Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Juan José Bedregal
Las
estadísticas han hablado. De acuerdo al último reporte del Instituto Nacional
de Estadística (INE), el crecimiento interanual del Producto Interno Bruto de
junio de 2015 a junio de 2016 es del 4,43%, cifra que, tan sólo por 7
centésimas, liquida la posibilidad del pago del doble aguinaldo “Esfuerzo Por
Bolivia” para la gestión 2016.
La
reacción de los grandes y pequeños empresarios fue de alivio, mientras que los
trabajadores del Estado, funcionarios públicos y la Central Obrera Boliviana
(COB) alzaban el grito al cielo en los medios y redes sociales. Las
expectativas de los agentes económicos empezaban a operar en sentidos opuestos:
los asalariados resignados a dejar de contar con el segundo aguinaldo y los
empleadores aliviados y pensando en qué destino dar a los montos previstos para
el pago del beneficio en caso necesario.
Hago
énfasis en las expectativas de los agentes económicos porque éstas gobiernan sus
decisiones de inversión, consumo y ahorro: las amas de casa acuden al mercado
con una expectativa de los precios, en base a la que prevén el gasto para la
semana; los empresarios deciden la producción e inversión en base a
expectativas sobre la demanda y los costos de producción; los jefes y jefas de
familia deciden cuándo ahorrar o contraer deudas en base a expectativas sobre
los ingresos a percibir en el futuro.
El
doble aguinaldo es un ingreso que llega a una porción relativamente baja de la
población: sólo el 30% de la Población Económicamente Activa cuenta con un
empleo formal y condiciones laborales estables. Aun así se estimó que la medida
estimularía el consumo mediante un efecto de “goteo” que llegaría también a
incrementar los ingresos de los comerciantes, oficios, artesanos y trabajadores
por cuenta propia; los más pesimistas llegaron a creer que este efecto
dispararía una crisis inflacionaria.
Pese a
que el consumo de los hogares se incrementó en los años en que fue pagado el
segundo aguinaldo, la inflación mensual no superó el 1% y la acumulada el 6,5%,
límites aceptables de acuerdo a la teoría económica. El ahorro en el sistema
financiero también se incrementó alrededor del 11% respecto al mes de noviembre
reflejando una tendencia de la población a prever ahorros para futuros gastos,
como la compra de útiles escolares o simplemente para mantener constante su
consumo.
Aquí es
donde entran en juego las expectativas, tanto en las empresas como en los
hogares. En 2013 nadie podía haber previsto el pago de un segundo aguinaldo,
por lo cual es lógico suponer que muchas empresas redujeran su margen de
utilidades, generando reducciones de personal o negociación del beneficio a
cambio de mantener puestos de trabajo, e inclusive el cierre de empresas.
En los
hogares, el incremento en el ingreso hizo que el consumo creciera durante el
último trimestre del 2013, lo que acompañó el aumento normal en la actividad
económica que generalmente se produce a fin de año. Sin embargo, es importante
señalar que el consumo siguió creciendo pero a tasas mucho menores, reflejando
un comportamiento previsor en un contexto de baja incertidumbre.
Una vez
pagado por primera vez el segundo aguinaldo, los agentes económicos pueden haber
previsto nuevamente el pago del beneficio en la gestión 2014. Las altas tasas
de crecimiento de la economía boliviana que ha llegado a liderar el crecimiento
en la región, llevaron a la población a considerar cierta esta posibilidad. Las
empresas pudieron prever el pago de catorce sueldos anuales en lugar de trece,
e igualmente los trabajadores esperar el ingreso extra a fin de año.
El rol
de las expectativas se comprueba al comparar el aumento del consumo y el ahorro
para fines de 2014 y 2015; el consumo de fin de año creció a tasas menores, el
ahorro se disparó, mientras que la inflación se estabilizó. La sorpresa surge en
la presente gestión cuando se trató de generar tendencias de opinión que
exageraban los efectos del doble aguinaldo sobre la economía, aludiendo a la
pérdida de fuentes de trabajo y cierre de empresas.
Los
sectores empresariales grandes y pequeños, sobre todo los agroindustriales,
empezaron a confundir la noción de una “crisis” y recesión en la economía
boliviana, con la de una desaceleración del crecimiento. Es decir, un menor
crecimiento no significa recesión, aunque las corrientes de opinión pública
empezaron a considerar erróneamente que sí. El efecto de las expectativas en
este caso fue afectado por la presencia de fenómenos climáticos como El Niño.
En
Bolivia el sector agropecuario es altamente vulnerable ante eventos climáticos.
