Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Ignacio Ramonet
Nos lo temíamos (1). Y tanto la literatura (1984,
de George Orwell) como el cine de anticipación (Minority Report, de Steven
Spielberg) nos habían avisado: con los progresos de las tecnologías de
comunicación todos acabaríamos siendo vigilados. Claro, intuíamos que esa
violación de nuestra privacidad la ejercería un Estado neototalitario. Ahí nos
equivocamos. Porque las inauditas revelaciones efectuadas por el valeroso
Edward Snowden sobre la vigilancia orwelliana de nuestras comunicaciones acusan
directamente a Estados Unidos, país antaño considerado como “la patria de la
libertad”. Al parecer, desde la promulgación en 2001 de la ley “Patriot Act”
(2), eso se acabó. El propio presidente Barack Obama lo acaba de admitir: “No
se puede tener un 100% de seguridad y un 100% de privacidad”. Bienvenidos pues
a la era del ‘Gran Hermano’...
¿Qué revelaciones ha hecho Snowden? Este antiguo
asistente técnico de la CIA ,
de 29 años, y que últimamente trabajaba para una empresa privada –la Booz Allen Hamilton
(3)– subcontratada por la
Agencia estadounidense de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), reveló
mediante filtraciones a los diarios The Guardian y The Washington Post, la
existencia de programas secretos que permiten la vigilancia de las
comunicaciones de millones de ciudadanos por parte del Gobierno de Estados
Unidos.
Un primer programa entró en vigor en 2006. Consiste
en espiar todas las llamadas telefónicas que se efectuan, a través de la
compañía Verizon, dentro de Estados Unidos, y las que se hacen desde allí hacia
el extranjero. Otro programa, llamado PRISM, fue puesto en marcha en 2008.
Supone la recolección de todos los datos enviados por Internet –correos
electrónicos, fotos, vídeos, chats, redes sociales, tarjetas de crédito...–
únicamente (en principio) por extranjeros que residen fuera del territorio
norteamericano. Ambos programas han sido aprobados en secreto por el Congreso
de Estados Unidos, al que se habría mantenido, según Barack Obama, “constantemente
informado” sobre su desarrollo.
Sobre la dimensión de la increíble violación de
nuestros derechos civiles y de nuestras comunicaciones, la prensa ha aportado
detalles espeluznantes. El 5 de junio, por ejemplo, The Guardian publicó la
orden emitida por el Tribunal de Supervisión de Inteligencia Extranjera, que
exigía a la compañía telefónica Verizon la entrega a la NSA del registro de decenas de
millones de llamadas de sus clientes. El mandato no autoriza, al parecer, a
conocer el contenido de las comunicaciones ni los titulares de los números de
teléfono, pero sí permite el control de la duración y el destino de esas
llamadas. El día siguiente The Guardian y The Washington Post revelaron la
realidad del programa secreto de vigilancia PRISM, que autoriza a la NSA y al FBI a acceder a los
servidores de las nueve principales empresas de Internet (con la notable
excepción de Twitter): Microsoft, Yahoo, Google, Facebook (4), PalTalk, AOL,
Skype, YouTube y Apple.
Mediante esta violación de las comunicaciones, el
Gobierno estadounidense puede acceder a archivos, audios, vídeos, correos
electrónicos o fotografías de sus usuarios. PRISM se ha convertido de ese modo
en la herramienta más útil de la
NSA a la hora de elaborar los informes que diariamente entrega
al presidente Obama. El 7 de junio, los mismos diarios publicaron una directiva
de la Casa Blanca
en la que el presidente ordenaba a sus agencias de inteligencia (NSA, CIA, FBI)
establecer una lista de posibles países susceptibles de ser ‘ciberatacados’ por
Washington. Y el 8 de junio, The Guardian filtró la existencia de otro programa
que permite a la NSA
clasificar los datos que recopila en función del origen de la información. Esta
práctica, orientada al ciberespionaje en el exterior, permitió recopilar –sólo
en marzo pasado– unos 3.000 millones de datos de ordenadores en Estados
Unidos...
