Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Rafael Artigas
“Yo me llamo”, es el título de un reciente reality show de
una red nacional, que nació hace un poco más de un mes, buscando que los
participantes aspiren a convertirse en el doble perfecto de famosos cantantes.
Sin duda todo un boom televisivo que volcó taquilla en hogares de los
bolivianos.
Pero no me voy a detener en este programa, ni mucho menos en su contenido,
que en el fondo no es motivo de este artículo, sino a la par de comentar
brevemente lo que repercute mediáticamente, tomar el título y, desde ahí,
reflejar con el escenario preelectoral de los otros famosos de la
política que dicen estar ya en carrera a las elecciones del próximo año.
Antes, si nadie se percató, es para mi una buena señal que, un reality como
Yo me llamo, haya hecho sombra nada más ni nada menos que a las revistas
nocheras que inventan día a día a sus analistas y traten de hacernos digerir
los comentarios de sus periodistas en medios privados, aliados de los
opositores.
De ahí el mérito de ese programa de alto rating que combate, desde la
farándula y el entretenimiento, a las poderosas redes nacionales que al tratar,
dizque, de generar opinión política, no cumplen con ese rol que permitiría
buscar corrientes políticas desde la pluralidad. Por ese lado, muy saludable
por cierto la aparición de ese programa televisivo que rompe la hegemonía de
los nocheros y permitieron relajarnos por un buen tiempo.
El título del programón audiovisual me da pie a comentar un poco del
escenario a que nos quieren llevar los partidos, agrupaciones y junt’uchas
políticas que se arman y se barajan en el preludio de lo que significará la
contienda electoral del próximo año.
A estas alturas cuando se habla de un posible adelanto de elecciones para
octubre, podemos hablar de tres seguros candidatos que liderarán las
agrupaciones políticas que desafían a Evo Morales y que por algunas causas,
ninguno suelta su deseo de ir unido al otro.
Por un lado, ya lo dijo en un programa de tv, yo me llamo Rubén
Costas, y es quien lidera el Movimiento Demócrata Social (MDS), y que en su
aparición reciente por La Paz coqueteaba al alcalde de ésta ciudad, Luis
Revilla del MSM, a quien calificó como un “joven político muy importante”.
¿Algo estará buscando no?
Por otro lado está el líder cementero, Samuel Doria Medina que tercamente,
por quinta o sexta vez, vuelve al ring con Unidad Nacional, UN, y en sus afanes
protagónicos insiste en generar un Frente Amplio, para derrotar, dice a Evo
Morales. No escarmienta su pasado frustrado.
Finalmente en este grupo de tres grandes, está Juan del Granado con el MSM,
cada vez desgastado porque, ni con sus pequeñas alianzas de gremialistas,
universitarios y otros sectores, logra afirmarse y tener una simpatía que le
lleve a ser, como ellos dicen, una alternativa al MAS de Evo Morales.
Los tres, más allá de los discursos nada creíbles del llamado a la unidad,
dicen: yo me llamo, y cuando se trata de buscar alianzas se acuerdan de
su pasado le dicen: tú te llamas y, finalmente cuando no encuentran
afinidad le responden: que él se siga llamando, porque son proyectos
políticos que en el fondo responden a corrientes individualistas de la
política, porque ni ellos están convencidos en un proyecto unitario.
Por un lado, Costas propuso que sí se hará una alianza política de
oposición por Bolivia, se debe aprender de lo que ha sucedido en Venezuela o en
Chile, donde la oposición se unió no sólo para ir a las elecciones, sino para
plantear propuestas, doctrinas que busquen el desarrollo nacional.
Alguna izquierda marginal,
está siguiendo el mismo discurso, también se ha dejado llevar por esa corriente
de la oligarquía y en una demostración de pereza reflexiva agita las banderas
del rompimiento de las organizaciones sociales como está sucediendo con el
CONAMAQ, y esa será la nueva fórmula que buscará hasta las elecciones.
Ahora
recurren a una nueva estrategia, utilizar la gran maquinaria que los medios
privados les brindan todos los días. Ese es el nuevo reality show que
llega como la farándula del escenario que nos preparan los de siempre.
Ese es el
triste panorama por el que transitan los opositores y que buscando sus
alianzas, así sean compactas y sólidas, lo evidente es que, la falta de líderes
políticos, en la oligarquía, les ha llevado a una práctica perversa: enfrentar
a los indígenas y quebrar a las organizaciones sociales.
El autor es comunicador e investigador orureño
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