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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...

La voluntad de enfrentar las dificultades


Por: Fidel Castro
Aquí lo que hemos estado discutiendo en estos días y el enorme esfuerzo de este año —de los últimos años en general, pero sobre todo de este último año— es buscar en la ciencia y en la técnica la solución de nuestros problemas.
No hay duda de que el periodo especial nos ha obligado a un esfuerzo extraordinario, no hay duda de que el período especial tiene que ver con este aceleramiento. Es cierto que el proceso de rectificación nos llevaba por muy buen camino. Los esfuerzos realizados en los últimos cinco o seis años en el campo de la investigación científica comenzaron mucho antes que el desastre en el campo socialista; pero el período especial nos ha obligado a un esfuerzo extraordinario en este terreno como una cuestión de supervivencia.
La supervivencia de la Revolución y del socialismo, la preservación de la independencia de este país depende hoy, fundamentalmente, de la ciencia y de la técnica. Y no voy a decir que sea únicamente un problema de la ciencia y de la técnica; yo diría que es, en primer lugar, un problema político, una cuestión de conciencia, de espíritu de lucha, de voluntad, decisión y valor para resistir, para enfrentar dificultades, cualesquiera que sean. Es decir, este esfuerzo de la ciencia y de la técnica requiere de una premisa política, que es la voluntad de luchar y de vencer.
Se comprenderá mejor, si ustedes tienen en cuenta el golpe tan terrible que ha recibido nuestro país con el desastre socialista, desastre del cual no tenemos nosotros ninguna culpa como no sea la de haber copiado, en determinado momento, cosas que no debíamos haber copiado, a la vez que fuimos capaces de hacer muchas cosas originales, porque esta Revolución se ha caracterizado por su originalidad, y por algo está aquí a los dos años del desastre, cuando muchos no concebían siquiera que este país pudiera mantenerse libre, independiente y revolucionario durante un minuto, si un día ocurría lo que ocurrió en el campo socialista.
Se lo atribuyo a las características tan peculiares de nuestra Revolución, a sus métodos, a su estilo, a las características y a las virtudes de nuestro pueblo; al hecho de que no se cometieron aquí errores que se cometieron en otras partes; al hecho de que vimos claro, muy claro, lo que iba a pasar con lo que estaban haciendo allá, cuando veíamos aquella destrucción sistemática de los valores históricos del pueblo soviético, cuando veíamos la destrucción sistemática del prestigio y de la autoridad del partido, del Estado, del gobierno; cuando veíamos la influencia creciente de occidente y de la ideología occidental, cuando vimos todos aquellos fenómenos que a nosotros nos hicieron daño también, porque aquí circulaban por millones determinadas publicaciones y podíamos ver cómo se estaba llevando a cabo aquel proceso implacable de destrucción de los valores del socialismo.
¿Cómo se puede mejorar el socialismo destruyendo los valores históricos de un proceso revolucionario, o cómo se puede perfeccionar el socialismo destruyendo el partido, o destruyendo el Estado, el prestigio y la autoridad del Estado, destruyendo el gobierno? Para nosotros era una cosa clara y evidente cuando en cambio había mucha gente que se iba detrás de la bola de trapo y le parecía maravilloso todo aquello, y que íbamos a comenzar una era de socialismo como ni siquiera lo soñó Tomás Moro o los mayores utopistas.
Las realidades son las realidades, y un país que estaba aquí a 90 millas de Estados Unidos no podía cometer esos errores. De modo que ocurrieron allí cosas que aquí no ocurrieron.
Nuestro proceso de rectificación, que estaba muy consciente de su necesidad, comenzó antes de que se hablara de perestroika en la Unión Soviética, y una de las características del proceso cubano era rectificar cosas que habíamos copiado incorrectamente en nuestros métodos de trabajo, en nuestros conceptos sobre la construcción del socialismo. Nosotros estábamos rectificando errores de copia cometidos, tendencias negativas y errores que se habían desarrollado; pero eso no podía empezar, de ninguna forma, por destruir el Partido. El Partido es el gran instrumento, el Partido había que mejorarlo, perfeccionarlo; pero la autoridad del Partido no se podía destruir, los valores morales de nuestra Revolución y nuestra historia no se podían destruir. De modo que la vida y los hechos han demostrado que la línea seguida por nuestro Partido fue la línea correcta.
¿A qué dio lugar todo lo otro? A una situación tan triste como que no exista hoy el campo socialista, a una situación tan triste como que no exista hoy la Unión Soviética, un país que escribió páginas tan brillantes en la historia, un país que prestó tan extraordinarios servicios a la humanidad, un país que salvó al mundo del fascismo y que al costo de 20 millones de muertos derrotó aquella tenebrosa concepción del imperialismo, un país que derramó ríos de sangre por el progreso humano. Y hoy nos podemos preguntar cómo es posible, qué quedó de todo aquello; vean que los errores hicieron posible lo que el enemigo no pudo hacer. Lo que Hitler no pudo hacer, lo que la intervención imperialista no pudo realizar en los primeros años de la Revolución de Octubre, liquidar a la Unión Soviética, han podido lograr los errores de los hombres.
Por eso les decía que nuestro país no tiene ninguna responsabilidad en esos acontecimientos históricos; pero, en cambio, ha tenido que sufrir terriblemente las consecuencias de ese desastre. Las ha tenido que sufrir todo el movimiento revolucionario y todo el movimiento progresista en el mundo, las ha tenido que sufrir el socialismo; pero nuestro país las ha tenido que sufrir en un grado más alto que ningún otro, porque durante 30 años fuimos llevando a cabo nuestro programa de desarrollo económico y social, sobre las sólidas bases de nuestras relaciones económicas con el campo socialista y la Unión Soviética, y todo eso se ha derrumbado prácticamente en 24 meses, ¡en solo veinticuatro meses! Es decir que nuestro país y nuestra Revolución han tenido que soportar un golpe terrible y ese golpe se mide en el hecho de que en 24 meses las importaciones de mercancías de nuestro país se han reducido a la mitad; de alrededor de 8 000 millones que eran las importaciones —incluyendo importaciones para inversiones y sin contar armamento—, de 8 000 millones se redujeron a menos de 4 000 millones al año en solo 24 meses.
¿Qué otro país, sin las características del nuestro; qué otra revolución, sin las características de nuestra Revolución, habría podido soportar ese golpe? Esas circunstancias nos han obligado no solo al período especial, sino al esfuerzo especial que estamos haciendo dentro de esta situación.
De modo que si ya para nosotros era clara, muy clara, la necesidad de hacer este esfuerzo en el campo de la ciencia y la técnica antes de estos problemas, a partir de la situación internacional actual esto se convirtió en una cuestión de vida o muerte para el país. Y de lo que se ha discutido en este foro, es de todo aquello que precisamente ayude a enfrentar estas circunstancias por las que atravesamos…
Fragmento del discurso pronunciado en la clausura del VI foro nacional de piezas de repuesto, equipos y tecnologías de avanzada, efectuada en el palacio de las convenciones, el 16 de diciembre de 1991.

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