Durante estas últimas semanas, ambos periódicos han
ido revelando, gracias a filtraciones de Edward Snowden, nuevos programas de
ciberespionaje y vigilancia de las comunicaciones en países del resto del
mundo. “La NSA
–explicó Edward Snowden– ha construido una infraestructura que le permite
interceptar prácticamente cualquier tipo de comunicación. Con estas técnicas,
la mayoría de las comunicaciones humanas se almacenan para servir en algún
momento a un objetivo determinado”.
Todo el sistema de interceptación de la NSA puede captar discretamente
cualquier e-mail, cualquier consulta de Internet o conversación telefónica
internacional. El conjunto total de comunicaciones interceptadas y descifradas
por la NSA
constituye la principal fuente de información clandestina del Gobierno
estadounidense.
En el marco de Echelon, los servicios de
inteligencia estadounidense y británico han establecido una larga colaboración
secreta. Y ahora hemos sabido, gracias a nuevas revelaciones de Edward Snowden,
que el espionaje británico también pincha clandestinamente cables de fibra
óptica, lo que le permitió espiar las comunicaciones de las delegaciones que
acudieron a la Cumbre
del G-20 de Londres en abril de 2009. Sin distinguir entre amigos y enemigos
(5).
Mediante el programa Tempora, los servicios
británicos no dudan en almacenar colosales cantidades de información obtenida
ilegalmente. Por ejemplo, en 2012, manejaron unos 600 millones de “conexiones
telefónicas” al día y pincharon, en perfecta ilegalidad, más de 200 cables...
Cada cable transporta 10 gigabytes (6) por segundo. En teoría, podrían procesar
21 petabytes (7) al día; lo que equivale a enviar toda la información que
contiene la
Biblioteca Británica 192 veces al día...
Los servicios de inteligencia constatan que ya hay
más de 2.000 millones de usuarios de Internet en el mundo y que casi más de mil
millones utilizan Facebook de forma habitual. Por eso se han fijado como
objetivo, transgrediendo leyes y principios éticos, controlar todo lo que
circula por Internet. Y lo están consiguiendo: “Estamos empezando a dominar
Internet”, confesó un espía inglés, “y nuestra capacidad actual es bastante
impresionante”. Para mejorar aún más ese conocimiento de Internet, la Government Communications
Headquarters (GCHQ, Agencia de inteligencia británica) lanzó recientemente dos
nuevos programas: Mastering The Internet (MTI) sobre cómo dominar Internet, e
Interception Modernisation Programme para una explotación orwelliana de las
telecomunicaciones globales. Según Edward Snowden, Londres y Washington
acumulan ya, diariamente, una cantidad astronómica de datos interceptados
clandestinamente a través de las redes mundiales de fibra óptica. Ambos países
destinan en total a unos 550 especialistas a analizar esa titánica información.
Con la ayuda de la NSA , la
GCHQ se aprovecha de que gran parte de los cables de fibra
óptica que conducen las telecomunicaciones planetarias pasan por el Reino
Unido, y los ha interceptado con sofisticados programas informáticos. En
síntesis, miles de millones de llamadas telefónicas, mensajes electrónicos y
datos sobre visitas a Internet son acumulados sin que los ciudadanos lo sepan,
bajo pretexto de reforzar la seguridad y combatir el terrorismo y el crimen
organizado.
Washington y Londres han puesto en marcha un
orwelliano plan ‘Gran Hermano’ con capacidad de saber todo lo que hacemos y
decimos en nuestras comunicaciones. Y cuando el presidente Obama apela a la
‘legitimidad’ de tales prácticas de violación de la privacidad, está
defendiendo lo injustificable. Además, hay que recordar que por haber realizado
labores de información sobre peligrosos grupos terroristas con base en Florida
–o sea, una misión que el presidente Obama considera hoy como ‘perfectamente
legítima’– cinco cubanos fueron detenidos en 1998 y condenados por la Justicia estadounidense a
largas e inmerecidas penas de prisión (8). Un escándalo judicial que es hora de
reparar liberando a esos cinco héroes (9).
