Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Claudia Peña
En colegio, sentí lo mismo que cuando me contaron lo de la usurpación del Litoral, cuando supe que a principios del siglo XX hubo un grupo de hombres, de muy pocos hombres, que gracias a su dinero habían manejado nuestro país como su hacienda.
Simón Patiño, Hochschild y Aramayo hicieron sus imperios explotando nuestros recursos naturales de forma privada, y desde su montaña de riqueza poseían y despreciaban a Bolivia. “Repúblicas bananeras”, así se conocía a los países caribeños que sometían su soberanía a los designios económico financieros que estaban lejos de allí.
Larga, centenaria es la lucha de los pueblos por deshacerse de las fuerzas coloniales, por superar las estructuras que la colonialidad ha venido construyendo durante años de expoliación y abuso. Hoy, en nuestra cultura política está enraizado ese sentido de necesidad y emergencia de nuestros pueblos.
Pero no en todas partes es así. Los intereses privados siguen poseyendo, en esta modernidad líquida e interconectada, países enteros. ¿Sabía usted, por ejemplo, que EEUU ejecuta más de la tercera parte del gasto militar mundial? Cada año presupuesta 682 mil millones de dólares para ese fin, mientras la Unión Europea destinó menos de 13.000 millones de dólares para luchar varios años contra el desempleo juvenil. (Brasil le está poniendo 46.000 millones de dólares a todo el Mundial de Fútbol, y los fondos del Banco Vaticano para ese fin ascienden a menos de 7.000 millones de dólares).
¿Y sabía usted que el 70% del presupuesto militar mencionado va a manos privadas? Así es. Hay más de 1.300 empresas contratadas por el Gobierno de EEUU para realizar en su nombre las delicadas tareas de defensa y vigilancia. Booz Allen Hamilton (BAH) es una de las más grandes y es ahí donde Edward Snowden trabajaba. Es decir, lo que Snowden sabe es lo que su excontratista sabe. Pero Obama no parece estar muy preocupado al respecto. En EEUU pareciera normal que directores de la NSA (la agencia nacional para la seguridad del Estado) hayan sido, o sean en el futuro, parte de los directorios de esas omnipresentes empresas: Mike Mc Connell, actual vicepresidente ejecutivo de BAH, es exdirector de la NSA.
En el caso de BAH, casi la totalidad de sus ingresos viene de sus negocios con el Gobierno. Es decir, es una empresa que solamente vive de ejecutar una de las funciones más propias de un Estado que se precie como tal: defensa y seguridad nacional.
Aun así, en EEUU no se ha instalado el debate respecto a la independencia en las decisiones estatales respecto a la colusión de intereses que pueden surgir entre empresas que viven del negocio de la guerra y el terrorismo, y un aparato estatal penetrado hasta en sus más íntimos espacios por esos intereses. ¿Quién decide la guerra en el país que gasta más en ella?
EEUU pareciera ser el amo del mundo, pero los amos de EEUU son pocos y más poderosos e imponen leyes, políticas mundiales y miedos, y pisotean los derechos humanos y manejan la información.
Los Patiño de EEUU toman decisiones a escala planetaria, pero al pueblo de EEUU parece no importarle y quema sus derechos como una humilde e irrelevante ofrenda en la gigantesca hoguera de la seguridad nacional.
Y mientras Evo Morales resiste y le dice al burócrata español “No vas a revisar mi avión, porque yo no soy un mentiroso y tengo dignidad”, el pueblo de EEUU calla y, al igual que varios países europeos, se deja hurgar, requisar y vigilar por los poderosos magnates de la guerra, aquellos que siembran tormentas para enriquecerse con las tempestades.
La autora es ministra de Autonomías en Bolivia
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