Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Carla Espósito Guevara
Yo fi una de las voces que, a contracorriente, rechazaron
el argumento de que Hilary era “el mal menor”, simplemente porque su
trayectoria como Secretaria de Estado lo había demostrado. Era la candidata del
establishment, la ficha de Wall Street y la mejor aliada del complejo militar
industrial. Fue la promotora de todas las intervenciones armadas en el oriente medio
que destruyeron más de un país, desde Libia, pasando, Yemen hasta Siria. Tal
era su hazaña que prometía incluso llevar entusiastamente al mundo hacia una reedición
de la guerra fría. No es casual que parte de su campaña se basara en infundreir
el miedo contra Rusia y repetir hasta el cansancio la existencia de una
supuesta alianza ente Trump y Putin.
Pero eso no significaba creer que Trump fuera
una buena opción. Como Zizek dijo hace poco, “ambos son lo peor”. Los peligros
de tenerlo al mando de la Casa Blanca son obvios, ha movilizado los más oscuros círculos
supremacistas blancos, atizando abiertamente la xenofobia anti-inmigrantes y la
misoginia como su bandera. Apoya las llamadas “leyes de libertad religiosa”,
impulsadas por los conservadores para negar servicios a las personas LGTB. Sin
olvidar sus declaraciones sobre el cambio climático que, según él, es un
concepto “creado por y para los chinos, para hacer que el sector manufacturero
estadounidense pierda competitividad”. Sin duda Trump representa lo más
decadente de los valores
norteamericanos. La única ventaja que nos deja su triunfo sobre Clinton, es que
quizás, por el momento, no vayamos hacia una tercera guerra mundial.
Entonces, con este haz de virtudes, ¿cómo
explicar su popularidad? ¿Qué hizo que la gente votara por él? ¿Cómo, con sus
grotescas propuestas, logró conquistar al electorado norteamericano? El éxito
de Trump, es otro de los triunfos que sorprendió al mundo junto con el NO en
Colombia y el BREXIT en el Reino Unido. Es realmente difícil explicar, cómo un
candidato que se daba por derrotado, incluso en las primarias de los
conservadores, ganara las elecciones presidenciales, pasando por candidatos
mucho mejores que él, desafiando incluso el poder de las grandes cadenas mediáticas,
que estuvieron en su contra.
Primero, habría que decir que desde la crisis
financiera del 2008, la derechización es un fenómeno mundial, en varios países
de Europa han crecido enormemente movimientos de ultraderecha, ahora América
Latina avanza también por ese camino, especialmente en Brasil y Argentina, en
ese contexto el triunfo de Trump no resulta una excepción.
Por otro lado, yo diría que su popularidad es
producto de los efectos que el neoliberalismo ha causado en los Estados
Unidos, que dejó de ser la potencia industrial de antes. Hoy ya no produce casi
nada, excepto armas, toda su industria se ha desplazado haca países del Asia.
Según Trump, en los últimos quince años, en Estados Unidos, más de 60.000
fábricas tuvieron que cerrar y casi cinco millones de empleos industriales bien
pagados desaparecieron. Por eso trajo de vuelta el proteccionismo, mientras
ataca fuertemente el NAFTA y el Acuerdo Trans Pacifico. “Vamos a recuperar el
control del país, haremos que Estados Unidos vuelva a ser un gran país”, fue uno
de los slogans de su campaña. Entonces quienes votaron por Trump lo hicieron
creyendo en su promesa de reindustrializar el país y generar trabajo.
Su discurso violentamente anti-Washington y
anti-Wall Street sedujo, en particular, a los electores blancos, empobrecidos
por los efectos de la globalización económica y a los trabajadores afectados
por y el cierre de fábricas manufactureras, en los que el mensaje de Trump está
calando hondo. Apela a los instintos, a las entrañas, no a la razón y se dirige
hacia la gente cansada del establishment político. Esto explica que, una de sus
consignas que voló como el viento, fue la de “drain the swamp” (secar el
pantano) que significaba barrer con la corrupción en Washington.
Podemos decir también que el voto hacia Trump es
el del miedo, miedo al latino, miedo al
negro, miedo al musulmán, miedo al migrante, que es el miedo a perder el trabajo. Parte de esto fue la propuesta levantar un nuevo muro que separe México de Estados Unidos, para contener la migración de aquel país hacia la gran potencia y acusar a los inmigrantes ilegales mexicanos de que son “corruptos, delincuentes y violadores”. Un discurso típico de periodos de crisis.
negro, miedo al musulmán, miedo al migrante, que es el miedo a perder el trabajo. Parte de esto fue la propuesta levantar un nuevo muro que separe México de Estados Unidos, para contener la migración de aquel país hacia la gran potencia y acusar a los inmigrantes ilegales mexicanos de que son “corruptos, delincuentes y violadores”. Un discurso típico de periodos de crisis.
Salvando obvias diferencias, creo ver en el
fenómeno Trump ciertos paralelos con los hechos, retoricas, discursos e
interpelaciones que explicaron el ascenso del fascismo en Alemania, lo que
espero, es que este triunfo no inaugure un ciclo similar en la historia
contemporánea.
y Twitter: @escuelanfp
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