Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Arturo D.
Villanueva Imaña (*)
¿Cuál es el verdadero sentido de los 13 pilares de la Agenda Patriótica que
el presidente Evo Morales planteo en la Asamblea Legislativa Plurinacional el
13 de enero de 2013, en ocasión de brindar informe de gestión?.
Al respecto y desde entonces se han planteado diversos tipos criterios; en
unos casos se ha sostenido que se trata del intento por esbozar un programa
electoral que respalde su postulación presidencial en las elecciones del 2014.
En otros casos se ha criticado la Agenda Patriótica, asimilándola al modelo
(emergente del periodo neoliberal) y traducido en los Objetivos del Milenio que
se aprobaron en el seno de las Naciones Unidas a fines de los años 90, cuando
se trazaron similares metas para cumplir hasta el año 2015. También se ha
sostenido que dicha Agenda podría constituir el Programa Político ausente que
llene el vacío existente en la Tesis Política aprobada por el IPSP/MAS y donde
se propugna y sostiene la construcción del socialismo comunitario para Vivir
Bien en armonía con la naturaleza. Como se puede apreciar, no solo existen
diverso tipo de opciones y enfoques para encarar la Agenda Patriótica, sino que
cada una de ellas implica también diverso tipo de resultados sobre el
desarrollo de Bolivia.
El análisis que sigue adoptará como hilo conductor de las reflexiones, el
planteamiento oficial que ha sido transmitido por el propio Presidente del
Estado Plurinacional, como por el delegado presidencial nombrado
específicamente para llevar adelante la construcción de dicha Agenda
Patriótica.
En el primer caso, en el mismo discurso de presentación de la Agenda
Patriótica, el Presidente Morales afirmó que “ahora nos toca construir con
claridad los pilares fundamentales para levantar una nueva sociedad y estado
más incluyente, más participativo, más democrático sin discriminación sin
racismo sin odios sin división como manda la Constitución Política del Estado”.
En el segundo caso, en entrevista publicada por el periódico Página Siete de 2
de junio de 2013, César Navarro afirma que “estos 13 puntos que plantea el
Presidente son una mirada de largo plazo, es la materialización de la
Constitución Política del Estado y esa materialización implica la construcción
del Estado, de la economía y de la sociedad plurinacional”. Como se puede
apreciar, en ambos casos resaltan 2 aspectos centrales: la necesidad de
construir un nuevo Estado, una nueva sociedad y una nueva economía, que a su
turno esté en consonancia y responda a la Constitución Política del Estado.
Para efectuar un balance sobre los propósitos oficiales enunciados para
construir la Agenda Patriótica, efectuemos una revisión de la Constitución
Política del Estado, a fin de precisar algunos aspectos centrales referidos al
tipo de Estado, la economía y la sociedad que allí se han perfilado.
Lo que dice la Constitución Política del Estado

El artículo 8 del Capítulo Segundo, referido a los Principios, valores y
fines del Estado, en su inciso segundo, señala que “el estado se sustenta en
los valores de unidad, igualdad, inclusión, dignidad, libertad, solidaridad,
reciprocidad, respeto, complementariedad, armonía, transparencia, equilibrio,
igualdad de oportunidades, equidad social y de género en la participación,
bienestar común, responsabilidad, justicia social, distribución y
redistribución de los productos y bienes sociales, para vivir bien”. Es muy
clara la adopción de principios y valores que son diametralmente opuestos a la
competencia, el consumismo, el individualismo, etc., que corresponden al
sistema capitalista imperante y, por lo mismo, representan una visión y
paradigma alternativos al modelo occidental.
En el artículo 9, referido a los fines y funciones del Estado, resalta el
inciso 1, donde se plantea “construir una sociedad justa y armoniosa, cimentada
en la descolonización, sin discriminación ni explotación, con plena
justicia social”;(el subrayado es nuestro en ésta y las siguientes citas de
la Constitución Política del Estado).
