Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Pablo
Rossell Arce
El
Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha dictado ya su palabra sobre la distribución
de diputados en la Asamblea Legislativa, de acuerdo con los resultados del último
Censo Nacional de Población y Vivienda. Por una limitante constitucional, no se
puede resolver la redistribución de escaños aumentando la cantidad de
parlamentarios, así que el TSE reordenó el mapa parlamentario afectando la
distribución de diputados uninominales. Las modificaciones son simples: Santa
Cruz gana tres diputados; Potosí, Beni y Chuquisaca pierden un diputado, y eso
sería todo. Como era de esperarse, los pobladores de estas regiones sienten que
han perdido escaños, y los cívicos de Potosí y Beni ya han anunciado un paro
cívico para el miércoles, mientras que los de Chuquisaca alistan una marcha.
La
pregunta es si estas regiones realmente “pierden”. Los tres diputados que Santa
Cruz “ganará” son aún desconocidos para su electorado, pues aún no han sido
elegidos; al igual que los diputados que “perderán” Beni, Potosí y Chuquisaca.
En todo caso, incluso con los parlamentarios presentes hoy en la Asamblea, a mí
me pasa que no puedo decir quiénes “representan” a mi región. Con mucho
esfuerzo, puedo citar a dos o tres. Reto a los lectores que hagan la prueba de
citar de memoria a todos los diputados de su departamento. Es más, creo que los
furibundos dirigentes que están preparando las protestas regionales para evitar
la “pérdida” de los curules que corresponden a su región no lograrán acordarse
de memoria de todos “sus” diputados.
Entonces,
¿para qué nos vamos a pelear por mantener un grupo de políticos a quienes,
finalmente, ni siquiera conocemos (y, casi con seguridad, ni conoceremos)? Otro
argumento: el “progreso” de una región en particular definitivamente no depende
de la cantidad de diputados. Para ilustrar el punto, mi economista interior me
sugiere que veamos el PIB per cápita por departamento. Según el INE, Santa Cruz
logró un PIB per cápita de $us 2.584 para 2012; Potosí $us 1.800; Chuquisaca,
$us 1.835. Y Santa Cruz, logró ese PIB per cápita sin aumentar su cantidad de
parlamentarios. Otro dato, el ingreso per cápita de Potosí creció entre 2005 y
2012 de $us 563 a los $us 1800 antes señalados... sin crecer en cantidad de
diputados.
La
percepción popular no valora mucho a nuestros “representantes”; muchos los ven
como un montón de “levanta-manos”, que conocen poco y les interesa menos lo que
debaten. Sobran los asambleístas que desaparecen de las sesiones; conozco el
caso de un parlamentario que, estando fugado/refugiado en Brasil, mandaba
cartitas para decidir sobre el personal de su oficina... remitidas desde La
Paz. El caso más dramático, sin duda, es el del exdiputado, hoy prófugo, que fue
sentenciado a 23 años de prisión por la violación de su propia hija. El punto
es que alguna gente puede pensar que no es saludable reproducir esta clase de
personajes en su región. Pero, siendo justos, no podemos generalizar esta
calificación. Hay diputados y diputadas que se toman en serio su trabajo,
asisten a sus regiones y sostienen audiencias públicas para atender a su
población, presentan iniciativas legislativas para mejorar las condiciones de
la población, etc. Y algunos hacen ese trabajo de manera anónima y alejados de
los flashes de la prensa y de las cámaras de televisión.
En
suma, el problema (como casi siempre) no es la cantidad, sino la calidad,
porque, a la larga, lo mejor que puede pasar es que las regiones “perdedoras”
voten menos diputados, pero que sean mejores. Lo peor que puede pasar es que
voten por aquellos que triunfan en la no siempre caballerosa pelea por situarse
en el “top 10” de las listas de candidatos del partido.
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