Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Baher Kamal
La humanidad se
acerca cada vez hacia lo que podría llamarse el apocalipsis climático. La
concentración promedio mundial de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera
alcanzó un nuevo récord en 2016, y no caerá por debajo de los niveles
anteriores a 2015 durante muchas generaciones.
La advertencia la hizo la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y confirma una vez más la alarma
de expertos y organizaciones especializadas en el clima.
El secretario general de la OMM, Petteri
Taalas, dijo que 2015 marcó el comienzo de una nueva era de optimismo y acción
por el clima, tras el acuerdo de cambio climático alcanzado en París que entró en vigencia el viernes 4 de noviembre de 2016.
“Pero también pasará a la historia por
marcar una nueva era de la realidad del cambio climático con concentraciones
récord de gases de efecto invernadero”, agregó.

La OMM advirtió a principios de este año
que la temperatura del planeta subió un grado desde el inicio del siglo XX, a
medio camino del umbral crítico de los dos grados, y que los planes nacionales
contra el cambio climático adoptados hasta el momento no bastarían para evitar
un incremento de tres grados.
Los niveles de CO2 habían alcanzado
previamente la barrera de las 400 partes por millón en determinados meses del
año y en ciertos lugares, “pero nunca antes (como) promedio mundial para todo
el año”. Según la OMM, el fenómeno climático de El Niño impulsó el crecimiento
de CO2 cuando se desató en 2015 y se extendió con fuerza hasta este año.
“El umbral de 400 partes por millón es de
gran importancia simbólica”, afirmó el anterior secretario general de la OMM,
Michel Jarraud, en 2014. “Debe servir como otra llamada de atención sobre el
aumento constante de los niveles de gases de efecto invernadero que están
impulsando el cambio climático y la acidificación de nuestros océanos”,
destacó.
Esto desencadenó sequías en regiones
tropicales y redujo la capacidad de “sumideros” como los bosques, la vegetación
y los océanos para absorber CO2.
Estos sumideros absorben actualmente
alrededor de la mitad de las emisiones de CO2, pero existe el riesgo de que
puedan llegar a saturarse, lo que aumentaría la fracción de dióxido de carbono
emitido que permanece en la atmósfera, según el Boletín sobre Gases de Efecto
Invernadero.
El CO2 permanece en la atmósfera durante
miles de años, atrapando el calor y provocando el calentamiento del planeta.
La vida útil del CO2 en los océanos es
aún más larga. Según la OMM, es responsable de 85 por ciento del efecto de
calentamiento del planeta en la última década.
Por otra parte,
la Convención de las Naciones
Unidas de Lucha contra la Desertificación dice
que las sequías y las inundaciones que afectan a muchas partes del mundo están
vinculadas a la corriente de El Niño, que habría impactado a 60 millones de
personas este año.
“En algunas zonas, incluso en el noreste
de Brasil, Somalia, Etiopía, Kenia y Namibia, las consecuencias de El Niño se
hacen sentir tras años de sequías severas y recurrentes. La recuperación es
imposible para los hogares que dependen de la tierra para su alimentación y
mano de obra agrícola, sobre todo cuando se degrada la tierra”, declaró la
secretaria ejecutiva de la Convención, Monique Barbut.
Estas condiciones no solo son
devastadoras para las familias y las comunidades. Si no se atienden, pueden
convertirse en una causa de migración y terminar con graves abusos contra los
derechos humanos y amenazas a la seguridad a largo plazo, añadió.
“Lo hemos visto antes – en Darfur tras
cuatro décadas de sequía y desertificación y, más recientemente, en Siria, tras
la larga sequía de 2007 a 2010″, explicó Barbut.
Es una “tragedia ver cómo se quiebra una
sociedad cuando podríamos reducir la vulnerabilidad de las comunidades con
medidas sencillas y asequibles, como la restauración de las tierras degradadas
en las que viven, y ayudar a los países a establecer mejores sistemas de alerta
temprana de sequías, para prepararse y gestionar la sequía y las inundaciones
“, según Barbut.
La agricultura
representa una quinta parte de las emisiones totales
La Organización
de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó que la rapidez del cambio
en el clima mundial se expresa en fenómenos meteorológicos más extremos y
frecuentes, como olas de calor, sequías y aumento del nivel del mar.
Los impactos del cambio climático en la
agricultura y las consecuencias para la seguridad alimentaria ya son alarmantes
y son los temas de este informe, explicó el director general de la FAO, José
Graziano da Silva, en referencia a El
estado de la agricultura y la alimentación de 2016, que cómo se pueden adaptar
al cambio climático los pequeños agricultores para hacer que los medios de vida
de las poblaciones rurales sean más resilientes.
Una conclusión importante es que existe
la necesidad urgente de apoyar a los pequeños agricultores a adaptarse al
cambio climático, que entre otros grupos, son los más vulnerables al fenómeno.
“Van a exigir mucho mayor acceso a las
tecnologías, mercados, información y créditos para la inversión para adaptar
sus sistemas y prácticas de producción al cambio climático”, señaló.
A menos que se tomen medidas ahora para
hacer que la agricultura sea más sostenible, productiva y resistente, los
efectos del cambio climático comprometerán seriamente la producción de
alimentos en los países y regiones que ya son sumamente expuestos a la
inseguridad alimentaria, advirtió Da Silva.
“A través de sus efectos en la
agricultura, los medios de vida y la infraestructura, el cambio climático
amenaza todas las dimensiones de la seguridad alimentaria. Expondrá tanto a la
población pobre urbana y rural a precios de los alimentos más altos y volátiles”,
observó.
Según el director general de la FAO,
también afectará la existencia de alimentos al reducir la productividad de los
cultivos, la ganadería y la pesca, e impedir el acceso a los alimentos al
trastornar los medios de vida de millones de personas de zonas rurales que
dependen de la agricultura para sus ingresos.
y Twitter: @escuelanfp
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