En cuanto a la Estructura y Organización Económica del Estado, que
corresponde a la Cuarta Parte de la Constitución, en el artículo 306 de las
disposiciones generales, el inciso I) afirma que “el modelo económico boliviano
es plural y está orientado a mejorar la calidad de vida y el vivir
bien de todas las bolivianas y bolivianos”. El inciso III) sostiene que “la
economía plural articula las diferentes formas de organización económica sobre
los principios de complementariedad, reciprocidad, solidaridad,
redistribución, igualdad, seguridad jurídica, sustentabilidad, equilibrio,
justicia y transparencia. La economía social y comunitaria, complementará el
interés individual con el vivir bien colectivo”. Al respecto es importante
destacar dos aspectos primordiales. Primero, que las diversas formas de
organización económica que componen la economía plural deben cumplir los
principios señalados en el inciso III) que corresponden a una visión no
capitalista de la economía y que por tanto están orientados a construir el
vivir bien (entendido éste como paradigma alternativo al capitalismo). Segundo,
que no solo se respeta y reconoce la economía plural compuesta por formas de
organización comunitaria, estatal, privada y social cooperativa, cuyas
características y atribuciones se detallan en los artículos 307 a 310 de la
misma Constitución, sino que en el caso de la economía social comunitaria, a
diferencia de las otras 3, no solo es reconocida, respetada y protegida, sino que
el Estado deberá promoverla, fomentarla y promocionarla en el área rural
y urbana (Ver: inciso 6 del art. 311). La precisión no es menor cuando parcial
e interesadamente se busca destacar en forma aislada cada una de las formas de
organización económica, como si se tratase de compartimentos estancos, para
hacer prevalecer la privada (o la cooperativa, etc. según algún interés parcial
y sectorial), sino que estas formas de organización económica, tienen como base
el cumplimiento de los principios señalados en el tercer acápite mencionado más
arriba y que forman parte de la construcción del paradigma alternativo al
capitalismo y del socialismo comunitario para Vivir Bien.
El artículo 312, inciso I) refuerza estos criterios, porque sostiene que
“toda actividad económica debe contribuir al fortalecimiento de la soberanía
económica del país. No se permitirá la acumulación privada de poder
económico en grado tal que ponga en peligro la soberanía económica del Estado”.
Finalmente, el artículo 313 señala que “para eliminar la pobreza y la
exclusión social y económica, para el logro del vivir bien en sus múltiples
dimensiones, la organización económica boliviana establece los siguientes
propósitos: 1) generación del producto social en el marco del respeto de los
derechos individuales, así como de los pueblos y de las naciones. 2) La
producción, distribución y redistribución justa de la riqueza y de los
excedentes económicos. 3) La reducción de las desigualdades de acceso a los
recursos productivos. 4) La reducción de las desigualdades regionales. 5) El
desarrollo productivo industrializador de los recursos naturales. 6) La
participación activa de las economías pública y comunitaria en el aparato
productivo”.
De esta somera revisión efectuada al modelo de Estado, la estructura y la
organización económica del país que se busca construir y que se encuentran
contenidas en la Constitución Política del Estado, queda claro que los aspectos
centrales están dirigidos a:
1)
consolidar y fortalecer la soberanía económica para la
liberación nacional;
2)
la descolonización (interna y externa);
3) la promoción y fomento de la economía social
comunitaria, como base del socialismo comunitario, y
4)
la construcción del paradigma alternativo del Vivir
Bien en armonía con la naturaleza.
Operativización de la Agenda Patriotica y las
prioridades formuladas
Ahora bien, enumerados los aspectos centrales que la Constitución Política
del Estado establece para construir el nuevo estado plurinacional, transformando
aquella economía y aquella sociedad que correspondían al Estado republicano y
neoliberal; veamos lo que sucede en la práctica para efectivizar dicho perfil.

“No debemos ver que el desarrollo es antagónico a la preservación de la
Madre Tierra. Invertir en desarrollo económico es invertir en un hecho
tangible (…). Estamos hablando de desarrollar el concepto de economía plural y
esto implica la concurrencia simultánea del Estado de la economía comunitaria,
familiar, privada etc., para que puedan ampliar nuestras capacidades productivas.
