Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Adelaida Eva Marin
Para comprender las Políticas Sociales en Uruguay, hay que enmarcarlas
en una realidad concreta y para ello es imprescindible, ubicar a mi país.
Uruguay es una República, situada al sur de América, con fronteras con
Argentina y Brasil. Como decía uno de
nuestros grandes escritores Mario Benedetti, “un apartamento con vista al mar”.
Tiene un territorio de 187.000 km2 y una población de 3.500.000 habitantes. Es
fundamentalmente un país agrícola ganadero, que hoy posee actividades de
servicio y desarrollo tecnológico de informática, que se exporta al igual que
las materias primas.
Somos un país formado por inmigrantes europeos, fundamentalmente
españoles e italianos, pero que hoy es un crisol de diferentes identidades, ya
que siempre hemos sido un territorio de acogida de diferentes corrientes
migratorias, producto de las guerras, persecuciones y hambruna, en las
distintas etapas de los siglos XIX y XX.
En 2005, llega al gobierno, nuestra fuerza política el Frente Amplio,
con un programa discutido por los frenteamplistas, que debe remontar el
desastre que nos dejaron las políticas neoliberales de los anteriores gobiernos.
Es en este marco, que se define crear el Ministerio de Desarrollo Social. Un
organismo que aglutine todas las políticas sociales desparramadas por distintos
ámbitos y que coordine, lo que luego será el Gabinete Social, con los otros
Ministerios, el Banco de Previsión Social, y el Instituto del Menor y el
Adolescente de Uruguay, que tienen políticas sociales estratégicas, como la
salud, educación, etc. El MIDES abarca también el Instituto Nacional de la
Juventud, el Instituto Nacional de las Mujeres; Instituto Nacional del Adulto
Mayor y el Programa Nacional de Discapacidad, con políticas públicas dirigidas
a esos sectores.
Teníamos una pobreza del 39%, impensable en otras etapas y una
indigencia del 3,5%, inédita.
Por eso en nuestra concepción ideológica, teníamos claro que lo que
había que dar era asistencia, no asistencialismo, ayudar a las poblaciones
vulnerables de esa etapa, a recuperar su sentido de dignidad. Que volvieran a
reconocerse como sujetos de derecho y obligaciones, con igualdad de
oportunidades, enmarcados en una política de empoderamiento y participación,
donde fueran sujetos activos del futuro del país, a través del trabajo, del
desarrollo cultural y de la inclusión social efectiva.
En este marco se crea el Plan de Emergencia, que tiene una duración
precisa en el tiempo. Comienza a principios de 2005 y finaliza en diciembre de
2007, primera etapa del programa para el combate a la pobreza y la indigencia.
Al final del Plan, teníamos una realidad muy diferente de la que
encontramos. Se había abatido la pobreza a un 25% y la indigencia, pero había
que pasar a políticas más estructurales.
Se crea en ese momento el Plan de Equidad, que tiene por finalidad por
un lado “reformas estructurales en las diversas políticas públicas que
conforman el campo de lo social”; por otro lado abarca la Red de asistencia
creada con el Plan de Emergencia Social, para impedir que las familias vuelvan
al estado de vulnerabilidad. La
principal orientación del Plan de Equidad refiere a uno de nuestros mayores
compromisos: que nadie queda librado sólo a su suerte. Es decir, a su condición
social y/o económica particular. Asegurar que las y los habitantes de mi país
tengan posibilidades efectivas de desarrollar una vida digna es uno de los
derechos fundamentales que propician la condición de ciudadano/a y por ende es
una responsabilidad de la sociedad en su conjunto y del Estado en particular.
Brindar protección a quienes la necesitan, amparar a la población garantizando
sus derechos fundamentales y hacerlo durante toda su vida, construyendo
equidad, generando iguales condiciones y oportunidades para todas y todos
frente a diversas circunstancias vitales, sociales y económicas.
Esta definición básica implica entender que el
Plan de Equidad abarca al conjunto de la población, en tanto que sus
lineamientos apuntan precisamente a reconfigurar el sistema de protección
social aunque se pongan énfasis en algunos grupos o sectores particulares. Las políticas del Plan
de Equidad debían ser fuertemente distributivas y tender a la universalización,
al tiempo que corrigen las diferencias. Es así que se instrumenta con todos los
Ministerios del área. Como ejemplo, en salud, se crea el Sistema Nacional de
Salud, en Educación el Plan ceibal, una computadora un niño, en las Escuelas
Públicas y el Plan de Ingreso a nivel inicial desde los 3 años; en Deportes,
profesores de Educación Físicas en todos los centros públicos de Enseñanza
Primaria, en Vivienda proyectos de soluciones habitacionales en todas sus
formas: ahorro, cooperativas, hoy el Plan Juntos, que depende de Presidencia,
donde los integrantes de los proyectos incluyen su mano de obra para levantar
la vivienda, en Trabajo, promoción de
políticas de empleo, calificadas con formación en diferentes áreas. En cuanto a
la política tributaria, que es parte fundamental en este proyecto, se crea el
Impuesto a la Renta de las Personas Físicas, donde el que gana más tributa más
y los sectores con menores ingresos no tributan. A través de esta política, hoy
Uruguay a abatido la pobreza a un 13% y la indigencia a 0.5%, teniendo como
meta, en este período abatir la indigencia totalmente y bajar la pobreza a un
dígito.
Nuestra concepción integradora con América Latina en la Cooperación Sur-
Sur, nos ha posibilitado el intercambio de buenas prácticas con Estados
hermanos, que se reflejan en nuestra participación activa en el área social
tanto del MERCOSUR como de la UNASUR.
La
autora es militante comunista del Frente Amplio, servidora pública en el
Ministerio de Desarrollo Social del Uruguay
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