Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Mauro Alcócer
Sentí mucha preocupación hace unos
días, cuando en el canal de televisión estatal vi al vicepresidente Alvaro
García Linera, participando del Congreso de la Cámara de Industria y Comercio
(CAINCO), que reúne a la crema del empresariado privado de Santa Cruz, a esa
oligarquía que de 2006 al 2009 se enfrentó rabiosamente al gobierno de Evo
Morales, pero que hoy, por puro cálculo económico que podríamos resumir en una
frase: “si con este gobierno ganamos bien, es mejor que no lo molestemos”, ha
optado por una política de moderación, adulación y negociación para cambiar las
orientaciones de reforma agraria del gobierno.
Lamentablemente está logrando su
objetivo y son ya varias las concesiones programáticas que se les está
haciendo. Y los que hacen esas concesiones justifican sus capitulaciones con el
argumento de que Evo necesita “estabilidad” para garantizar una nueva victoria
electoral el 2014, que esa estabilidad depende de una buena provisión de
alimentos, que supuestamente sólo pueden asegurar los grandes empresarios
agropecuarios.
Los
sectores desarrollistas y pragmatistas al interior del gobierno están
utilizando la seguridad alimentaria y el fantasma de una hipotética
especulación de precios de algunos productos de la canasta familiar, para
lograr acuerdos con los oligarcas a los que ahora llaman sin ningún pudor
“compañeros”. Al vicepresidente allí en la CAINCO le faltó la altura que tuvo
Fidel Castro cuando en una ocasión, invitado por empresarios franceses
interesados en invertir en Cuba, les dijo: “Yo, por estar reunido aquí con
ustedes en aras del interés de mi país, no me he vuelto un capitalista, de la
misma forma que ustedes, por reunirse conmigo llevados por sus específicos
intereses, no se han convertido en comunistas”. Claro está que a Fidel nunca se
le hubiera ocurrido llamar “compañeros” a quienes son enemigos de clase.
Hay
concesiones pequeñas como la postergación por un mes del Censo Agropecuario, o
eliminar de la boleta censal las preguntas que a los empresarios les incomodan
sobre cumplimiento de la función productiva de sus tierras. El censo
agropecuario que se va a efectuar en Bolivia después de varias décadas, podría
servir para saber si el saneamiento de la propiedad agraria, luego de
diecisiete años de vigencia desde 1996, en verdad ha modificado la estructura
de tenencia de la tierra en Bolivia o ésa estructura, a través de ventas y
transferencias de predios, se está volviendo a reconcentrar en pocas manos.
Necesitamos datos respecto a la cantidad de tierras que se han apoderado
actualmente esos nuevos latifundistas que son los menonitas (que se hacen pasar
por “comunidades campesinas”, porque serán tradicionalistas pero no tontos), o
los terratenientes colombianos y brasileros. Como país necesitamos esa
información, pero no les conviene a los nuevos “amigos” de la Cámara
Agropecuaria del Oriente o la Confederación de Ganaderos de Bolivia.
Las
capitulaciones programáticas están llegando a extremos muy graves, así se vio
el 19 de diciembre del año pasado, cuando se aprobó la “Ley de apoyo a la
producción de alimentos y restitución de bosques” para que la Autoridad de
Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierras (ABT) reconozca los
desmontes ilegales efectuados entre 1996 y 2011 (15 años) y otorgue nuevas
autorizaciones para el desmonte forestal. Son medidas orientadas a incrementar
la frontera agrícola en tres millones de hectáreas. “Expandir la frontera
agrícola” es una expresión técnica, aparentemente neutral e inofensiva, que en
los hechos quiere decir ni más ni menos que los soyeros y ganaderos podrán
acaparar más tierras, chaqueando los bosques y las áreas de reserva forestal,
hacia las que expandirán el monocultivo y la ganadería extensiva.
¿Por
qué motivo los oligarcas agropecuarios piden autorizar esta expansión?;
precisamente por el monocultivo. El monocultivo, por ejemplo de la soya, en la
que utilizan grandes cantidades de abonos químicos, fertilizantes y herbicidas,
agota las tierras en pocos años, obligando a estos “emprendedores” a expandirse
hacia nuevas superficies a costa de las áreas forestales, causando procesos
irreparables de erosión y desertización. Esta depredación ha ocurrido en
Paraguay y en Argentina (donde también hay grandes extensiones de producción
soyera para la exportación) y por supuesto que se está dando también en
Bolivia.
Pruebas
al canto. En estas últimas tres semanas ocurrieron enormes incendios forestales
en la Chiquitanía cruceña, que han destruido cerca de 100.000 hectáreas de
bosque seco chiquitano, una de las mayores reservas que tenemos en esta parte
oriental del país. Esos incendios son resultado de quemas indiscriminadas de
gente que actúa con esta lógica depredadora y suicida que daña a la Madre
Tierra. Aclaremos que no son sólo latifundistas sino incluso campesinos y
colonizadores, que buscan aprovechar el perdonazo forestal que aquella ley “…
de restitución de bosques” permite.
Los
incendios que han arrasado áreas de vocación forestal en Santa Cruz, no son “el
resultado del calentamiento global y la sequía” como pretenden hacernos creer
algunos voceros de los ganaderos y soyeros. ¡Vaya qué coincidencia!, a la
primera época de chaqueos después de que se aprueba la leyecita a la que nos
hemos referido, nuestras áreas verdes comienzan a ser devoradas por el fuego y
la ambición capitalista.
No
sirve de mucho lanzar lindos discursos en foros internacionales o aprobar
bonitas leyes que protegen a la Madre Tierra si, al mismo tiempo, se capitula
aceptando las viejas prácticas que siempre han utilizado los latifundistas para
extender sus dominios. Así como la necesidad tiene cara de hereje, el
pragmatismo tiene cara de impostor.
El
autor es economista. Publicado en la agencia de noticias
Bolpress
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