El presidente Barack Obama está abusando de su
poder y restando libertad a todos los ciudadanos del mundo. “Yo no quiero vivir
en una sociedad que permite este tipo de actuaciones”, protestó Edward Snowden
cuando decidió hacer sus impactantes revelaciones. Las divulgó, y no es
casualidad, justo cuando empezaba el juicio contra el soldado Bradley Manning,
acusado de filtrar secretos a WikiLeaks, la organización internacional que
publica informaciones secretas de fuentes anónimas. Y cuando el cibermilitante
Julian Assange lleva un año refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres... Snowden,
Manning, Assange, son paladines de la libertad de expresión, luchadores en
beneficio de la salud de la democracia y de los intereses de todos los
ciudadanos del planeta. Hoy acosados y perseguidos por el ‘Gran Hermano’
estadounidense (10).
¿Por qué estos tres héroes de nuestro tiempo
aceptaron semejante riesgo que les puede hasta costar la vida? Edward Snowden,
obligado a pedir asilo político en Ecuador, contesta: “Cuando te das cuenta de
que el mundo que ayudaste a crear va a ser peor para la próxima generación y
para las siguientes, y que se extienden las capacidades de esa arquitectura de
opresión, comprendes que es necesario aceptar cualquier riesgo. Sin que te
importen las consecuencias”.
(1) Véase Ignacio Ramonet, “Vigilancia total” y
“Control social total”, en Le Monde diplomatique en español, respectivamente
agosto de 2003 y mayo de 2009.
(2) Propuesta por el presidente George W. Bush y
adoptada en el contexto emocional que sucedió a los atentados del 11 de
septiembre de 2001, la ley “Patriot Act” autoriza controles que interfieren en
la vida privada, suprimen el secreto de la correspondencia y la libertad de
información. Ya no se exige una autorización para las escuchas telefónicas. Y
los investigadores pueden acceder a las informaciones personales de los
ciudadanos sin orden de registro.
(3) En 2012, esta empresa le facturó a la Administración
estadounidense 1.300 millones de dólares por “asistencia en misiones de inteligencia”.
(4) Hemos sabido recientemente que Max Kelly, el
responsable principal de seguridad de Facebook, encargado de proteger la
información personal de los usuarios de esta red social contra ataques
externos, dejó esta empresa en 2010 y fue reclutado... por la NSA.
(5) Espiar a diplomáticos extranjeros es legal en
el Reino Unido: lo ampara una ley aprobada por los conservadores británicos en
1994 que pone el interés económico nacional por encima de la cortesía
diplomática.
(6) El byte es la unidad de información en
informática. Un gigabyte es una unidad de almacenamiento de información cuyo
símbolo es GB, y equivale a 109 bytes, o sea mil millones de bytes,
equivalente, en texto escrito, a una furgoneta llena de páginas con texto.
(7) Un petabyte (PT) equivale a 1015 bytes.
(8) La misión de los cinco –Antonio Guerrero,
Fernando González, Gerardo Hernández, Ramón Labañino y René González– consistía
en infiltrar y observar las actuaciones de grupos de exiliados cubanos para
prevenir actos de terrorismo contra Cuba. A propósito del juicio que condenó a
varios de ellos a penas de cadena perpetua, Amnistía Internacional declaró en
un comunicado que “durante el juicio no se presentó ninguna prueba que
demostrase que los acusados realmente hubieran manejado o transmitido
información clasificada”.
(9) Véase Fernando Morais, Los últimos soldados de
la guerra fría, Editorial Arte y Literatura, La Habana , 2013.
(10) Edward Snowden corre el riesgo de ser
condenado a 30 años de prisión después de haber sido acusado oficialmente por la Administración de
Estados Unidos de “espionaje”, “robo” y “utilización ilegal de bienes
gubernamentales”.
Fuente: http://www.monde-diplomatique.es
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