Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Rafael Puente
Definitivamente, la política marítima es la más acertada de
nuestro actual Gobierno. Y parece ser que la conducta prepotente del Gobierno
chileno está facilitando que aquí entendamos bien lo que faltaba, y es que
nuestro Estado Plurinacional discute con un Estado no sólo centralista, sino
acostumbrado a imponer la fuerza por encima de la razón, tanto dentro de sus
fronteras como fuera de ellas. Eso no quita que tenga pleno sentido seguir
acudiendo a la Corte Internacional de Justicia, a la Organización de Estados A
y a quien corresponda, pero sin hacernos la ilusión de que el Estado chileno
acatará sus eventuales decisiones.
Por lo demás, es evidente que el Estado chileno incumple el
Tratado de 1904 al extremo de entregar a empresas privadas la administración de
los puertos bolivianos, lo que incluye el derecho de ponernos las trabas que
quieran y de perjudicar nuestro comercio exterior. Y no deja de tener gracia
que ahora los transportistas pesados bolivianos le exijan a nuestro gobierno
que haga algo para que la huelga de los transportistas chilenos deje de
perjudicarlos…
¿Por qué no se aplican ellos la misma lógica cuando bloquean
nuestros caminos y perjudican a toda la población? Pero, además ¿qué puede
hacer el Gobierno de un país con gremios movilizados de otro país vecino? Pero
más allá de este componente anecdótico, es evidente que para Bolivia comerciar
a través de territorio controlado por Chile resulta cada vez menos interesante.
Y frente a esa realidad —que no parece que la CIJ ni nadie
vaya a poder cambiar— resultan acertadas las últimas medidas de nuestro
Gobierno, empezando por el proyecto del tren bioceánico y terminando en haber
invitado a Perú a la reunión de países que no tienen salida al mar, y todo ello
combinado con un nuevo impulso para aprovechar la vieja oferta peruana de
permitirle a Bolivia el uso del puerto de Ilo.
¿Que a nuestros transportistas les queda más lejos? Ni modo,
así nomás son nuestras posibilidades. A cambio de eso podremos disponer de un
puerto controlado por el Estado boliviano y por sus instituciones, libre de los
intereses de empresas privadas chilenas.
Y todo esto no quita que sigamos reivindicando nuestro
histórico territorio costero, y que sigamos acudiendo a todas las instancias
posibles. Por una parte es una solución provisional —y parcial— a nuestro
enclaustramiento y, por otra parte, es un golpe a la economía del Estado
chileno (cuyo norte vive principalmente del comercio con Bolivia) y tal vez sea
con el tiempo el golpe que le haga entender que la razón tiene que primar sobre
la fuerza.
Pero claro, es una maniobra que requiere mucho capital y aquí
está la interrogante: ¿Estamos todavía a tiempo de invertir ese capital —que
podríamos tener— en una empresa auténticamente estratégica, en lugar de
invertirlo en elefantes blancos, dignos de los emiratos árabes?
¿Realmente seremos capaces de entender que la utilización del
puerto de Ilo es mucho más importante que la construcción —¡y el amoblado!— del
rascacielos del Ministerio de Economía, que la construcción del nuevo Palacio
Legislativo, que la construcción del nuevo Palacio Real (léase de Gobierno),
que el auspicio espectacular de los Juegos Odesur, que el presupuesto inaudito
del cada vez más insoportable Ministerio de Comunicaciones o que seguir
auspiciando ese Rally que paradójicamente se sigue llamando "Dakar” (y que
en el verdadero Dakar ya no lo quieren)?
Y ojo, a fuerza de más y más créditos chinos —vale decir,
seguir hipotecando nuestros recursos naturales no renovables— al final no va a
tener sentido la inversión en el puerto de Ilo, porque ya no vamos a tener nada
que exportar por el Pacífico, ni dinero para seguir importando. Por tanto,
resulta urgente que nuestro Gobierno sea consecuente con su mayor acierto
político y que priorice la alternativa de un puerto alternativo a los chilenos.
Aunque se quejen los transportistas bolivianos y el Canciller chileno…
El autor es miembro del Colectivo Urbano por el
Cambio (CUECA) de Cochabamba
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y Twitter: @escuelanfp
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