Fanny Vargas, economista de la UMSA, estima que en los años donde se presenta
el fenómeno de El Niño la tasa de crecimiento de la economía se reduce en 0,25
puntos porcentuales sólo por el efecto en el sector agropecuario, es decir más
o menos 81 millones de USD dependiendo de la magnitud del “Niño”[i];
por tanto es comprensible que los sectores vinculados al agro vean su situación
mucho más difícil cuando se presentan fenómenos climáticos.
Este
factor de incertidumbre por fenómenos climáticos generó incertidumbre sobre el crecimiento
de la economía boliviana no sólo en sectores empresariales, sino también en los
pequeños productores. Las expectativas no implican ningún tipo de premonición
sino tan sólo el uso de la información disponible, y bajo incertidumbre la
conducta de los agentes económicos depende de su aversión al riesgo; e2016 las
expectativas sobre el crecimiento de la economía y el pago del segundo
aguinaldo eran inciertas.
Al
respecto, un estudio realizado por Pablo Mendieta y Lizet Morales para el
período 2002 a 2007 estimó que el comportamiento de los consumidores en Bolivia
es poco prudente en el sentido que el consumo sigue creciendo a pesar de la
incertidumbre[ii].
Esto significa que los bolivianos prefieren consumir en el presente en lugar de
ahorrar para el futuro cuando enfrentan situaciones inciertas respecto a sus
ingresos futuros.
Este
aporte permite observar que cuando los ingresos se consideran ciertos y
previsibles, el consumo y el ahorro se incrementan; y por otro lado cuando los
ingresos futuros son inciertos se prefiere mantener el consumo en detrimento
del ahorro. La reacción en los precios (en la coyuntura actual) es aún incierta,
pues debe combinar no sólo los efectos del consumo sino también el efecto de
los fenómenos climáticos que tienden a incrementar el precio de los alimentos.
Es muy
posible que este escenario de incertidumbre se prolongue hasta la siguiente
gestión, debido a que no existe certeza sobre la magnitud de la desaceleración
de la economía nacional, sumada al riesgo de que ocurran nuevos eventos
climáticos como el Fenómeno de La Niña, que por lo general sucede al año
siguiente de un Niño. Este fenómeno también genera pérdidas en el sector
agropecuario, las cuales dependerán de las medidas que tomen todos los niveles
de gobierno con el objeto de reducir la vulnerabilidad ante eventos climáticos.
Dado el
comportamiento del consumo de los hogares bolivianos según el estudio de
Mendieta y Morales, el no pago del segundo aguinaldo no disminuirá el consumo en
los hogares, manteniendo el incremento normal de fin de año. Las empresas por
el contrario, tendrán utilidades mayores a las que hubieran tenido de haber
pagado el segundo aguinaldo. Sin embargo, las previsiones de crecimiento de la
economía boliviana antes de los fenómenos climáticos se estabilizaban alrededor
del 4,85% para 2016. Incluso con el fenómeno del Niño y su efecto aproximado de
0,25%, el crecimiento debería haberse situado en el 4,6%.
El
efecto de las expectativas jugó en este caso un rol inverso: el proceso de
crear opinión pública contra el doble aguinaldo no operó solamente desde los medios
de comunicación, sino que fue sumado a la percepción negativa de los pequeños
productores del occidente (víctimas de los fenómenos climáticos) hacia las amas
de casa en los mercados y centros de abasto.
La
formulación del Presupuesto General del Estado para 2017 debe contemplar la inversión
pública y el gasto que permitan reducir la vulnerabilidad ante un posible
fenómeno de La Niña. Este 2016 pudimos observar que el crecimiento no sólo es
vulnerable ante los fenómenos climáticos, sino también ante unas expectativas
demasiado frágiles ante shocks negativos sobre la producción.
De este
modo tanto la vulnerabilidad climática como el comportamiento de las
expectativas, establecen una doble incertidumbre respecto al desempeño de la
economía en 2017.
[i]
Vargas, Fanny (2015). “El Impacto del
Fenómeno del Niño sobre la producción agropecuaria y su incidencia en el
crecimiento del PIB”. Presentación en el Noveno Encuentro de Economistas de
Boliva. Oruro, octubre de 2016.
[ii]
Mendieta, Pablo y Morales, Lizet (2010).
“Consumo e Incertidumbre: Una
Investigación Empírica para Bolivia”. Compendio del Cuarto Encuentro de
Economistas de Bolivia. Sucre, agosto de 2011. Disponible en www.bcb.gob.bo
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