Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Eduardo
Febbro
Los peones de la guerra ya están dispuestos en el ajedrez mundial. Cada
actor occidental de la ofensiva que se avecina en Siria asumió su rol con un
mecanismo de precisión relojera. “Hemos desplazado los medios necesarios para
cumplir con la opción por la que opte el presidente. Estamos preparados para
actuar al instante”, dijo el secretario de Defensa norteamericano, Chuck Hagel.
Los aliados europeos de Washington siguieron el mismo guión. París y Londres
han repetido que la responsabilidad del régimen sirio en el ataque con armas
químicas perpetrado el pasado 21 de agosto en las afueras de Damasco es
“innegable”. El presidente francés, François Hollande, dijo que el “ataque con
armas químicas en Damasco no puede quedar sin respuesta”.
El jefe del Estado francés reúne hoy por la mañana a un Consejo de Defensa
especial para analizar el esquema sirio. Sin embargo, la decisión final de la
intervención no deja lugar a dudas. François Hollande no anunció formalmente la
decisión de intervenir en Siria, pero en todas sus declaraciones de tono
dramático el mandatario presentó esa acción como la única opción posible. El
presidente señaló que Francia “estaba lista para castigar a quienes tomaron la
decisión infame de lanzar gases contra inocentes” en un país “donde la guerra
civil amenaza la paz del mundo” y donde es preciso asumir “la responsabilidad
de proteger a los civiles”.
Washington, París y Londres parecen estar perfectamente coordinados. El
portavoz de Barack Obama, James Carney, dijo que no había dudas de que “el
régimen sirio es el responsable del empleo de armas químicas”. Hollande reúne a
su Consejo de Defensa este miércoles y el primer ministro británico, David
Cameron, convocó para mañana al Parlamento para un voto sobre la “respuesta
proporcionada” al presunto ataque con gases químicos. Una tras otra, las
capitales de los tres países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU fueron
dando y poniendo en escena los pasos políticos previos a su participación
militar.
Ningún gobierno adelantó los medios que serán puestos en juego en esta
operación. Desde ya, Estados Unidos cuenta con varios navíos de guerra que
patrullan en el Mediterráneo armados con misiles crucero. Washington tiene
diversas bases en el área donde hay aviones para bombardear blancos sirios.
Francia y Gran Bretaña cuentan igualmente con barcos en la zona. París podría
aportar además los aviones Rafale estacionados en Abu Dhabi y Djibouti. Todo
apunta hacia un marco similar al que se instaló cuando la coalición
internacional desalojó a las tropas de Saddam Hussein que habían invadido
Kuwait en agosto de 1990. No se trató de derrocar al régimen. Estados Unidos y
sus aliados dejaron intacta la columna vertebral del poder iraquí, o sea, la
Guardia Republicana. Los especialistas se inclinan por una estrategia similar.
Entrevistado por el matutino francés Libération, Vivian Pertusot, director
del Instituto de Relaciones Internacionales en Bruselas (IFRI), observa que “la
idea consiste en dirigir un mensaje simbólico: decirle a Bashar al Assad que
las armas químicas constituyen una línea roja. Los occidentales quieren
permanecer dentro de una lógica de respuesta al ataque de Ghuta –el suburbio de
Damasco donde se emplearon armas químicas– y no comprometerse en una ofensiva”.
Esto lleva a muchos expertos a evocar un conflicto corto, de no más de dos
días. Para completar una intervención militar sin el aval de la ONU hace falta
darle credibilidad y contar con el apoyo de más países, en especial de los
árabes y también de Turquía. Ankara ya dio su pleno respaldo, mientras que
Arabia Saudita exigió una “acción firme y seria” contra Damasco. En Europa,
Alemania apoya a la estrecha coalición e Italia la desaprueba por no contar con
el visto bueno de las Naciones Unidas. Por otra parte, Rusia llamó a los
occidentales “a la prudencia”, mientras que Irán previno acerca de las “duras
consecuencias” de una intervención, tanto “en Siria como en la región”. De
hecho, la ONU está ausente del juego. Las capitales concernidas invocan hoy un
deber de “responsabilidad” y de “protección de los civiles”.
Lo mismo había ocurrido con la intervención de la OTAN en Kosovo, en 1999.
De todas formas, con o sin la ONU, las cartas están echadas. En 2011, el
Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 1973 destinada a proteger a
los civiles libios. La resolución se convirtió luego en un arma para derrocar
al entonces presidente coronel Khadafi, meta que no figuraba en las intenciones
del texto de Naciones Unidas.
El presidente sirio, Bashar al Assad, advirtió a Washington que cualquier
intervención militar contra su régimen estaba destinada al fracaso. Al Assad
calificó de “sin sentido” las acusaciones de Occidente sobre el uso de armas
químicas por su parte: “Las declaraciones formuladas por los hombres políticos
en Estados Unidos y en Occidente son un insulto al sentido común”, dijo Bashar
al Assad. En resumidas cuentas, Occidente va de nuevo a la guerra sin la
legitimidad de un voto aprobado por la comunidad internacional en el recinto
que la representa, o sea, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Esta
instancia, compuesta por 15 miembros, cinco de los cuales son permanentes, ha
vuelto a tener un papel figurativo.
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