Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Gustavo
Espinoza M.
Hasta la mañana de hoy no habían llegado hasta nosotros los resultados
oficiales al 100% de los votos escrutados luego de los comicios de ayer,
ocurridos en Nicaragua. Por eso, hasta el 66% del recuento, se tenían informes
imprecisos. Unos, sostenían que el FSLN había logrado el 71.3% de los votos. Y otros, el 72.1%. Pero nadie ponía en duda
que se trataba de la más rotunda victoria obtenida por partido, o fuerza
alguna, en la Centroamérica a nuestro tiempo.
¿Cómo explicar este éxito del Frente Sandinista? Valdría la pena hacer
un breve recuento de la historia del país luego de la aciaga dictadura de
Somoza.
Como se recuerda, esa “estirpe
sangrienta” -los Somoza- detentó el Poder en Nicaragua durante casi
40 años. El padre -el viejo Anastacio- y los hijos, gobernaron a la sombra del
amo yanqui que les tenía muy mal concepto, pero que los usaba porque eran la
“garantía” de sus “intereses”.
En los más duros años de la dictadura, y para enfrentarla, asomaron en
el escenario Nica, dos fuerzas: una oposición burguesa integrada en el FAO (el Frente Amplio Opositor) y
otra revolucionaria, personificada por el FSLN.
La primera de estas opciones quiso reemplazar a Somoza en las dos
funciones: en la tarea de administrar el país, y representar de modo más
solvente los intereses del Imperio. En esa mira, se jugó hasta el 19 de julio
de 1979, cuando el pueblo, masivamente, respaldó al Frente Sandinista de
Liberación Nacional que había luchado, con las armas en la mano, contra la
dictadura asesina.
EL FSLN llegó al Poder por la vía de la lucha guerrillera, en lo que fue
la segunda victoria de este corte en nuestro continente luego de la gesta de
Sierra Maestra. Con la fuerza del pueblo, se hizo gobierno y desarrolló un
programa de transformaciones revolucionarias que le cambió el rostro a la
sociedad nicaragüense.
No todos fueron aciertos en la aplicación de esta política. También hubo
errores e improvisaciones. Y hasta algunos indicios de corrupción que dejaron
mal sabor en distintas esferas de la vida ciudadana.
Pero no fueron esas las causas de la derrota del Sandinismo a comienzo
de los años 90. Fue la desembozada presión del Imperio, que declaró una abierta
guerra económica contra Nicaragua; el impulso a acciones armadas en distintas
zonas del país, y la campaña de desinformación que desplegó la “prensa grande”
dentro y fuera de Nicaragua, los factores que generaron una verdadera “crisis
de gobernabilidad”.
Ella obligó al Sandinismo a convocar elecciones que finalmente le
confirieron el gobierno a la Oposición Burguesa de antes, que se hubo mantenido
y recompuesto.
Entre 1990 y el 2007 estas fuerzas gobernaron Nicaragua. Y fracasaron en
toda la línea. No pudieron desmantelar las transformaciones sociales impulsadas
por el Sandinismo, aunque lograron si, episódicamente, volver a los esquemas
crematísticos del pasado: la salud dejó de ser gratuita, y la educación también.
Pingües negocios hizo la “actividad privada” en ambos rubros de la vida del
país.
Adicionalmente, la burguesía en el Poder fracasó ampliamente en el plano
social. Se encareció desmedidamente el costo de la vida, se hizo popular la
ineficacia de las gestiones de gobierno y campeó, realmente, la inseguridad y
la corrupción en sus más diversas variantes. Por lo demás, se impuso la
angurria de los gobernantes que, finalmente, escindieron a sus propios partidos
en el empeño por apoderarse de tajadas del Poder. Fue eso lo que permitió que
en el año 2007, el Sandinismo recuperara su sitial.
Se valió, para ese efecto, en primer lugar de la experiencia adquirida,
y de las conquistas legadas a la población. Pero también de su unidad, que fue
verdadera garantía de victoria. Y de la solvencia de su núcleo dirigente, que
nunca perdió vínculos con su pueblo. Un sostenido y constante “trabajo de
bases”, le permitió al Sandinismo mantener muy en alto su mensaje y sus
objetivos de lucha.
De ese modo, a partir del 2007, el Sandinismo logró recuperar plenamente
la confianza de su pueblo.
Daniel Ortega no es un “político de oficio”. Insurgió como un
guerrillero, que se jugó la vida en la lucha contra el Somocismo. Estuvo
perseguido y encarcelado. Estuvo en la montaña. Y al frente de su pueblo. No
fue nunca un burócrata de oficina, ni un orador de palabra fácil o retórica
cautivante.

Hoy, el acierto -y el reto- de la política del FSLN es sacar adelante a
Nicaragua resolviendo las demandas que la realidad impone a su pueblo. Por eso,
ese país es considerado hoy el más seguro de Centroamérica; y con seguridad
también, de América Latina.
El crecimiento económico, es constante; y el bienestar de la población
se puede palpar de manera cotidiana. La apertura del Canal Interoceánico desde
suelo Nicaragüense, abrirá inmensas perspectivas para el desarrollo del país.
La sensación que fluye de la calle, es de confianza, seguridad y alegría.
El éxito de la política del gobierno, no solo ha afirmado su imagen.
También ha debilitado significativamente a la Oposición. Y la ha dividido. Una
parte de ella, se abstuvo de participar en los comicios de ayer, pero su
ausencia pasó desapercibida. Nunca antes hubo comicio alguno con mayor
afluencia de electores. La otra parte, intervino, pero alcanzó una votación
exigua, incluso menor que la que le acreditaban las encuestas.
El resultado electoral de Nicaragua no solo pone freno a la ofensiva
yanqui contra el proceso emancipador latinoamericano. También, señala un camino
para los pueblos de la región. Y afirma, sobre todo, el heroico legado de
Sandino.Síguenos en Facebook: Escuela Nacional de Formacion Politica
y Twitter: @escuelanfp
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