Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Entrevista a Alfredo Rada
Cuando
sugerimos tratar la contingencia política de los movimientos sociales en
Bolivia, de inmediato se nos vino a la mente la pertinencia de dialogar con el
viceministro Alfredo Rada, quien, con una apretada agenda, reuniones y
audiencias con distintos sectores sociales, sin embargo, hizo un paréntesis en
su actividad y recibió a Correo del Alba, en su despacho en Palacio Quemado.
Siempre ha sostenido que sin movimientos
sociales no hay proceso de cambio, ¿cómo se ha dado la participación de esos
movimientos a lo largo del proceso boliviano?
Este
proceso político se gestó allá por el 2000, cuando en Cochabamba surgió la
Coordinadora de Defensa del Agua y la Vida, que fue un primer ensayo de bloque
campesino, obrero y popular en lucha contra las políticas neoliberales. Luego
se expandió a nivel nacional y logró un triunfo político estratégico en octubre
de 2003, cuando la burguesía comenzó a ser desplazada del poder político con el
derrocamiento y fuga al exterior de Gonzalo Sánchez de Lozada. En ese momento,
la burguesía se replegó hacia los espacios regionales de la denominada “media
luna”, conformada por los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija.
Para legitimarse en los espacios políticos regionales utilizó la demanda de
autonomías departamentales.
Por su
parte, el bloque social revolucionario, encabezado en ese momento por los
pueblos y naciones indígena originarios, a los que se sumaron la clase obrera y
otros sectores populares, se movilizó para lograr la convocatoria a una
Asamblea Constituyente y, después, para defenderla, así como para respaldar las
iniciativas que tomó el nuevo gobierno de Evo Morales, como la nacionalización
del excedente hidrocarburífero en mayo de 2006.
Con posterioridad a la llegada a la
presidencia de Evo Morales, ¿cómo se comportó el bloque de fuerzas políticas y
sociales que menciona?
Entre el
2006 al 2009 se dio el mayor avance en las transformaciones políticas y
económicas, y el mayor nivel de acción colectiva de los movimientos sociales,
siendo la marcha nacional de octubre de 2008, que exigía la aprobación de la
nueva Constitución Política del Estado, y que recorrió 200 kilómetros desde
Caracollo hasta La Paz, la más grandiosa expresión de la fuerza de masas en ese
período. Sin embargo, una vez logrado el objetivo de fundar un nuevo Estado
Plurinacional, a partir del 2010 entramos en una etapa de reflujo de masas.
Son
varios años en los que se priorizó la estabilidad por sobre el cambio, se
asentaron tendencias moderadas y pactistas dentro del Gobierno; es el momento
en que se realizaron concesiones y retrocesos programáticos en varias áreas.
¿Esta etapa de reflujo de masas se mantiene?
Comenzó a
ser superada a fines del 2013, cuando en la ciudad de Santa Cruz, la Central
Obrera Boliviana (COB) que se había distanciado por el “gasolinazo” de
diciembre del 2010, decidió en una reunión nacional el reencuentro con el
proceso de cambio. Esto permitió, entre 2014 y 2015, dar vitalidad a la
Coordinadora Nacional por el Cambio (CONALCAM), estructura creada en 2007 para
defender la Asamblea Constituyente, pero que pronto entró en un prolongado
debilitamiento que se extendió por tres años, entre el 2011 y el 2013, como
expresión en lo organizativo del reflujo de masas al que nos referimos antes.
¿Cuál es el estado actual de la CONALCAM?
En los
últimos años, la CONALCAM ha sumado varias organizaciones nacionales, hasta llegar
a las 30 que actualmente la conforman. Vuelve a tomar iniciativas políticas
como fue impulsar el referéndum de febrero de 2016 para la habilitación
constitucional del compañero Evo Morales para un nuevo período. El resultado de
ese ejercicio fue negativo, se perdió por escaso margen, pero ello no anula la
acción colectiva de los movimientos sociales que lo impulsaron. Estoy en
desacuerdo con la crítica pequeñoburguesa que califica –a posteriori y con los
resultados en mano– aquella propuesta como una “falta de sentido común”; sigo y
seguiré pensando que es mejor para los revolucionarios equivocarse junto al
pueblo que acertar lejos del pueblo. De esa forma, aún en la derrota mantienes
unida la base social del proceso y la preparas para nuevas luchas en las que
puedes salir victorioso.
¿Por qué le asigna tanta importancia a la
CONALCAM?
Porque
cada proceso revolucionario tiene su particular configuración del nuevo poder
político. En el caso boliviano se le denomina “gobierno de los movimientos
sociales” y una de sus expresiones, la más conocida, aunque no la única, es la
CONALCAM. No olvidemos que el propio Evo se ha referido a ella como el gabinete
de los movimientos sociales. Un gabinete en el que confluyen tres bloques: a)
El bloque indígena originario campesino, que se expresa en el Pacto de Unidad
de sus cinco organizaciones matrices; b) El bloque obrero conformado por las
organizaciones de los trabajadores mineros y metalúrgicos, fabriles,
petroleros, constructores, de luz y fuerza, del magisterio, todos afiliados a
la COB. Podemos incluir en este bloque a la base proletaria no sindicalizada de
las cooperativas mineras; c) El bloque urbano-popular conformado por juntas
vecinales, transportistas y comerciantes gremialistas.

Particularmente
significativo ha sido una de las más recientes resoluciones de la CONALCAM, que
pidió ser parte de las decisiones económicas y de la agenda productiva. Así
salieron al paso de la propuesta que la burguesía, representada en la
Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, le hizo al Gobierno:
conformar un Consejo Económico y Productivo entre los empresarios y los
ministros. Si nos fijamos bien en este debate se está expresando también la
lucha de clases.
¿Lucha de clases o conciliación entre clases?
Recuerdo
los debates en la izquierda hace dos décadas. Junto a varios otros yo sostenía
que la opresión de las naciones originarias por el Estado colonial republicano
debía ser previamente superada para así avanzar en la lucha por el socialismo
comunitario. La fundación del Estado Plurinacional lleva a un despliegue mayor
de la lucha de clases en una sociedad que aún es capitalista. Lo decisivo es
que fortalezcamos en este período a las fuerzas comunitarias y obreras, que las
empoderemos. Este planteamiento no tiene nada que ver con el pactismo
conciliador con la burguesía.
Entrevista
realizada por CorreodelAlba
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