Ir al contenido principal

El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás

¿Ahora es cuándo?



Por: Gabriela Ichaso Elcuaz
Siete años lleva el proyecto autodenominado “proceso de cambio”, publicitado como efectivo por el Gobierno nacional. Se ha cambiado símbolos, lemas, leyes, denominaciones institucionales y, también, funcionarios públicos por otros funcionarios públicos, desde ministros hasta porteros. Se esgrimen datos estadísticos y cifras. La recaudación impositiva ha aumentado; la inversión pública, dicen, también.
Lo que no se vive es cambios en la vida cotidiana de los bolivianos y las bolivianas. El costo de la manutención familiar se ha incrementado varias veces: los servicios básicos, el abastecimiento  de alimentos fundamentales, la vivienda alquilada y el precio de adquirir una, la tierra y el costo de producirla. Todo tiene un alto costo, aun cuando los salarios sean ajustados para aquellos que tienen acceso a una remuneración.
Lo que no se vive es cambios en el modelo global que impera más allá del relato oficial, porque el libre mercado manda en el mundo que vivimos, boliviano y latinoamericano, donde el tener es la premisa del sustento diario de la sobrevivencia y, una vez lograda, del concepto de éxito y de poder. Una sociedad enmarcada en esa lógica distante de la esencia del vivir bien y de su especie dibuja una realidad autodestructiva. Lo que venga haciendo un gobierno, que se constituye representando esa sociedad, sea liberal, neoliberal, indigenista o marxista, poco puede enorgullecerle; menos aún argüir que su gestión ha logrado cambios.
Palmasola es el estallido trágico de un sistema de vida que hace aguas hace rato, y que tiene en la corrupción su principal fuente de ingresos. Palmasola es la reflexión lapidaria de que el sistema para conseguir “tener” está organizado más allá de las esferas públicas, y el funcionamiento del Estado se está sosteniendo en la estrecha legalidad, licitud y ética, ahogándolas a su vez con más burocracia, más control, más autoritarismo; mientras la ilegalidad, la ilicitud y la violencia corroen la convivencia social.
Palmasola es el nombre de la estupidez y el drama social. Allí hay mucho más representado de lo que el sistema penitenciario inexistente tenga que construir. Porque hay que asumir y resolver que la Policía no merece medallas como tampoco las merecen las desigualdades en todas sus formas. Debemos plantearnos otra forma de vida y de construcción de la familia y de la sociedad. La ideología aplicada es la que no transa con el relajo y la barbarie: el libre mercado de la oferta y de la demanda como modelo de vida ha destruido el tejido humano de la sociedad, porque centra en la competencia y en el tener —a como dé lugar— la sobrevivencia, el éxito y el poder. La escuela ha dejado de estar en las aulas y en el hogar, donde la infiltración del consumismo de bienes materiales rebasa la capacidad de formación y del capital humano como punto de apoyo y de realización de las personas.
¿Adónde quedan la multiculturalidad, el plurilingüismo, la educación y la inversión pública para vivir bien, cuando la permisividad estatal y social hacen aguas, miran a un lado, dejan pasar, no se plantan inflexiblemente ante el descontrol de esta carrera al suicidio colectivo?
La seguridad es la que debe recuperar el Estado para todos. La seguridad de que la ilegalidad, la ilicitud y el descontrol por el éxito y el poder dejarán de ser los que manden en la vida cotidiana de las personas.


Comentarios

Entradas populares de este blog

La despatriarcalización

Por: Julieta Paredes Al igual que el Seguro Universal de Salud (SUS), la despatriarcalización, como nombre para una política pública, tardó mucho, pero llegó. Entonces, en este marzo de luchas de las obreras, es necesario analizar, ¿qué es lo que realmente llegó? Fruto de una serie de movilizaciones de mujeres pertenecientes a las organizaciones sociales del proceso de cambio, se lograron algunas medidas en el Ejecutivo. Fueron movilizaciones que se realizaron a lo largo del año pasado, con encuentros departamentales. Así fue que se logró concretar un listado de demandas que más o menos se repitieron a lo largo de estos años, con algunas interesantes novedades. Entre ellas podemos señalar la exigencia del salario al trabajo doméstico y la necesidad de un espacio en el Gobierno para este sector. Algo así como un Ministerio de las Mujeres, instancia que tenga la jerarquía necesaria para efectuar las tareas que corresponden a la mitad de la población de Bolivia que somos las mu

Idiosincrasia e ideología

Por: Félix Tarqui Triguero No son posibles las revoluciones económicas sin las revoluciones culturales porque todos aquellos contenidos que constituyen el fundamento de determinada cosmovisión propia de cada nacionalidad o sociedad pueden ayudar o frenar su avance por ser una manera de pensar de cada agrupación humana, en funcion a su historia y cultura. Así nace la idiosincrasia propia de cada pueblo, sin embargo, se enfrenta a la idiosincrasia forzada o alienante que influye día a día a las grandes masas de la población mundial de manera globalizante, en ese contexto necesitamos ver que Bolivia es un país de molde capitalista y sub desarrollado (empobrecido por la clase dominante que gobernó desde 1825 exceptuando a Antonio José de Sucre, Andrés de Santa C. hasta el 2005), La ideología como el estudio de las ideas es también un proceso de construcción critica, influenciado tan pronto el individuo se encuentra inmerso en las realidades sociales, económicas, culturales

Pedro Ignacio Muiba, el héroe

Por: Homero Carvalho Oliva En 1975, mi padre, Antonio Carvalho Urey, terminó una investigación iniciada en la década de los sesenta que habría de cambiar la historia nacional. Después de muchas visitas al Archivo Nacional de Bolivia, dirigido en ese entonces por Gunnar Mendoza, extraordinario intelectual e historiador, quien le ayudó a ubicar los folios que habrían de probar toda una hazaña que da testimonio que los indígenas moxeños participaron activamente en la Guerra de la Independencia de nuestro país, al mando del cacique Pedro Ignacio Muiba. Esta investigación se publicó, primero en septiembre de 1975, en un policopiado financiado por la Universidad Técnica del Beni, en un pequeño tiraje de 200 ejemplares y luego en la famosa Biblioteca del Sesquicentenario de Bolivia. Dos años más tarde, en 1977, Antonio publicó el libro titulándolo Pedro Ignacio Muiba, el Héroe y de esa manera se reparó una injusticia histórica. En sus investigaciones, Antonio se basó, entre otros, en