que se
supone que forma parte) aprobó la Ley 807 sobre la Identidad de Género. Por
tanto, el Órgano Electoral no ha innovado nada, se ha limitado a detallar la
forma de aplicación de esa ley ya vigente…
Pero
lo grave ha sido el escándalo de sectores religiosos (tanto católicos como
evangélicos) que no pueden tolerar semejante atentado contra la dignidad
humana, presumiendo que todo lo relacionado con el sexo debe tratarse
reproduciendo la visión ortodoxa, patriarcal e hipócrita que ellos vienen
heredando desde hace siglos: el matrimonio sólo puede darse entre varón y mujer
nacidos como tales, con la bendición de la Santa Madre Iglesia y con el único
objetivo de engendrar hijos, o en el peor de los casos hijas…
Si
el uso de preservativos es pecado, ¡cuánto más pecado será casarse con alguien
que no tiene el sexo que Dios le dio sino que escogió el otro! ¡Y aducen que
con esta moderada medida dictada por el Órgano Electoral se está negando el
valor de la familia, se está atentando contra la figura paterna y contra la
naturaleza humana!
Y,
encima, se preocupan de las adopciones que puedan hacer esas nuevas parejas ¡y
de las terribles consecuencias que puedan derivarse para esos niños o niñas!
Cualquiera que les oiga podría creer que los matrimonios y familias
supuestamente normales -entre varones y mujeres nacidos/as como tales; es
decir, como Dios quiso- son modelos de convivencia feliz y equilibrada, y que
sus hijas e hijos disfrutan de las mejores condiciones para un desarrollo
realmente humano.
¡Por favor, señores obispos, curas y pastores!
¿Por qué no se preocupan un poco más de la violencia intrafamiliar, del número
creciente de feminicidios (y uxoricidios), de la desgraciante soledad en que
crecen los hijos y las hijas de muchos matrimonios "normales” y, en
general, de las dramáticas consecuencias del patriarcado (que incluye guerras,
acciones terroristas y destrucción de millones de vidas en el planeta)?
Y los que se atreven a opinar sobre el
problema de las adopciones ¿por qué no se dan un paseo por los numerosos
hogares donde vegetan miles de niñas y niños, carentes de toda figura paterna,
y materna, condenados a una vida definitivamente triste, cuando no a una vida
de delincuencia?
¿No
creen por el contrario que la perspectiva de adopción por parte de una pareja
que para conformarse ha tenido que romper tabúes y enfrentar la hipocresía
social es prometedora de felicidad y de equilibrio humano?
Y
para terminar: Si se sienten tan escandalizados por esta pequeña medida legal
de reconocer los derechos de las personas transexuales y transgénero, ¿qué van
a decir cuando logremos cambiar el artículo constitucional que establece que
"el matrimonio es entre varón y mujer” (uno de los pocos logros
conservadores de la última Asamblea Constituyente) y se legalice el matrimonio
entre lesbianas o entre gays? Porque éste es el tema de fondo, mucho más
significativo que el de transexuales y bisexuales, y que todavía está
pendiente.
Y
ojo, señores obispos y pastores (y ramas anexas) no les estamos pidiendo que
cambien su vida, sólo que tengan un respeto elemental por la vida de los y las
demás…
El autor es miembro del Colectivo Urbano por
el Cambio (CUECA) de Cochabamba.
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