Cuando hablamos de diversificación productiva y soberanía alimentaria estamos
hablando de desarrollar la economía al interior de la sociedad. Nuestro
objetivo para 2025 es que seamos garantes alimentarios de nuestra sociedad y
para ello estamos planteándonos más inversión, más empleos y consumo interno.
Eso es reducción de la pobreza”[i]/.
De lo señalado por el delegado presidencial, queda claro que no existe ninguna
mención que rescate el contenido de la Constitución Política del Estado y
oriente la Agenda Patriótica a la construcción del socialismo comunitario, o el
paradigma del Vivir Bien como alternativa al modelo capitalista predominante.
(Cuán importante sería por ejemplo establecer indicadores para medir el Vivir
Bien…). Tampoco se plantea contribuir a la consolidación de la soberanía
económica para garantizar la liberación nacional y la descolonización externa;
más bien, se puede apreciar que el propósito está en plena consonancia con la
visión desarrollista de los organismos internacionales como el Banco Mundial,
el BID o la CAF (que de hecho ya han expresado que “prestarán” –como significa
literal y metafóricamente el costo y endeudamiento económico y de soberanía que
implican acceder a sus servicios- todo el apoyo necesario para impulsar la
Agenda Patriótica), puesto que ello conlleva únicamente, a decir del propio
delegado presidencial, “más inversión, más empleos y consumo interno”, para
ampliar la capacidad productiva y desarrollar la economía interna. En esos
términos, el delegado presidencial no se plantea, ni por un momento cuestionar
el sistema capitalista y occidental imperante, y mucho menos piensa en
contribuir a la construcción de uno alternativo. Solo se trata de “equilibrar”
desarrollo y preservación (en este caso de la Madre Tierra) que equivale a
aquel antiguo postulado del desarrollo sostenible, que ampara el extractivismo,
la economía verde y la mercantilización de los recursos naturales y sus
servicios.
Un razonamiento de este tipo es engañoso porque pretende hacer creer que
los organismos internacionales no tienen (o no representan) determinado
tipo de intereses y, por tanto, obedecen las decisiones supuestamente soberanas
que adopta Bolivia en el campo del desarrollo, la explotación de sus recursos
naturales y su economía; sino que además están dispuestas a colaborar con un
proceso de cambio y transformación que se encuentra en la antípoda del modelo
capitalista y neoliberal que ha dado origen a estos organismos internacionales.
En realidad, dichos organismos de financiamiento no solo han encontrado el
camino más expeditivo para continuar obteniendo buenos réditos de sus negocios,
sino que “apoyan” emprendimientos desarrollistas, extractivistas, etc., acordes
a sus propios intereses y el modelo imperante. Por tanto, optar por el
desarrollo y fortalecimiento económico, solo con el propósito de garantizar la
provisión de servicios y el bienestar de la población, reducir las brechas de desigualdad
y la pobreza, o asegurar el abastecimiento alimentario, equivale a alinearse
detrás y al final de un modelo de desarrollo (el occidental, capitalista,
neoliberal y extractivista) que no solo se encuentra en crisis, sino que está
en decadencia. Es decir, equivale a apostar a perdedor, pero con el agravante
de que al hacerlo no solo se hipoteca y abandona un proceso de cambio y
transformación que se propuso construir una sociedad, un Estado y una economía
diferentes y alternativos al sistema dominante, sino que lo hace a nombre de
ese proceso, pero utilizando los mismos argumentos y medios que han erosionado
sus propias bases de sustento (de ese capitalismo decadente) y que constituyen
la causa y origen de los desastres ambiental y ecológico, la crisis económica,
la convulsión social y la pobreza que de hecho están padeciendo actualmente.
Es más, inclusive en el campo de la lucha contra la pobreza y el
achicamiento de las brechas de desigualdad que representan algo así como la
voluntad expresa para apoyar (o emprender) procesos económicos y sociales
llamados progresistas y aún transformadores; debe tomarse en cuenta que
mientras ello suponga ampliación del mercado, la creación de nuevas
oportunidades de negocios, la redistribución de los ingresos y la riqueza
nacional, e inclusive la reducción drástica y constante de las desigualdades
económicas entre los más pobres y los más ricos (que está dando lugar a la
ampliación y creación de nuevos sectores y clases medias); se trata de
iniciativas que no afectan y más bien refuerzan el sistema de explotación
dominante.
