Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Ernesto Joaniquina Hidalgo
Se podrá cerrar el caso judicial a un trauma social
de 17 años de dictadura con unas cuantas cabezas de turco?
Por todas
esas miradas perdidas en esos sombríos camerinos del Estadio Nacional de Chile
convertidos por entonces en mazmorras de exterminio humano, no se puede dar
vuelta la página de la historia simulando que allá no paso nada, por esas
silentes miradas de compañeros obreros, universitarios y académicos que
exhalaron su último aliento en manos de la barbarie fascista de tradición
prusiana, que puso en vilo a Chile en casi dos décadas de libertades
conculcadas, por esos presos torturados que nunca más volvieron a ver la luz
del día, se tiene que hacer justicia, sólo así se podrá cerrar aquella herida
que aún está abierta en la memoria colectiva de Chile.
Será posible
que se pueda hablar de democracia y libertades sin tomarla en cuenta a la
anhelada justicia que reclama el pueblo y los familiares por sus seres
torturados y asesinados?, se podrá hablar de justicia cuando se da por cerrado
el proceso histórico y simbólico por el asesinato del cantautor Víctor Jara y
hallar como única cabeza de turco al teniente coronel en retiro Mario Manríquez
Bravo ex jefe y responsable por entonces del Estadio Nacional de Chile?, donde
están los demás altos oficiales del Ejército vinculados al crimen?, será
posible que esa diosa Themis recupere la balanza y haga justicia al trauma de
17 años de dictadura militar?, autores materiales e intelectuales que segaron
la vida de más de 3.000 ciudadanos asesinados, de 28.000 torturados y una
diáspora de chilenos que sobrepasaron los 200.000?
Víctor Jara
intuyendo su desenlace fatal nos legó ese testimonio de denuncia en su última
poesía escrita en prisión antes de que fueran cercenadas esas manos creadoras
por esos abominables bárbaros de uniforme que después de torturarlo perforaron
su cuerpo a bocajarro ese 16 de septiembre del 1973. Tres días después
encontraron su cuerpo entre matorrales cerca al Cementerio Metropolitano,
pensando los ilusos que sólo así todo acabaría. Aquella poesía que pasó
mimetizada de mano en mano entre los compañeros de infortunio, pudo al fin
salir para que el mundo conociera la verdadera cara del fascismo:
” (…) Un
muerto, un golpeado como jamás creí
se podría
golpear a un ser humano.
Los otros cuatro
quisieron quitarse todos los temores,
uno saltó al
vacío,
otro
golpeándose la cabeza contra el muro,
pero todos
con la mirada fija de la muerte. (…)
Ese es el
verdadero rostro del fascismo que reaparece en cualquier tiempo y dimensión
geográfica, ese aspecto demente que advirtiera Víctor Jara rasgaba las fibras
más íntimas del pueblo boliviano años después cuando el líder socialista
Marcelo Quiroga Santa Cruz y el padre Luis Espinal Camps corrían la misma
suerte en manos de sus torturadores antes de ser victimados. Llama a la
reflexión que hasta ahora no se puede desclasificar los archivos de la
dictadura de entonces para dar con el cadáver de Quiroga Santa Cruz, una tarea
pendiente del Estado Plurinacional.
Así como en
Santiago utilizaban el estadio deportivo como campo de concentración para
asesinar hombres nobles, en las calles de La Paz utilizaban las ambulancias de
socorro para transportar presos con dirección desconocida. En Chile tienen
ahora a un único culpable entre rejas, el teniente coronel en retiro Mario
Manríquez Bravo y en el caso boliviano se cubre todo ese pasaje oprobioso del
fascismo boliviano con dos reos rematados, pues Luis García Meza y Luis Arce
Gómez son sólo la punta de aquel témpano infamante porque muchos culpables de aquel
espanto siguen libres.
Para cerrar
las heridas del pueblo no sólo es suficiente cambiar el nombre del Estadio de
Chile por el de Víctor Jara, sino que ese clamor de justicia debe de ser
interpretado en su justa dimensión por un pueblo que a través de la justicia
llegue a los autores materiales e intelectuales para recuperar el crédito del
derecho de vivir en paz y para que esa herida de aquella barbarie descomunal
aún abierta, recién empiece a cicatrizar.
En este
carrusel de la vida habrá que seguir alerto, pues pese al advenimiento de los
cambios democráticos en el continente, el fascismo sigue soberbio mostrando sus
fauces y malas intensiones, agitando con todo desparpajo sus esvásticas y sus
garrotes en plena democracia.
“(…)¡Canto
que mal me sales
cuando tengo
que cantar espanto!
Espanto como
el que vivo
como el que
muero, espanto(…) Víctor Jara Septiembre 1973.

Víctor Jara
pese a su ausencia física sigue vivo en cada ruiseñor que le gorjea a la vida,
en cada corazón rebelde que siente las injusticias y le canta las verdades no
sólo como denuncia y protesta sino también como propuesta para alcanzar el bien
común.
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