Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Rafael Artigas
No se me quita
de la retina y aun fluye un sentimiento, mezcla de dolor y rabia, por lo que vi
y lo vimos todos, en los años 2007 y 2008, en el oriente boliviano en las tomas
institucionales, pero por sobre todo la forma más horrenda de desprecio, de
odio y de racismo expresados a más de un centenar de indígenas por dirigentes
cívicos del Beni y Santa Cruz.
Esos años se
asestaba un duro golpe a un movimiento campesino, indígena por parte de esos
dirigentes cívicos, como las hordas unionistas, que hoy hipócritamente y con
clara señal de buscar intereses políticos, quieren dar “la mano”, a quienes los
golpearon, escupieron y siempre negaron sus derechos.
Nos duele,
seguramente con mayor fuerza al movimiento indígena de tierras bajas, que sus
dirigentes que defendieron la causa por su territorio y por sobretodo de su
dignidad e identidad, hayan hecho alianza nada más ni nada menos con esos grandes
terratenientes, con los cívicos que pactaron con la derecha mas recalcitrante
del Beni.
Pero mas allá
de los cívicos también las ex autoridades del Beni, con la ayuda de los medios
de comunicación privados, azuzaron el paro, pero con otras intencionalidades.
Ernesto Suarez destiló una verdad oculta y manifestó a los medios en un balance
al paro, que “no se trata de apoyar a las personas” (dirigentes indígenas
acusados), sino a la “defensa de la carretera”. Una salida diplomática
diríamos no?
Sería importante
que esos dirigentes (Vargas, Chávez y Nuni), quienes pactaron con gobernadores
de Santa Cruz y Beni, ahora sus nuevos amos, les recuerden que esa movilización
estaba preparada para que se los respalde y no para que la utilicen con fines
de protagonismo y sea otro pretexto para confrontar al gobierno pero con otros
temas.
El llamado paro
cívico beniano no fue ni parcial, ni tuvo el respaldo esperado, porque
tanto el comercio, la banca y las instituciones públicas trabajaron con
normalidad, y sólo en la capital beniana, algunas vías amanecieron
interrumpidas por algunas barricadas y escombros que obstaculizaron
temporalmente el tránsito vehicular.
En consecuencia
no se cumplieron los objetivos que estaban trazados por los cívicos en
“respaldo” a las dirigencias de los indígenas sino que fue hábilmente
aprovechado por un grupito de opositores (latifundistas, ganaderos y
empresarios privados) que, hace un par de años, renegaban contra el indígena y
hoy hicieron un gesto de lo más hipócrita ante la vista de todos.
Los dirigentes que son tratados como angelitos, en ningún momento
han tomado en cuenta las denuncias documentadas de los negociados que a nombre
de los “hermanos indígenas”, han cometido y siguen cometiendo amparados en los
discursos elaborados por antropólogos, sociólogos, abogados, que pretenden
haber encontrado la tierra sin mal dirigida por querubines y angelitos.
Por todo ello,
la población boliviana, las dirigencias indígenas de tierras bajas, las
representaciones de las organizaciones sociales de todo el país, deberán
realizar una lectura correcta de ésta movilización, que cuando se la manejo
políticamente, se la desvirtuó y como consecuencia, perdió su propia identidad.
Mientras
existan ese tipo de dirigentes que, aprovechando la fragilidad organizativa de
sus bases, aliándose a sectores de la oposición derechista, por apetitos
personales, difícilmente podrán visibilizarse aquellos objetivos estratégicos
de la lucha política indígena a la que estuvieron llamados por sus bases y más
temprano que tarde, rendirán cuentas no sólo a su conciencia sino a una causa
mayor por la que estamos llamados todos.
El autor es comunicador y periodista orureño
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