Debe tomarse en cuenta que cuanto más se reduzcan las brechas económicas
entre pobres y ricos, y más se amplíe y crezca la base social de los sectores y
clases medias, entonces lo que sucederá es que ellas mismas abandonarán el
proyecto que los sacó de la pobreza, así como las luchas y demandas sociales
por igualdad y no exclusión que abanderaban antes, para encarar la defensa de
su nueva situación, la ampliación de los privilegios que corresponden a su
nueva situación y la exigencia para que se les otorgue las condiciones para
acumular riqueza y mejorar sus beneficios. Es por ello que se afirma que los
procesos de transformación que no avanzan, terminan estancándose y
retrocediendo. Al respecto, es muy elocuente que siendo la Agenda Patriótica un
instrumento que debería construirse en consonancia al mandato de la
Constitución Política del Estado y, por tanto, profundizar el proceso de cambio
y transformaciones; sugestivamente no solo no ha merecido ningún rechazo de los
sectores conservadores y de la oposición que podrían ver amenazados sus
intereses, y más bien ha sido recibida y ponderada muy favorablemente por
entidades y organismos internacionales, tradicionalmente caracterizados por
impulsar políticas neoliberales.
Para finalizar, sea oportuno destacar otra idea fuerza que el delegado
presidencial para la Agenda Patriótica se ha encargado de subrayar: la
necesidad de una planificación ampliamente participativa para establecer una
política de Estado en el largo plazo.
Al respecto, César Navarro sostiene que la Agenda Patriótica “es un diálogo
que devuelve la condición de sujeto político constituyente a la sociedad civil.
(…) ese sujeto político que luchó por aprobar la Constitución hoy tiene que
luchar por la materialización de la Constitución. Por lo tanto, la Agenda no es
más que instaurar e institucionalizar ese diálogo horizontal entre la sociedad
y Estado…”[ii]/.
La importancia de estas afirmaciones radica en el hecho de que como se
puede colegir también en otras entrevistas realizadas al delegado[iii]/, el énfasis principal
está orientado a destacar la importancia de lograr la más amplia participación
ciudadana en el proceso de construcción de la Agenda, antes que subrayar y
promover los objetivos estratégicos que debe (por mandato constitucional)
perseguir la construcción de la misma. Bajo el argumento de que se trata de “un
salto cualitativo que está rompiendo las viejas lógicas de planificación, donde
las sociedades son constructoras de su Estado y su economía”, sustituye el
objetivo estratégico por el sujeto social. Sabiendo que se trata de definir un
norte y una nueva visión del Estado, la economía y la sociedad, pero que esté
acorde al mandato constitucional; se conforma con promover una amplia
participación social, asignándole un protagonismo que, por lo demás, ya viene
siendo cada vez más una práctica regular y ordinaria para consensuar políticas.
En realidad parece un artilugio por el que se hace el ejercicio de cambiar
algo (elaborar participativamente una política que antes era definida
cupularmente, en el gobierno o por comisiones especialmente conformadas), para
que nada cambie y se continúe haciendo más de lo mismo, sobre todo en lo que
respecta al modelo de Estado, la sociedad y la economía. Una confirmación
adicional de lo mencionado es posible verificar, cuando los reportes
periodísticos dan cuenta de las reuniones que se realizan con el tema de la
Agenda Patriótica, donde lo importante no es lo que se discute y aporta, sino
quiénes participan.
De continuarse en esta lógica, es claro que no solo se habrán abandonado
los postulados y objetivos estratégicos del proceso de cambio y transformación,
sino también el mandato constitucional emergente de las luchas populares.
El autor es Sociólogo, boliviano
[iii]/ Ver por ejemplo, Periódico Página Siete, La
Planificación una deuda histórica de Bolivia. 3 de julio de 2013. Periódico
Página Siete. Entrevista. Desayuno Trabajo. 2 de junio de 2013. Periódico La
Razón. Suplemento Animal Político. 9 de junio de 2013.
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