Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
El gran tabú estadounidense
Por: William Blum
Traducido por Germán Leyens
“Cuando se
firma una acreditación de seguridad y se hace un juramento hay que respetarlo.
No es opcional”. (Steven Bussi, de la neoconservadora Fundación Heritage, sobre
Chelsea Manning [conocida anteriormente como Bradley])
¿Es verdad?
¿No importa lo que se pida a un individuo con acreditación de seguridad? ¿No
importa lo que vea y sepa, tiene que ignorar su conciencia y obedecer órdenes?
Pero Steven, amigo mío, debes saber que después de la Segunda Guerra Mundial
muchos alemanes utilizaron, por cierto, como excusa que “obedecieron órdenes”.
Los victoriosos aliados ejecutaron, por cierto, a muchos de ellos.
Sus
sentencias de muerte fueron determinadas por el Tribunal Militar Internacional
de Núremberg, Alemania, que declaró que “los individuos tienen deberes
internacionales que trascienden las obligaciones nacionales de obediencia. Por
ello los ciudadanos individuales tienen el deber de violar las leyes interiores
para impedir que ocurran crímenes contra la paz y la humanidad”.
Además, el
Principio IV de Núremberg señala: “El hecho de que una persona actúe bajo las
órdenes de su Gobierno o de un superior no le exime de la responsabilidad bajo
las leyes internacionales, siempre que se demuestre que tenía posibilidad de
actuar de otra forma”.
Manning, y
también Edward Snowden, tenían alternativas morales y las escogieron.
Hay que
señalar que Barack Obama se ha negado a enjuiciar a aquellos que bajo el
gobierno de Bush estuvieron específicamente involucrados en la tortura
–declara– porque estaban obedeciendo órdenes. ¿Nunca ha oído hablar ese hombre
“educado” del Tribunal de Núremberg? ¿Por qué no le da vergüenza repetir una y
otra vez ese argumento?
Imagino que
en los últimos tres años que Manning ha tenido que vivir incomunicado,
torturado y humillado, aumentando considerablemente sus dificultades personales
ya existentes, la idea del suicidio habrá asaltado su mente en numerosas
ocasiones. Ciertamente me habría pasado a mí si hubiera estado en su posición.
En los futuros miles y miles de días y largas noches de encarcelamiento esos
pensamientos pueden acompañar frecuentemente a Manning. Si los pensamientos se
convierten en deseo, y el deseo se hace insoportable, espero que esa valerosa
joven mujer encuentre un camino para realizarlo. Toda persona tiene ese
derecho, incluso los héroes.
EE.UU. y sus
perros falderos europeos pueden haber ido demasiado lejos para su propio bien
en sus intentos de controlar toda comunicación disidente exigiendo información
total de compañías involucradas en mensajería encriptada, presionando para
cerrar varias de esas firmas, obligando al avión del presidente boliviano a
aterrizar, destruyendo los ordenadores de un importante periódico, deteniendo
al compañero de un periodista durante nueve horas en un aeropuerto,
apoderándose de los registros telefónicos de periodistas de Associated Press,
amenazando con enviar a la cárcel a un periodista del New York Times si
no revelaba la fuente de una filtración, mintiendo desvergonzadamente a altos
niveles, ocultando micrófonos en la Unión Europea y en las Naciones Unidas,
realizando vigilancia sin límites conocidos… ¿Dónde terminará? ¿Será
contraproducente en algún momento y permitirá que EE.UU. vuelva a su nivel
normal de Estado policial? El 24 de julio, una ley que habría limitado el poder
de la NSA fue derrotada solo por 217 votos contra 205 en la Cámara de
Representantes.
¿Y durante
cuánto tiempo seguirá manchando su imagen Amnistía Internacional al negarse a
declarar lo que es obvio? Que Chelsea Manning es una Prisionera de Conciencia.
Si se va al sitio en la Web de Amnistía y se busca “prisioneros de conciencia”,
se encontrarán destacados muchos nombres, incluidos varios cubanos. ¿Puede
haber alguna conexión entre la omisión de Manning con el hecho de que la
directora ejecutiva de Amnistía Internacional EE.UU., Suzanne Nossel, llegó a
su posición proveniente del Departamento de Estado de EE.UU., donde fue
Vicesecretaria Adjunta para Organizaciones Internacionales?
Una llamada
telefónica a la oficina de Amnistía en Nueva York no consiguió suministrarme
alguna explicación de la omisión de Manning. Sugiero que los lectores traten de
lograrla de AI en sus países.
Mientras tanto,
en la otra destacada organización internacional de derechos humanos, Human
Rights Watch, Tom Malinowski, director de la oficina en Washington de HRW, ha
sido nombrado por Obama Secretario Adjunto de Estado para Democracia, Derechos
Humanos y Laborales. ¿Realmente es demasiado esperar que un alto funcionario de
una organización de derechos humanos se niegue a trabajar para un Gobierno
que ha sido el principal violador de los derechos humanos en todo el mundo
durante más de medio siglo? Y si ese nombramiento le parece demasiado
repelente, basta con que considere la tortura, el mayor ejemplo de la crueldad
humana. ¿Qué gobierno ha estado más íntimamente involucrado con ese horror que
EE.UU.? Enseñándolo, suministrando manuales y equipamiento, creando centros de
tortura en gran parte del mundo, secuestrando a personas para llevarlas a esos
sitios (“entregas”), incomunicación, alimentación forzada, Guantánamo, Abu
Ghraib, Bagram, Chile, Brasil, Argentina, Chicago…
¡Dios nos perdone!
William Blum es autor de Killing Hope: U.S. Military and CIA
Interventions Since World War II, Rogue State: a guide to the World’s
Only Super Power . Su último libro es: America’s
Deadliest Export: Democracy. Contacto: BBlum6@aol.com
Fuente:http://rebelion.org/noticia.php?id=173668
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