Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Joel García
“Papá, murió Fidel”, fue la única frase que hilvanó mi hija por teléfono para despertarme en la noche del 25 de noviembre del 2016. Y recordé al Che de inmediato y su carta de despedida: “En una Revolución se triunfa o se muere si es verdadera”.
La Revolución es verdadera. La muerte también. Y Fidel, el Comandante en Jefe, ese que hace tres meses y 12 días festejó sus 90 cumpleaños no volverá a respirar entre nosotros como un mortal. Es la noticia para la que nunca nos hubiéramos preparado porque la pérdida de un padre, de un familiar querido, de un fundador de pueblo, siempre es tan dura que desgarra el corazón y llena de lágrimas el alma.
Vendrán ahora sus honras fúnebres y los recuerdos de todos, de cada palmadita en el hombro, de cada discurso estremecedor, de cada gesto desprendido por hacer de Cuba más libre, independiente, soberana, socialista y revolucionaria. Vendrán de nuevo su sonrisa, su gallardía, su amistad incondicional, su visión de futuro, su ejemplo más austero, su entereza como hombre, su liderazgo natural y ganado a fuerza de convicciones y de un amor profundo por una idea justa.
Para Fidel las crónicas, los testimonios y el homenaje serán pocas hoy. Tantas razones hay para despertar sobresaltado con la noticia como para asumir el futuro de Cuba desde la victoria, el optimismo y la firmeza que nunca la abandonó hasta el 25 de noviembre del 2016, a las 10:29 horas de la noche.
“Papá, murió Fidel”. La noticia telefónica me sacó de la cama como a cualquier cubano digno. Nadie me pidió estas líneas bien difíciles de escribir. El dolor y el honor, el Fidel que conocí y conozco, el Comandante invicto e imperfecto, el de frases eternas y consejos multiplicados, el revolucionario más grande de esta Isla en el siglo XX merece mucho más que una muerte física. Merece la gloria.
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