Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Ricardo Jiménez A.
7 de julio de 2013
El 4 de
julio recién pasado protestas multitudinarias sacudieron prácticamente todo el
territorio del Perú, motivadas por legislaciones que avanzan en privatizar la educación
superior y recortar derechos laborales de trabajadores públicos aún por debajo
de los estándares internacionales del siglo XX. Dos días después, tras dos años
de silencio al respecto y casi 3 millones de soles gastados por su despacho de
primera dama, la poderosa esposa del presidente, Nadine Heredia, anuncia
públicamente que no será candidata presidencial en las elecciones de 2016,
sepultando objetivamente casi cualquier posibilidad real del nacionalismo de
alcanzar nuevamente el gobierno en el próximo período.
En ese
contexto, volvemos a entregar un artículo que escribiéramos hace exactamente un
año, donde analizando los hechos de entonces proyectábamos un derrotero como el
actual.
La muerte electoral de un gobierno
(6 de julio de 2012)
El
profuso uso en manifestaciones de un ataúd con el nombre del presidente,
muestra no sólo la creatividad del descontento popular, sino que simboliza,
trasmite y hace explícito un hecho objetivo: antes de un año de gobierno, éste
ya ha muerto como lo que fue, una opción electoral de mayorías. Una mala
noticia para las expectativas electorales de la pareja presidencial. También
para quienes vieron en la salida en masa de los mejores cuadros intelectuales,
técnicos y profesionales progresistas del gobierno la gran oportunidad de
quedarse y trepar sin necesidad de otro mérito que la incondicionalidad a lo
que sea que se haga.
Confundiendo
pragmatismo con errores políticos fundamentales, han perdido irremediablemente
la base electoral que los convirtió en alternativa política, no por el carisma
de la pareja presidencial, como los zalameros con que han terminado rodeados
les han hecho creer, sino porque representaban y supieron dar salida política
al intento por encarar y buscar soluciones reales y sustentables a los
profundos problemas y descontentos estructurales que plantea el actual modelo
económico y político del país, caracterizado por su dependencia primario
exportadora de recursos naturales, su centralismo limeño y su impronta
autoritaria y represiva.
Asimismo,
han perdido el apoyo electoral de centro que fue forzado por el apoyo activo de
esa base electoral descontenta a entender esa necesidad estructural y buscar un
camino no autoritario para dar una salida viable al país. Y que ve ahora que
este gobierno es más incapaz aún que los anteriores para buscar otras
respuestas que no sean la represión y la permanente crisis de los estados de
emergencia. Finalmente, está muy claro que no han logrado ni de lejos
conquistar la base electoral de la derecha en Lima, cuyos principales voceros:
los monopolios mediáticos y sus representantes políticos, a pesar de que el
gobierno les ha entregado en bandeja de plata la dirección de todos los asuntos
y los puestos clave del estado, les echa públicamente en cara ser responsables
de la crisis actual, ya que habrían exacerbado las expectativas con sus
promesas electorales. Lo cual es objetivamente cierto, aunque no por las
promesas electorales de la pareja, sino por la experiencia histórica y la
consciencia de los pueblos de regiones y de las fuerzas progresistas de haber
vencido a esos mismos monopolios mediáticos y representantes de la vieja elite
política, haciendo valer la democracia para imponer una alternativa electoral
distinta. Conjuntamente, los culpan y presionan, acusándolos de “blandos”,
exigiendo todavía más mano dura y represión, en torno a la defensa cerrada del
premier
Valdés.
El
absoluto desgaste del estado de emergencia, que se supone prohíbe reuniones, y
de la represión desatada para disuadir por el terror el descontento masivo de
la población, corre paralelo a este desgaste electoral, que ya hace unas
semanas, con ocasión de un acto público por el cumpleaños del presidente
Humala, mostró cómo, de la espontánea euforia popular de masas motivadas por el
llamado histórico, programático, se pasa silenciosa pero significativamente a
la vieja y tradicional “portátil”, que con recursos e incentivos estatales para
facilitar el traslado y motivar la asistencia, logra acarrearse para la
ocasión, tal cual todos los gobiernos anteriores desde la dictadura de Fujimori
que patentó el mecanismo.
Lo que
al gobierno anterior del APRA le tomó cinco años, para terminar, a pesar del
uso de todos los recursos del estado en la campaña electoral, con apenas una
mínima bancada, al límite legal de cinco congresistas (y según muchas versiones
con una pequeña ayudita de la entidad electoral, ONPE), a la pareja
presidencial le ha tomado apenas 8 meses, desde que dieron el auto golpe de
estado programático, expulsaron a quienes diseñaron la propuesta de gobierno
original, y pusieron al actual premier Oscar-estado de emergencia-Valdés a
poner (des)orden.
Con
suerte, si el desgaste no llega a niveles insostenibles, la pareja
presidencial, aunando a quienes permanezcan como incondicionales (lo cual, como
ya se ha hecho evidente, baja objetivamente el nivel de cuadros, discursos y
propuestas que sean capaces de mostrar) y a un mínimo nuevo electorado (a estas
alturas, esto depende de los errores que puedan cometer las opciones de derecha,
de centro y progresistas y no de lo que pueda hacer la pareja presidencial),
lograrán apenas un trocito de la torta política en las próximas elecciones, lo
cual les permitirá una mínima existencia política entre la vieja elite, pero
abrirá también una dinámica de conflictos entre quienes hayan sacrificado su
imagen política a su lado con el norte de obtener a cambio algún ascenso en el
estado, sin que se haya logrado entonces suficiente para todos.
Es una
triste realidad para ellos, pero no más triste que la de los excluidos de
siempre que hoy, por enésima vez, son impunemente asesinados, primero
simbólicamente como “extremistas ideológicos… que deben atenerse a las
consecuencias” (según el presidente del país), y después físicamente, como a
“perros”, como grita, rebosante de impunidad, un policía a la población de
Cajamarca.
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