Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Fernando Rodríguez Ureña
En una
anterior columna compartí mis preocupaciones sobre la necesidad de la reforma
intelectual y política del Proceso de Cambio. En esa misma línea quisiera
seguir proponiendo preguntas sobre la cualidad de la transición en la
construcción del socialismo comunitario sus relaciones entre economía y
conciencia política.
Y
quiero remarcar el carácter del socialismo comunitario como expresión
autóctona, endógena, telúrica de un socialismo que no copia sino que se inspira
en la teoría y la práctica del socialismo científico reconocido como doctrina
planetaria, pero que en Bolivia específicamente, ha de tener peculiaridades
propias.
La
condición sine qua non para el desarrollo del capitalismo es la destrucción de
la comunidad, con consecuencias como la separación de los vínculos sociales y
de producción de los comunarios juntamente a su expropiación para convertirlos
en sujetos libres, en un mercado donde lo que tienen para ofertar es nada más
que su fuerza de trabajo a cambio de una supuesta igualdad ante el mercado y
las leyes.
El
desarrollo deformado del capitalismo en Bolivia, empezó cuando nuestro país
entró en el mercado mundial a través de la plata durante el proceso de la
acumulación originaria a escala mundial del capital. La producción colonial de
la plata de Potosí llegó hasta la China. Por lo mismo, el “vale un Potosí”
expresado por los colonizadores, permitió a la ciudad de Potosí, ser una ciudad
lujosa, cosmopolita, más importante que Londres o que París, que para la época
era un oscuro puerto eternamente cubierto por la niebla el primero y una ciudad
comparable a una villa miseria la segunda, por ser un espacio suburbano carente
de todos los servicios.
Para
que exista ese Potosí sin embargo era necesaria la explotación del Sumaj Orcko,
y para explotarlo, necesitaban los colonialistas no destruir la mano de obra
que lo iba a hacer parir su riqueza: los comunarios de las naciones quechuas y
aymaras. Y si bien la mita fue una fórmula de explotación y por esa vía
lograron la casi desaparición de la comunidad por el trabajo obligatorio en las
minas, los comunarios no fueron separados de su tierra y los lazos comunitarios
se enraizaron como mecanismo de resistencia anticolonial. No ocurrió lo mismo
en la Argentina, Chile, Uruguay, donde aplicaron una política de tierra
arrasada para implantar la gran hacienda colonial.
Los
lazos comunitarios, no pudieron ser rotos ni por la política de exvinculación
de tierras de Melgarejo, ni la revolución del 52 que pretendió generar un
caricaturesco “farmer” andino ni por el neoliberalismo de fin del siglo XX, que
encontró más bien en el sujeto indígena-originario-campesino, su más fuerte
contendiente hasta lograr encumbrar a Evo Morales como Presidente
Constitucional, jugando con las tramposas reglas del juego democrático de la
burguesía capitalista y liberal.
Entonces,
la presencia de la comunidad, aún golpeada como está en el presente, sigue
siendo un factor de resistencia a los embates capitalistas. Por eso es
coherente la articulación de la lucha anticolonial, antimperialista y
anticapitalista como parte de un solo y único proyecto que articula a las
“clases sub alternizadas”.
Entonces,
anticapitalista en Bolivia es decir por el socialismo, ha de ser por un
socialismo comunitario, justamente por esa peculiaridad de nuestra formación
social que tiene al capitalismo como modo de producción dominante, pero que
convive mayoritariamente con esas otras formas de producción que siguen
teniendo características comunitarias, también con una cultura comunitaria,
diferente a la cultura moderna en su relación con la naturaleza y los otros
seres humanos.
La
transformación de la realidad, sólo puede ser revolucionaria, es decir
transformadora de estructuras económicas y superestructuras culturales.
Cualquier otro camino simplemente nos conducirá a la reforma y a ser
responsables de la desaparición de lo que queda de la comunidad como forma de
organización de la sociedad.
¿Sería
una traición pensar que la solución es un capitalismo de “rostro humano” que
tenga la virtud de incluir, reconocer al que no era reconocido y en su calidad
de ciudadano moderno, otorgarle derechos que seguramente en la práctica no
podrá disfrutarlos?
¿Sería
también un profundo equívoco pensar recoger la receta del capitalismo de estado
como fórmula para generar las bases del socialismo, cuando ese camino ya fue transitado
con desastrosos resultados en el socialismo “real” del siglo XX en la ex URSS y
los países de Europa del Este?
¿Será
la solución un capitalismo periférico, donde el “desarrollo” esté en manos de
los pequeños empresarios, que por tener una máquina ya creen que cruzaron a la
vereda del frente y ya no son explotados, que son “propietarios”, sin darse
cuenta que los grados de auto explotación familiar son aún más despiadados que
en el marco de la formalidad capitalista?
Cualquier
forma de desarrollo capitalista, lo que hará es hacer desaparecer a la
comunidad. Por eso, debemos entablar en el Proceso de Cambio, un profundo
debate ideológico y político sobre esas ofertas.
¿Entonces,
será la solución un socialismo mercantil, de explotación laboral calculada,
obreros disciplinados, economía mixta de empresas y cooperativas que compiten
entre sí disputándose inmisericordemente el mercado, y que producto de la
autogestión logran ganancias individuales, no para la empresa estatal, más bien
produciendo una “oligarquía dirigencial obrera” acompañada de una burocracia
estatal que se nutre de ella?
“Creemos
que sí hay alternativa. Y no un “modelo” a importar desde algún lugar lejano,
lleno de nieve y ajeno a nuestras tradiciones bolivarianas, sanmartinianas,
martianas, sino una propuesta elaborada desde Nuestra América y el Tercer
Mundo, a partir de un pensamiento social, económico y político de liberación
nacional y social, insurgente y comunista” como expresara el Che en sus
reflexiones sobre la transición en Cuba, expresadas en una carta a Fidel.
Señalando
además que dicha propuesta “no es estrictamente ni únicamente “económica” pues
lo que está en juego, además de la gestión de los recursos sociales, es la
conciencia individual y colectiva de nuestros pueblos” a lo que añadimos que
sea también una propuesta transmoderna, paradigmática, generadora de un nuevo
horizonte civilizatorio y superadora de las contradicciones internas del
liberalismo capitalista. En síntesis, que sea capaz de transformar tanto la
estructura como la superestructura de la sociedad. La propuesta del Socialismo
Comunitario.
Por lo
mismo, nos re afirmamos en la necesidad de animar el debate orientado hacia una
reforma política e intelectual, que garantice en el Proceso de Cambio la
transición hacia el Socialismo Comunitario y cierre las puertas a cualquier
forma de capitalismo o socialismo mercantil, en estos tiempos de estructuración
de nuevos bloques, guerras asimétricas, de cuarta generación y de la post
verdad como mecanismo de injerencia imperialista.
y Twitter: @escuelanfp
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