Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Silvia
Ribeiro
Desde el primero de agosto corre la noticia de
que Monsanto tuvo que abandonar la construcción de una de las plantas más
grandes del mundo de semillas de maíz transgénico que sería instalada en
Córdoba, Argentina, en la municipalidad Malvinas Argentinas. Desde ahí,
pretendían distribuir a América Latina y más allá. Es un hecho de enorme
trascendencia, pero la empresa no lo ha querido admitir públicamente, porque la
razón de su salida es la persistente resistencia popular de vecinos, jóvenes y
madres, que mantienen bloqueada la planta desde 2013.
Es una victoria que no sólo tiene un enorme significado para la lucha de
este pueblo de 12 mil habitantes, sino para todo el mundo, para las muchas
luchas populares desde abajo que tantas veces se enfrentan a intereses que
parecen gigantescos e imposibles de derrotar. Es un freno a los venenos de la
trasnacional semillera más grande y resistida del planeta, pero además es un
mensaje de aliento a los que en todas partes luchan por la defensa de sus
territorios y comunidades, urbanas y rurales, por su vida y la de sus hijas e
hijos, a contrapelo de la lógica dominante que intenta convencernos que son
luchas imposibles.
La primera noticia la trasmitió la Asamblea del Bloqueo en Malvinas el
pasado primero de agosto, cuando la empresa Astori Estructuras llegó al terreno
a desarmar las instalaciones por encargo de Monsanto. (http://tinyurl.com/j28t82f) Dos días
después, un artículo en iProfesional relató que fuentes de la
trasnacional explicaron que se van porque había bajado el área de producción de
maíz en el país y con las protestas de los vecinos, ya no resultaba rentable
construir la planta. Monsanto tiene otra planta de producción de semillas de
maíz transgénico en Rojas, provincia de Buenos Aires, y por ello dicen que
ahora no sería necesaria una segunda planta, aunque en 2012 afirmaron que sería
una inversión de mil 500 millones de dólares.

Aunque Vanesa advierte que aún quieren confirmación definitiva, agrega
que ya el pueblo de Malvinas se ha convertido en un ícono de resistencia.
Es una demostración de que el pueblo puede organizarse y, por más que parezca
que está todo listo, cerrado y sellado, se pueden revertir esas decisiones. Si
la gente se organiza, puede. (http://tinyurl.com/jmkbddh)
La lucha contra Monsanto en esta localidad se inició desde el anuncio
oficial de la planta en 2012. El bloqueo, con un campamento que se mantuvo por
casi tres años bajo frío, calor, lluvia y viento, se instaló al finalizar el
festival Primavera sin Monsanto, en septiembre 2013. Vecinas y vecinos de la
localidad, jóvenes y las Madres de Ituzaingó –barrio de Córdoba fuertemente
afectado por los agrotóxicos de la siembra de transgénicos, donde muchas han
perdido hijos y otros familiares por cáncer–, han sido el corazón de la
resistencia, que creció hasta repercutir a nivel nacional e internacional,
apoyados también por médicos y científicos críticos. Han sufrido ataques y
amenazas constantes. El camino no ha estado exento de conflictos y divisiones
internas, como tantas veces nos pasa en las luchas, pero los esfuerzos están
dando fruto.
En el festival de 2013, informando y acompañando a los vecinos a
instalar el bloqueo estuvo el científico Andrés Carrasco (fallecido en 2014),
que denunció los efectos de glifosato y transgénicos en la salud, por lo que
fue fuertemente atacado por empresas y grandes asociaciones agrícolas. Madres y
vecinos lo recuerdan y le dedican este momento.

Sumado al revés en Córdoba y a la resistencia a esta ley Monsanto,
la empresa está en otra confrontación inusitada para el mundo, en la Suprema
Corte de la Nación en Argentina: el rechazo judicial en mayo 2016 a patentar
una metodología para hacer semillas transgénicas (http://tinyurl.com/jx5apf9). La sentencia
cuestiona que la modificación del ADN de una planta permita a las empresas
apropiarse de toda la planta, que no es un invento sino naturaleza y
trabajo campesino. Hay mucha movilización social en apoyo a esta sentencia, que
sería la primera vez que le niegan por vía judicial a Monsanto patentar
semillas transgénicas.
También en México se mantiene por casi tres años una demanda colectiva
contra las trasnacionales que tiene suspendida la siembra de maíz transgénico.
Y también aquí y en muchas otras partes sigue el tejido desde abajo, resistiendo
y construyendo la fuerza social capaz de tornar posible lo imposible.
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